El Cardiológico Infantil Latinoamericano Dr. Gilberto Rodríguez Ochoa, ubicado en Montalbán, al oeste de Caracas, y que cumplirá en agosto próximo nueve años de su fundación, se ha constituido como un centro especializado que brinda salud pública a más de 1.000 niños y adolescentes al año, con la realización de cirugías gratuitas, lo que representa un crecimiento de intervenciones anuales en más de 609,21% respecto a las realizadas antes de 1999.
La directora del cardiológico, Isabel Iturria, recordó que 141 intervenciones se realizaban cada año hasta 1998, que es la sumatoria de las operaciones anuales de todo el Sistema Nacional de Salud para entonces.
«En 1998 teníamos 141 intervenciones anuales, sumando todos los hospitales público del país. Ese era el número de pacientes que podían ser operados del corazón por cateterismo y hemodinamia en toda Venezuela, para ese momento», recalcó en una entrevista concedida al canal de la Asamblea Nacional (ANTV) y que fue reproducida este miércoles.
Recalcó que 141 operaciones «es lo que se hace ahora en más o menos mes y medio sólo en el Cardiológico Infantil. Eso fue gracias a la nueva política. Salimos de lo que era una política de privatización de los servicios de salud a una política mandada por la Constitución del 1999, de salud pública gratuita brindada por un Sistema Público Nacional de Salud, con la salud entendida como un derecho y no como mercancía, como oportunidad para la solidaridad y el compromiso de todos y no como oportunidad para el negocio».
La Constitución Bolivariana de Venezuela, aprobada por el pueblo venezolano en 1999, señala en su artículo 83 que «la salud es un derecho social fundamental, obligación del Estado, que lo garantizará como parte del derecho a la vida», y para ello promueve políticas orientadas a elevar la calidad de vida, el bienestar colectivo y el acceso a los servicios. El Cardiológico Infantil Latinoamericano Dr. Gilberto Rodríguez Ochoa es un ejemplo de ello.
Sello de Chávez
El centro asistencial, donde se atienden niños y adolescentes venezolanos y de otras naciones del mundo, «nació con corazón, alma y cariño para resolver una necesidad sentida del pueblo venezolano. Las niñas y los niños con cardiopatía congénita, hasta la llegada de la Revolución, estaban en una lista de espera que no conducía a ninguna parte».
La iniciativa fue del comandante de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez, tras una visita que hiciera al hospital de niño J.M de Los Ríos, en compañía de su primer ministro para la Salud, Gilberto Rodríguez Ochoa. Allí fue tocado por las madres y, con determinación, decretó la construcción de un centro para cubrir la gran demanda de pacientes entre 0 y 18 años de edad con malformaciones cardíacas. En el 2001 se perfiló la idea y se comenzó a trabajar.
«Hoy domingo, 20 de agosto (2006), día histórico para Venezuela toda. Hemos estado viendo los avance maravillosos de lo que es una realidad ya: El Cardiológico Infantil Latinoamericano Dr. Gilberto Rodríguez Ochoa (…). Es un salto humano, científico, tecnológico, integral, para asegurarle la atención y la vida a los niños y niñas de Venezuela y de los pueblos hermanos de Nuestra América», manifestó la tarde del 20 de agosto Chávez, en el acto de inauguración del Cardiológico, durante su programa Aló, Presidente número 206.
Cómo funciona
Hoy el Cardiológico Infantil le brinda atención a través de un Sistema de Referencia y de Registro Nacional de Niños, Niñas y Adolescentes en Espera de Cirugía o Cateterismo, en los que están incorporado 21 hospitales públicos del país, los cuales tienen servicios de cardiología.
«Los cardiólogos cargan directamente en el Registro Nacional de Niños, Niñas y Adolescentes en Espera de Cirugía o Cateterismo, a esos pacientes que requieren ser operados y nosotros lo llamamos en la medida de que su patología y nuestra disponibilidad lo permite», explicó la doctora Iturria.
Indicó que a los servicios de cardiopatía de cualquiera de los 21 hospitales públicos deben acudir los padres cuando, sus médicos de cabecera, que le evalúan periódicamente un niño, detecte algunas irregularidades en las pulsaciones del corazón.
Recordó que algunas de las cardiopatías congénitas pueden ser diagnosticada inclusive antes del nacimiento, en el control obstétrico, prenatal, en que la madre recibe la orientación médica, y en los ecosonogramas en los que se pueden evidenciar, en algunas ocasiones, algunos signos, algunas alteraciones que llevan a pensar que ese niño en gestación puede nacer con una cardiopatía congénita.
Ello permite que antes del nacimiento se preparen las condiciones para que el nacimiento de ese bebé sea controlado y que se planifique de manera óptima la llegada de su nacimiento, lo que permite darle la mayor oportunidad de vida.
Después del nacimiento, los síntomas que pueden alertar a los padres con respecto a estos problemas varían: la cianosis (coloración azulada o morada en la piel) y sonidos irregulares del corazón (soplo). En ambos casos se deben realizar exámenes adicionales que orienten si se está frente a un caso de cardiopatía o se trata de otra condición. Dependiendo de la cardiopatía se puede atender con un tratamiento o una cirugía, recalcó la directora del Cardiológico Infantil.
A medida que va creciendo, otro de los indicadores puede ser el cansancio del niño al correr o al realizar una actividad física cotidiana. En un recién nacido la actividad física cotidiana es la lactancia materna: si suda e interrumpe el momento de amamantamiento, debe ser evaluado para verificar si se cansa por el ejercicio de la succión.
«Siempre es el pediatra que lo ve en la consulta el que le debe hacer el electrocardiograma o una radiografía del tórax y si sigue teniendo sospecha debe referirlo a uno de los 21 hospitales donde existe cardiólogo infantil». (AVN, 08.04.2015)