Con el pretexto de que la Asamblea Nacional se encuentra en un perímetro de seguridad, la Guardia Nacional arremetió el pasado martes con gases lacrimógenos contra los candidatos opositores que entregarían sus propuestas al poder legislativo.
La criminalización de las manifestaciones se ha vuelto costumbre en Venezuela. Entre octubre de 2008 y septiembre de 2009, se produjeron 2.822 protestas pacíficas, de las cuales 187 fueron reprimidas, impedidas u obstaculizadas por organismos de seguridad del Estado, lo que representa 6,26%, de acuerdo con los datos contabilizados por Provea en su informe Situación de los Derechos Humanos en Venezuela.
Solamente en 2009, 584 personas resultaron heridas, 676 detenidas y, en la última década, 35 perdieron la vida producto del accionar represivo de los funcionarios policiales, lo que refleja, según Marco Antonio Ponce, de Provea, «una política poco democrática frente a las luchas populares».
Con la criminalización lo que se busca es implantar terror en la población. Sin embargo, parece que el Estado no ha tenido éxito en este sentido, pues en los últimos tres años el número de protestas se ha incrementado año tras año. En 2007, fueron 1.576; en 2008, 1.763; en 2009, 2.893; y en los primeros meses de 2010, 1.343.
EL ESTADO IDEAL
Si cada vez hay más represión, ¿por qué siguen aumentando las acciones de calle? Ponce considera que los venezolanos continuarán protestando porque confían en que existe un Estado ideal garantizado en la Constitución: derecho a una vivienda digna, a una contratación colectiva, a una salud pública efectiva, a la educación, a las manifestaciones pacíficas y, sobre todo, a la vida.
«Aunque hay un alto riesgo de ser detenido o incluso perder la vida por defender derechos, la gente sabe que no pide cosas novedosas, sino servicios básicos, empleo y vivienda digna. La tendencia a incrementar las protestas demuestra que la gente va a seguir saliendo a la calle y que 2010, al igual que 2009, va a ser un año récord en protestas», explica.
Por su parte, Marcos Gómez, director ejecutivo de Amnistía Internacional, señala que el aumento del número de manifestaciones es consecuencia de las carencias de la sociedad venezolana.
«En la medida en que el Estado permita que exista participación de la ciudadanía y respete la libertad de expresión, las movilizaciones por reclamos populares no cesarán porque nacen de las necesidades de la gente», añade.
Mikel Las Heras, director de conflictove.wordpress.com, blog que hace un monitoreo diario de las protestas en Venezuela, coincide con Gómez y agrega que «la gente tiene problemas que vive en carne propia. Por ejemplo, los que manifiestan porque no tienen luz en su barrio no piensan en que pueden ir presos, sino en que les resuelvan sus problemas».
Además, asegura que el Estado parece haber sido efectivo en lograr que las protestas no se relacionen entre sí. «A pesar de que aquí protesta todo el mundo, incluyendo al sector chavista, no hay un objetivo político por detrás que unifique todas esas acciones de calle», dice.
Por: Patty Fuentes Gimón
Fuente: http://www.talcualdigital.com