Enfermos renales que asisten a la Unidad de Diálisis José Gregorio Hernández, en la avenida Centurión de San Félix, sufren por las condiciones que presenta este centro.
Pacientes deben esperar su turno para entrar a dializarse en una sala sumamente pequeña, que tiene tan solo tres butacas de madera, lo que causa dolores en la espalda, columna y cadera.
La diálisis es un tratamiento de soporte vital para enfermos renales, que sirve para reemplazar la función perdida del riñón y debe hacerse bajo condiciones de extrema higiene, para evitar algún tipo de infección en el proceso.
Los pacientes que visitan la unidad, en su mayoría, son personas de más de 55 años, algunos tienen la enfermedad renal muy avanzada y requieren comodidad en el tiempo de espera.
El centro cuenta con 17 equipos para dializar a pacientes en tres turnos diarios de lunes a sábado. El primero es de 6:00 a 10:00 de la mañana, el segundo de 10:30 de la mañana a 2:30 de la tarde y el último de 3:00 de la tarde a 7:00 de la noche.
Tomas Alcalá tiene dos años asistiendo al centro, aseguró que la sala de espera no es apropiada ni para enfermos ni sus acompañantes “porque aquí uno no viene solo, algún familiar siempre lo acompaña, y tiene que aguantar hasta más de cuatro horas sentado aguantando dolor”.
Los baños están ubicados en la misma sala de espera. Alcalá explicó que el olor que sale “es horrible, a veces huele a cloaca, porque el olor se encierra en la sala, los baños no tienen respiradero y todo eso lo soportamos quienes estamos aquí esperando”.
Otra queja de los pacientes es la falta de aire acondicionado, para refrescar instalaron un extractor que utiliza el aire del área donde dializan a los enfermos.
“Por ahí también se cuela mal olor, porque adentro (sala de diálisis) hacen el proceso, están todos los enfermos y ese aire está contaminado, entonces el aire que respiramos en la sala de espera está contaminado, eso nos hace mucho daño”, aseguró Guillermo Valles, quien tiene dos meses asistiendo a la unidad.
Nancy Subero es otra paciente del centro, manifestó que sólo hay tres sillas de ruedas y están dañadas, “algunos pacientes traen sus sillas, esa (señalando a una que sí funciona) es de un señor que está allá adentro en diálisis”.
Inseguridad
La sala de espera es incómoda para todos, si algún acompañante se le ocurre salir a caminar y respirar aire puro corre el riesgo de ser atracado.
“Aquí no hay seguridad de ningún tipo, afuera nos atracan, una señora que estaba acompañando a un familiar el sábado fue atracada afuera, le quitaron todo”, aseguró Valles.
El primer turno de diálisis es a las 6:00 de la mañana, pacientes llegan a la unidad poco antes de esa hora. “Hay personas que están esperando a las 5:30 de la mañana, los malandros llegan y les quitan todo, hace como un mes a un señor mayor le intentaron quitar un carro, los tipos tenían pistola en mano”, comentaron.
La coordinadora del primer turno, Adriana Idrobo indicó que las enfermeras del último turno salen después de las 8:00 de la noche, muchas de ellas han sido víctimas del hampa.
“Las personas del último turno, los pacientes, acompañantes y enfermeras salen a buscar taxi cuando terminan a las 8:00 y los atracan, nosotros exigimos transporte para el personal que labora en la unidad de diálisis”.
Explicó que el departamento presta un servicio al Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS), es decir, que depende de este organismo.
Los pacientes hicieron un acta donde exponen los problemas que presenta el centro, para entregarlo a los encargados del recinto de salud.
Tratamiento costoso
Pacientes manifestaron que un tratamiento de diálisis en centros de salud privado tiene un costo mayor a los tres mil bolívares por sesión, es por ello que reconocen la importancia de las unidades de diálisis del Seguro Social.
Sin embargo, afirman que “no por ser dependientes del Seguro Social tienen que ser malos”, por eso piden a los organismos correspondientes que tomen cartas en el asunto para mejorar las condiciones de este importante centro. (Diogelis Pocaterra, Correo del Caroní, 12.07.11)