En algunas universidades de Guayana se siembra la semilla de la defensa de los derechos humanos, pero aún falta por despertar un masivo interés en el estudiantado.

María Ramírez Cabello
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La defensa de los derechos humanos es una tarea más práctica que teórica, pero desde las aulas, desde el ámbito académico, también se contribuye a su protección.

Luisa Pernalete aporta su grano de arena también desde las aulas, al dictar la cátedra electiva, a través de la cual busca sensibilizar en esta materia y, en segundo término, buscar soluciones

Los intentos por defender los derechos humanos en las casas de estudio en Ciudad Guayana surgen a partir de cátedras electivas, foros y actividades de acercamiento con las comunidades y a través del servicio comunitario.

Para el estudiante de tercer año de Derecho de la UCAB Guayana, Jonathan Fayor, el tema debería ser promovido desde la educación primaria. En su caso, el interés por el área nació a raíz del asesinato de su padre en abril de 2011 al momento del robo de su armamento como Policía del estado Bolívar.

El joven cursa en la UCAB Guayana el “Seminario de Educación y Derechos Humanos”, a cargo de la profesora Luisa Pernalete, y aunque reconoce que no todos los estudiantes están duchos en el área, hay interés.

“El estado de los derechos humanos es preocupante porque el Estado no garantiza los derechos como debiese y es importante que todos los ciudadanos tengamos conocimientos para poder defenderlos”, señala.

“Creo que este tipo de materias debe extenderse a otras carreras y hasta a la educación primaria, así como hay un lenguaje de matemáticas debemos aprender de los derechos humanos desde la escuela”.

A propósito de la materia electiva, estudiantes de la carrera han realizado varias actividades pro derechos humanos, incluyendo la recolección de fondos para organizaciones pequeñas como Ventana a la Libertad, que presentó un informe sobre la situación carcelaria venezolana ante la Corte Interamericana de los Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos (OEA).

Luisa Pernalete aporta su grano de arena también desde las aulas, al dictar la cátedra electiva, a través de la cual busca sensibilizar en esta materia y, en segundo término, buscar soluciones.

“Sólo cuando sientes lo que siente la víctima, actúas, y eso lo tiene que dar no sólo un estudiante de Derecho sino todos. El Estado no va a actuar si no hay una ciudadanía vigorosa; mientras sigamos aguantando, ésa es la lluvia que te va inundando hasta que te ahogas”, asegura.

Desde el servicio comunitario

Desde el servicio comunitario universitario, también se promueve la defensa de los derechos humanos, pero Jackelyn Fernández, coordinadora de servicio comunitario de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Gran Mariscal de Ayacucho, considera que al área no se le ha dado el valor debido.

“El servicio comunitario no ha sido valorado en la posibilidad que tiene de lograr que los jóvenes se involucren en diversas temáticas que pudieran enfocarse hacia la resolución de problemas. El área es asumida por docentes y estudiantes como un fastidio e, incluso, a veces es tomado de forma despectiva y creo que el servicio comunitario debe ser el eje transversal de los programas de desarrollo profesional en todas las universidades”.

Considera que si lo que se está buscando es que los profesionales tengan una perspectiva más humana, el área de servicios comunitarios busca precisamente retomar los valores.

Fernández señaló que las universidades del estado y del país en general, con contadas excepciones, están en pañales en esta materia. “Estamos en pañales… los derechos humanos no podemos seguirlos viendo como un asunto lejano. El simple hecho de acudir a varios supermercados para completar la cesta de alimentos es un problema de derechos humanos, pero la gente no tiene esa perspectiva”.

La docente aseguró que los derechos humanos están implícitos en todo “y no son asunto exclusivo de abogados, nos pertenecen a todos y en la medida que los conozcamos podremos defenderlos”. (María Ramírez Cabello, Correo del Caroní, 10.12.12)

“No lleguemos tarde”

El docente Francisco Flecha Andrés expresó en un trabajo titulado “Humanismo y Trabajo Social”, de la Universidad de León (España, 2003), que la universidad es un servicio público, independientemente de si su gestión es pública o privada, y se convierte “en un espacio privilegiado, en un verdadero taller de creación de pensamiento libre, de planteamiento, revisión, crítica y alcance de los Derechos Humanos, como exigencia de vida y organización socio-política permanentemente revisables”.

Esteban Beltrán y Pedro López López, director de Amnistía Internacional en España y profesor de Ciencias de la Documentación, respectivamente, escribieron sobre Derechos Humanos en la enseñanza universitaria en el 2008.

Los especialistas señalaron que la formación en derechos humanos no es una materia exclusiva de las titulaciones de Derecho, sino que se trata de una formación imprescindible para que la futura actividad profesional de los estudiantes se encuentre orientada bajo una responsabilidad social que debe ser aportada por un enfoque de derechos humanos.

“No es un lujo estudiar derechos humanos; es la manera de, al mismo tiempo, mejorar como profesional y facilitar la función social de las profesiones que salen de la universidad. No lleguemos tarde”.

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