Seis protestas en un solo día es el síntoma de una capital llena de problemas sin resolver. La cantidad de manifestaciones que se vivieron la semana pasada en Caracas son sencillamente el resultado de la falta de acción del gobierno, no solo central, sino también local.
Así lo considera Marco Antonio Ponce, investigador del derecho a la manifestación pacífica y conflictividad social y colaborador del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales y de Provea.
«Cada vez la gente protesta más. En los últimos cuatro años se ha batido el récord en el número de protestas, cada año la cifra aumenta un poco más y la gente lo único que le pide al gobierno es que cumpla con su obligación, que cumpla con lo que prometió al ser elegido», sostiene el investigador.
-Ante tantas manifestaciones, ¿la protesta no se ha convertido en un mecanismo trillado?
-No, al contrario, en Venezuela en los últimos años se ha consolidado la cultura de protesta. Cada vez más gente asume la importancia de exigir sus derechos independientemente del gobierno de turno. Además, en los últimos años hemos observado un nuevo fenómeno. Hasta hace dos años los actores sociales protestaban solos, si mataban a algún transportista ellos salían solos a manifestar. Ahora eso ha cambiado, hemos visto que la sociedad se ha ido organizando y es más solidaria con los distintos actores sociales, ahora protestan en bloque. Eso nos demuestra que se está concretando la cultura de la protesta, una protesta que según las investigaciones es 99% pacífica.
-¿Se está acostumbrando el Estado a trabajar bajo la presión de la protesta?
-Desde el gobierno lo que hay es una intención de deslegitimar la protesta, la lucha social, para que la gente deje de ejercer su derecho. Pero la gente igual sigue protestando, porque mientras el gobierno no ofrezca respuestas concretas, el descontento sigue allí. Nos preocupa que la burocracia ha permeado todos los espacios del gobierno, cuando alguien sale a protestar es porque ya ha agotado las instancias previas y mientras el gobierno no responda de manera oportuna la gente se seguirá radicalizando, un ejemplo son las huelgas de sangre, las de hambre y los recientes secuestros en los penales.
-En Caracas es una novedad que no haya protestas, cada día hay al menos una manifestación…
-Sí, de hecho en el país, en lo que va de 2011, hemos registrado 15 protestas diarias en todo el país. Y en Caracas hemos visto que frente a la ausencia de respuestas se mantienen las protestas. Eso es lamentable. En 2010 muchos vecinos protestaron en distintas partes de Caracas, por vivienda, aguas servidas, calle rotas, cerros que se venían y el gobierno en sus distintas instancias, nacional, local o regional no hizo nada. Resulta que con las lluvias de diciembre las zonas donde hubo más desastre, fue donde más protestaron a principio del año pasado. Si el gobierno en aquel entonces hubiese respondido no tendría el Hipódromo y otros refugios lleno de damnificados.
-Por otro lado el ciudadano común también sufre las consecuencias de las protestas y actúa con violencia.
-El cierre de calles es el modelo de lucha histórico y el más usado, porque la gente de verdad se siente afectada cuando alguien lo hace. Yo creo que la gente debería solidarizarse. Lo que pasa es que frente a la recurrencia de las protestas se empieza a generar ese fenómeno de intolerancia. Es importante apelar a la solidaridad, porque es muy probable que esa persona que está en el carro metida en la cola, mañana le toque salir a protestar.
-¿Qué pasará si la gente no sigue sin obtener respuesta a sus problemas?
-Eso es peligroso, porque el ciudadano ya se radicalizó y cuando se les incumple una promesa, la única opción es protestar de manera más radicalizada que antes. Sin embargo, no creo que lleguemos a vivir lo que pasó en Egipto, porque somos una cultura muy pacífica, los venezolanos quieren vivir en paz. (Beatriz Cruz, El Universal, 30.05.11)