Marino Alvarado, abogado, egresado de la Universidad Central de Venezuela y con una especialización en Derecho Internacional Económico, es quien coordina las actividades estratégicas del Programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos, PROVEA, quienes el 15 de octubre de 2013 cumplieron 25 años de labor en defensa de los ddhh en el país.
Pertenece a la tercera generación de Provea ya que esta fue fundada en 1988 por dos mujeres y un hombre. Una educadora (Dinorah Contramaestre), una socióloga (Ligia Bolívar) y un trabajador Social (Raúl Cubas).
Ingresó en 1995, como abogado, y luego fue coordinador del equipo jurídico; desde 2007 funje como Coordinador General.
“Cuando ingresé no tenía experiencia previa en cuanto a la defensa de los derechos humanos, aprendí defendiendo”, comenta Alvarado.
Voto de pobreza
Alvarado, al igual que muchos defensores de derechos humanos en el mundo, reconoce que en su trabajo hay una especie de “voto de pobreza” porque los salarios son muy bajos, pero el compromiso social de acompañar a los más humildes en la defensa de sus derechos lo mueve a continuar con su representación.
Lo que más valora de su labor es la variedad de personas con las que se relaciona. “Puedes empezar un día desayunando con un alto funcionario del estado, al mediodía atendiendo algún diplomático y en la tarde reunido con trabajadores, campesinos, policías”, indica. (Prensa Amnistía Internacional)