“Cada día estamos peor, el poder adquisitivo se nos fue de las manos hace mucho tiempo y el salario mínimo no alcanza para nada”, expresó un comprador que madrugó para comprar en el estatal Bicentenario
“La inflación es el peor impuesto que pagan los ciudadanos y es el resultado de una mala administración, que en el caso de Venezuela es mayor porque la producción ha disminuido demasiado”, expresó Julia Campo, residente de San Félix, al cuestionar el reciente aumento salarial de 30% anunciado por el presidente Nicolás Maduro y oficializado este martes en la Gaceta Oficial N° 40.769.
El aumento salarial entra en vigencia el primero de noviembre y elevará el ingreso mínimo mensual a 9.648 bolívares, que sumado al bono de alimentación cuya base de cálculo fue ajustada a 1,5 Unidades Tributarias con 30 días de cálculo, aumentará el ingreso mensual a Bs. 16.398.
“Eso no es suficiente, todo está más caro y el sueldo no alcanza para nada”, indicó José Castro, quien tenía casi seis horas en la cola del Abasto Bicentenario, en donde a diario clientes madrugan para obtener alimentos a precio subsidiado.
Escasos recursos
En una ciudad en la que la cesta alimentaria supera los Bs. 40 mil, de acuerdo con los cálculos del Centro de Investigación para la Educación, la Productividad y la Vida de la Universidad Católica Andrés Bello, campus Guayana (Ciepv – UCAB Guayana), el nuevo ingreso mensual de Bs. 16.398 es insuficiente para cubrir el costo de la canasta básica familiar, compuesta por alimentos y servicios, coinciden habitantes de Ciudad Guayana.
Aseguran que cada ocho días deben dirigirse al establecimiento estatal para tratar de conseguir alimentos y muchas veces se acaba, restringiendo su posibilidad de comprar y obligándolos a ir a otros comercios como Santo Tomé y Makro en donde tampoco los consiguen. Trabajadores independientes y formales manifiestan que el aumento del salario mínimo no es la medida más idónea “para solventar la crisis por la cual está pasando el país”. Consideran que el Gobierno debería estimular la producción nacional y abrir nuevas sucursales de Mercal y Pdval más abastecidas.
“Las colas no son culpa de los bachaqueros, empresarios o de la población que se angustia por la escasez, sino del Gobierno que no provee las medidas necesarias para controlar y abastecer a los venezolanos”, expresó Gladys Guerra. La escasez es una de las causas que ha estimulado la especulación en los tarantines informales.
Padres y madres de familia califican de humillante esta situación y sostienen que deben hacer maromas para cubrir sus gastos y estirar sus recursos, con el principal temor ahora de que al hacerse vigente el aumento salarial se concrete un incremento lineal en productos y servicios en el país.
Ese es el miedo de Karina Díaz. “El 2 de noviembre todo lo van a aumentar al doble”, lamentó. (Correo del Caroní, Reyson Rojas)