El abandono de la universidad tiene varias causas: interés en migrar y preferencia por el trabajo. En la Universidad de los Andes las cifras alarman. Desde 2005 a 2015 hay un registro de 3.600 bachilleres que no se graduaron. Este año calculan que la estampida cerrará en 5.000 estudiantes de los 45.000 inscritos.
José María Anderez, secretario de la ULA, asegura que las encuestas arrojaron un componente emocional que las aulas de la academia no pueden solventar: Los jóvenes sienten que no pueden hacer una familia en Venezuela.
Este año la secretaria de la ULA y el rectorado tuvieron mucho trabajo porque quienes necesitan validar sus documentos académicos en el exterior necesitan ambas firmas. En 2015 tuvieron 2 mil solicitudes de documentos certificados, los cuales 80% eran par trámites dentro del país y 20% para el exterior. En 2016 las solicitudes se elevaron a 8 mil y la proporción se volteó: 80% de los requerimientos eran para validar los documentos en otro país. Desconocen si esta cantidad de jóvenes se fueron del país, pero la intención es evidente.
La deserción vinculada a la diáspora ya es un tema de estudio para las autoridades de las universidades Central de Venezuela, Simón Bolívar y Lissandro Alvarado.
En la Universidad Simón Bolívar otros 940 documentos necesitaron la firma de ambas autoridades. Desconocen cuántos jóvenes desertaron las aulas y sí finalmente era para irse del país sin graduarse.
Cristián Puig, secretario de la USB, habla de una “pre deserción” detectada porque los jóvenes asignados por la Oficina de Planificación del Sector Universitario. “Que un joven prefiera irse del país sin tener un título es algo que nos duele”, precisó Puig.
La USB instaló una comisión para analizar la deserción estudiantil.
Crónica Uno