Gustavo Méndez

Los trabajadores universitarios practican la máxima de Santo Tomás, «ver para creer». Por esa razón, siguen en la calle manifestando hasta que en sus cuentas depositen el dinero que les adeudan.

Después de dos semanas de negociaciones, este martes los directivos sindicales le dieron un ultimátum al ministro de Educación Universitaria, Edgardo Ramírez: «Si antes del 15 de noviembre no está depositada la totalidad de las deudas radicalizaremos nuestras acciones, que implica la total paralización de actividades», advirtió el presidente del Sindicato de Empleados de la UCV, Eduardo Sánchez,

El desencuentro se produce porque, pese a los anuncios de desembolsos de dinero, aún esperan por el pago. La semana pasada el Vicepresidente Elías Jaua anunció la aprobación de 2 mil 400 millones, y en la noche del lunes el Presidente Hugo Chávez informó un aporte de 600 millones más.

Los compromisos son de tal magnitud, que los 3 mil millones no alcanzan para cancelarlos. De acuerdo a Sánchez, resta por honrar el aumento de 2009, y los intereses y compensación salarial de los jubilados.

Otra petición de los trabajadores, para la cual exigen una respuesta antes de fin de año, es un incremento salarial de 40%, con la cancelación del retroactivo desde el 1 de enero. «Los trabajadores solo exigimos nuestros derechos constitucionales», exclamó.

Por ese motivo, y bajo el grito de «¡Ministro, embustero, dónde está el dinero!» un importante grupo de empleados, en especial de la UCV, marcharon este martes hasta la Asamblea Nacional para verificar el estado de los créditos adicionales.

Rubén Darío Arrieta, miembro del sindicato de empleados jubilados, advirtió que hasta ahora sólo hay acuerdos con el Gobierno. «Nos han dicho que los fondos fueron aprobados, pero queremos certificar esa información porque en otras oportunidades nos han mentido. Estaremos tranquilos solo cuando nos paguen nuestras deudas».

Fue durante la marcha cuando el ministro Ramírez contactó a Sánchez para una reunión de emergencia, en la cual no hubo acuerdo, sino un ultimátum. (El Universal, 27.10.10)

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