Esta tragedia familiar data desde el 28 de agosto 1998, cuando tres funcionarios de la Policía de Aragua asesinaron a Benito Barrios

Oscar Barrios, de 21 años de edad, se convirtió el 29 de noviembre de 2009 a las 10 pm, en la quinta víctima de su grupo familiar cuando dos presuntos funcionarios de la Policía de Aragua destacados en el puesto de Barbacoa, en la zona Sur del estado Aragua, bajaron a la carrera de un auto particular y le dispararon matándolo en el acto. La víctima tenía orden de protección emanada por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Cidh) desde el 20 de septiembre de 2004. En el hecho también murió un amigo de Barrios.

Meses atrás, en un desesperado intento por salvar la vida, ante las innumerables amenazar de muerte que había recibido por parte de funcionarios policiales de Barbacoa, Oscar había decidido abandonar el hogar materno en Las Casitas, en el pueblo de Guanayén, y echar raíces en Valencia (Car).

Sin embargo, la invitación para disputar un partido de softbol lo convenció de retornar a su pueblo. Cuando terminaron el juego, Oscar permaneció en el campo deportivo conversando animadamente con uno de sus mejores amigos, en en ese momento y ese lugar la muerte los sorprendió a ambos.

Dolor. Esta tragedia familiar data desde el 28 de agosto 1998, cuando tres funcionarios de la Policía de Aragua asesinaron a Benito Barrios, luego de secuestrarlo de su domicilio de Guanayen.

Este integrante de la familia Barrios había estado detenido en el puesto policial, mucho antes de su asesinato, por pelear con otro ciudadano y cortarlo con una botella rota.

“A partir de esa fecha se ensañaron con mi hermano y cada vez que querían dinero o pasaba algo por la zona donde vivíamos, lo buscaban, se lo llevaban detenido y después lo soltaban muy golpeado”, relató Eloisa Barrios, hermana de Benito.

El día que asesinaron a Benito Barrios la policía lo llevó mal herido con tres disparos al hospital de Barbacoa donde murió. Los funcionarios aseguraron que tuvieron un enfrentamiento armado y tuvieron que disparar.

“Nunca mostraron arma alguna, además de que hubo muchos testigos que vieron cuando lo sacaron vivo de su casa”, añadió su hermana.

Los familiares denunciaron el crimen ante la Comisión de Derechos Humanos de la Asamblea Legislativa de Aragua, ante los medios de comunicación y ante la Fiscalía 14 de Villa de Cura, pero jamás obtuvieron justicia.

El calvario. A partir de esa fecha, la vida de la familia Barrios cambió total y abruptamente. De vivir trabajando el campo o conduciendo pequeños negocios, pasaron a convertirse en personas perseguidas, acorraladas y amenazadas por la Policía de Aragua, específicamente por el destacamento de Barbacoa y Guanayén, que no les perdonaron nunca el haber denunciado a algunos de sus miembros ante las instancias legales y a la opinión pública.

A la muerte de Benito, le siguió la de Narciso Barrios, su hermano y también trabajador del campo.

El 11 de diciembre de 2003, a las 9 pm, funcionarios uniformados de la Policía de Aragua golpearon la puerta de una casa en la que estaban reunidas varias personas, entre ellas Oscar y Jorge Barrios, sobrinos de Narciso.

Los funcionarios obligaron a empujones y gritos a todas las personas que estaban en la reunión que salieran al patio, incluida la dueña de la casa, y les ordenaron dirigirse al puesto policial.

Otro de los sobrinos de nombre Caudi, corrió a la casa de su tío Narciso y le contó lo que ocurría con sus dos primos.

El tío y sobrino salieron corriendo hasta dar alcance a la columna de personas que, con las manos sobre la cabeza, marchaban al puesto policial.

Narciso Barrios muy molesto reclamó a los policías por lo que consideró un abuso y les dijo que soltaran a sus sobrinos y que se lo llevaran a él.

“Les reclamaba insistentemente que soltaran a sus sobrinos y, cuando habían caminado unos 100 metros por un terreno baldío, frente a la licorería “Mi Refugio”, los policías voltearon y comenzaron a disparar contra Narciso dejándolo muerto en el sitio”, añadió Elisa Barrios.

Todas las demás personas huyeron, pero de inmediato reconocieron a los asesinos y los identificaron como los policías Marco Antonio Moreno Dorta, Rovira Mendoza Leomar y Riascos León José. Los funcionarios alegaron que lo que hubo fue un enfrentamiento.

La denuncia fue formulada ente las fiscalías Superior 14 y 20 de Aragua y la Defensoría del Pueblo, pero los autores materiales nunca fueron castigados.

Sobreseídos. Luis Barrios, de 24 años, tenía a su esposa a punto de dar a luz la noche en que, de un disparo de escopeta y varios de pistola, acabaron con su vida en el patio trasero de su humilde vivienda en Guanayen.

Momentos antes de las 8.30 pm, arrojaron piedras sobre el techo de zing y Luis y su esposa salieron a ver qué ocurría. Al no encontrar nada extraño, volvieron a la habitación. Cinco minutos después volvieron a lanzar piedras al techo y esta vez Luis salió sólo y, al ir a la parte trasera de su casa, lo asesinaron dos desconocidos que vestían ropa de la policía.

“Ningún vecino quiso rendir testimonio como testigo por el miedo a las amenazas de muerte que recibieron, pero personalmente nos dijeron que fueron dos policías los que le dispararon a mi hermano”, aseguró Eloisa.

La denuncia fue presentada ante la Fiscalía 20 dirigida por Néstor Luis Castellano quien solicitó el sobreseimiento de la causa y exculpó a los policías de cualquier responsabilidad.

Para leer la nota, publicada en  Últimas Noticias del 21.03.10, Pág. 8, completa visite: http://conflictove.wordpress.com

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