Esta vez fueron efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) asentados en el puesto de control Argelia, vía al Tukuko. Estaban los hijos de Carmen Fernández Romero en las adyacencias de la hacienda recién ocupada La Delicia, cerca de la carretera que va de Machiques al Tukuko, cuando les cayeron a tiros, le partieron la cara a culatazos a Cristóbal, al igual que a Leonardo, su hermano, y secuestraron a Gabi Alberto, su otro hermano.
El cadáver está en la morgue de Machiques, y no se lo dejan ver a su madre, Carmen Fernández.
Ante la pobreza y total abandono a los que están sometidas las comunidades Yukpa de Perijá, muchas veces no les queda más que pedir dinero en la carretera, pero la GNB tenía prohibida tal actividad.
Pero esta vez no lo estaban en función de pedir, sólo estaban sentados y acostados en la orilla bajo una mata, cuando llegó la guardia y comenzó la agresión verbal, física y el tiroteo.
La hermana de la víctima, Ana María, denuncia que fue retenida en un lapso de tiempo de una hora en un carro del CICPC frente a la sede de la GNB en Machiques, cuando la llevaban a declarar.
Y al final no pudo declarar porque la conversación entre ambos cuerpos de seguridad se alargaba demasiado, y le dio miedo y se bajó del carro. La GNB se metió en la casa en la Hacienda La Delicia y se llevó dos escopetas viejas que no tenían cartuchos ni habían sido disparadas desde hacía tiempo.
Carmen y Ana María Fernández exigen al Gobierno que se haga justicia en esta oportunidad, ya que sus dos hijos anteriormente asesinados y cuatro heridos nunca se han investigado, ni mucho menos castigado a sus asesinos.