En las camas reposan enfermos de hepatitis, fiebres, apendicitis, diarreas, entre otras patologías. Ocupan las 13 camillas en los pasillos de la sala de emergencias del Hospital Dr. Raúl Leoni de Guaiparo, que no se da abasto.
En el Hospital Uyapar están reparando los aires y por ello no atiende en toda su capacidad.
El jefe de emergencia de Guaiparo agrega que los CDI, módulos y ambulatorios reciban a pacientes con incidencias menores para descongestionar Guaiparo.
Los pasillos están llenos de camillas: habilitaron 13 camas, seis están en la sala de espera, el resto están ubicadas en los laterales y otros espacios como sala de lavado.
No hay distinción. En las camas reposan personas de la tercera edad, adolescentes, hay enfermos de hepatitis, fiebres, apendicitis, diarreas, entre otras patologías.
Los médicos brincan de un paciente a otro. Con historias en mano, intentan brindar la mejor atención, ofrecer consuelo a quienes están en el caos que se ha convertido este lugar.
Quienes acompañan a los enfermos siguen a los doctores a donde van, algunos piden tratamientos, otros desean saber los resultados de exámenes, otros quieren escuchar que su familiar esta bien para retirarse. Es difícil diferenciar quién es paciente o acompañante por la cantidad de personas que entran y salen del lugar.
El ingreso de pacientes no ha mermado a la sala de urgencias del Hospital Dr. Raúl Leoni de Guaiparo. Desde el lunes está colapsada, no hay camillas para nuevos pacientes, quienes asisten deben esperar fuera del área para ser atendidos.
Intemperie bajo techo
La mamá de Ana García está hospitalizada desde el martes en la mañana. Sufre de erisipela; no había cama y le tocó ocupar una camilla en la sala de espera… junto a otra joven.
A su lado hay cuatro hombres enfermos; las divide un separador. Descansar no se puede: personas entran y salen de la emergencia cada segundo, además no tienen ningún tipo de privacidad y deben permanecer prácticamente expuestas a la mirada de todos.
“No hay camas, no hay camillas, lo único que hacen son los exámenes de hematología completa y le ponen tratamiento, porque cualquier otro examen o placa que necesiten deben salir a otro lado para hacerla…”, comenta Ana antes de ser interrumpida.
Mientras hablaba, vigilantes y paramédicos gritaban para que abrieran espacio: entre cuatro hombres cargaban a un joven que venía desmayado.
“… ¿Viste que no hay camillas, ni para sacarlos de la ambulancia?” termina la oración con un suspiro.
Centros sin asistencia
En el área de emergencias del Hospital Uyapar, están instalando dos nuevos aires acondicionados de 10 toneladas cada uno. Por este motivo no pueden atender a todos los pacientes, algunos son remitidos a Guaiparo.
La directora del Hospital Uyapar, Yanitza Rodríguez, indica que están agilizando las reparaciones en la Emergencia. Aspiran que en menos de 15 días deben estar listas.
Rodríguez pide paciencia a los enfermos por las incomodidades causadas, “pero era necesario hacerlo, porque el año pasado se quejaban porque no había aires”.
El jefe de Emergencia del Hospital Dr. Raúl Leoni de Guaiparo, Sergio Velásquez, dijo que lo mismo ocurre en los Centros de Diagnóstico Integrales (CDI), en módulos y ambulatorios: todas las emergencias son remitidas al hospital de Guaiparo.
A diario se quedan hospitalizados entre 40 a 50 pacientes en Guaiparo, que bien pueden recibir atención en cualquiera de estos centros asistenciales.
Reconoció que es necesario descongestionar la sala de urgencias así como también que la red de atención ambulatoria y CDI reciban a pacientes con emergencias menores.
Agonía de acompañantes
El colapso de la Emergencia no afecta sólo a pacientes o doctores, los acompañantes también sufren calamidades por esta situación.
Sin lugar dónde sentarse, ni siquiera dónde colocar la ropa de cama y otros artículos que llevan para el enfermo, los familiares pasan todo el día y la noche en el hospital.
Deben permanecer en el centro asistencial, si el médico requiere una consulta o necesita aplicar un nuevo tratamiento debe informarlo a los familiares, además en esas condiciones, nadie quiere dejar a su ser querido solo.
Isbelia Licien no se separa de la camilla donde está acostada su madre. La anciana de 75 años padece diarrea crónica y desde el martes en la noche está hospitalizada. “Anoche dormí en esos dos bolsos, porque no hay dónde sentarse ni siquiera”, cuenta mientras señala los bolsos donde guarda la ropa de cama y los pijamas de su mamá.
Afuera de la emergencia, en el estacionamiento hay personas sentadas, pendientes a la llamada del familiar que esté adentro con el paciente, pues deben hacer relevo. El cansancio aunado a las pésimas condiciones del lugar, convierten la Emergencia en una verdadera agonía. (Diogelis Pocaterra, Correo del Caroní, 19.01.12)