Ismery García, otro de los casos "registrados" de leishmaniasis en la Zona Rural de El Hatillo

“Aquí tenemos veinticinco años viviendo como en la edad de piedra: sin cloacas, sin aguas blancas. La luz nos la robamos de un poste en la carretera. De médicos no sabemos, y además no tenemos como llegar, porque por aquí transporte no hay. Si nos muerde una culebra o nos damos por accidente un machetazo en un pierna, pues aquí nos morimos. Aquí vivimos nueve personas, siete adultos y dos niños, en un rancho con techo y paredes de zinc, y piso de tierra.”

Así lo afirmó el señor Antonio Quintana cuando lo abordamos en la puerta de su rancho, en el sector La Cruz en la zona rural del Municipio El Hatillo. El lugar queda a 45 minutos en vehículo desde la Plaza Bolívar de El Hatillo, y para llegar a la casa de Antonio hay que caminar por la montaña unos 20 minutos desde la carretera. “¿Qué le haga un llamado a las autoridades? ¿Para qué? Aquí somos invisibles…”, dice Antonio, cabeceando su decepción.

COMER O CURARSE, HE AHÍ EL DILEMA…

En plena Área Metropolitana de Caracas, en uno de los municipios más prósperos de la capital, a minutos de urbanizaciones como La Lagunita y Oripoto, en las que ahora son vecinos numerosos jerarcas, funcionarios, contratistas y testaferros del régimen, existen comunidades como La Ceiba, Los Lanos, La Montaña y La Cruz, que presentan niveles de pobreza crítica similares a los de Haití. Antes de hablar con Antonio, visitamos la humilde vivienda de Marisela Aponte, madre de tres hijos. El mayor aun no cumple los cuatro años, y en su codo izquierdo una lesión que Marisela pensó en principio que sería un “raspón”, de los tantos que los muchachos se pueden hacer jugando. Pero la lesión empezó a crecer y a supurar, hasta que médicos del Hospital Vargas llevados por la Alcaldía de El Hatillo dictaminaron que era leishmaniasis. Marisela hoy esta extrañada, “porque los médicos que me atendieron al niño le pusieron dos inyecciones y me dieron cita para después, cuando entiendo que el tratamiento son muchas más inyecciones y mas frecuentes”.

Marisela tiene razón. El Dr. Pedro Navarro y la Dra. María Antonia Gaspar, de la Consulta de Endemias Rurales del Instituto de Medicina Tropical de la UCV confirmaron que el tratamiento es “extremadamente costoso”. Son unas sesenta inyecciones (el número puede variar, de acuerdo a la gravedad de la dolencia) y una vez iniciado no debe detenerse. Sin embargo, Ismery García, habitante de la zona rural de El Hatillo, no tuvo otra opción que suspender el tratamiento: “Yo misma me compraba las inyecciones. Era un realero cada cajita con cinco inyecciones, y eran más de 70 en total. Tuve que elegir entre seguir el tratamiento y alimentar a mis hijos”. Sus hijos son siete, y todos viven con ella en el mismo rancho.

Nancy Moreno

LA POBREZA, ESE MONSTRUO DE MIL CARAS

El jueves 20 de mayo se reunieron en el dispensario del Colegio Mano Amiga (una institución educativa que es un rayo de esperanza en medio de tanta pobreza y precariedad, obra religiosa apoyada por diversas empresas privadas) 12 casos positivos de leishmaniasis, todos sin tratamiento, de apenas tres de las 13 comunidades de la zona. A la cifra hay que sumar otros 35 casos ya registrados de víctimas de la dolencia. Estos afectados (y sus representantes, porque casi todos son niños) recibieron una buena noticia: La Dra Carolina Pulido, Jefa de Salud de la Región Metropolitana de la Gobernación de Miranda, anunció que ese despacho adquirirá y aplicara gratuitamente el costoso tratamiento allí mismo, sin obligar a los pacientes a caros y lejanos desplazamientos.

Nancy Moreno, habitante de la comunidad de Los Lanos, perdió su vivienda en un incendio. “Esto ardió hasta que la candela quiso, porque si nunca hay agua para beber, menos había para apagar aquel infierno”. Nancy quedó sin nada el 4 de marzo, y hasta el sol de hoy no ha recibido ayuda de ningún nivel de gobierno. El déficit de servicios es un aspecto que destaca Gaby Meneses, activista ciudadana integrante de la Fundación Taap (una ONG que trabaja en el sector para promover la participación ciudadana en la construcción de soluciones a los problemas sociales) al advertir que “la leishmaniasis es sólo una de las caras del drama de la pobreza extrema”. Para Meneses “es sencillamente indecente que estos seres humanos estén viviendo aquí, en plena Área Metropolitana de Caracas, prácticamente en la indigencia. Los ciudadanos no podemos seguir simulando que esta realidad es invisible, y los distintos niveles de gobierno municipal, regional y nacional deben cooperar para construir las soluciones de fondo, vinculadas con la creación de empleo, la construcción de viviendas y la dotación de servicios”.

MENOS “RUEDAS DE PRENSA”, MAS HECHOS…

Allí esta, a la vuelta de la esquina, la Zona Rural de El Hatillo. Desafortunadamente, no hay que ir hasta Bolivia, Ecuador o Nicaragua si vamos en busca de seres humanos para rescatarlos de los rigores de la miseria. Los caraqueños no podemos seguir asumiendo que El Hatillo es una Plaza Bolívar o un centro comercial. El drama social de este espacio comunitario es un reto también para todos los gobernantes, tanto los que hablan de “democracia” como los que hablan de “revolución”. No nos vengan con golpes de pecho: ¡Que hablen las realidades!

Nota: “La leishmaniasis es una enfermedad causada por diferentes especies de protozoos del género Leishmania. Las manifestaciones clínicas de la enfermedad, van desde úlceras cutáneas que cicatrizan espontáneamente hasta formas fatales en las cuales se presenta inflamación severa del hígado y del bazo. La enfermedad afecta tanto a perros como humanos. Sin embargo, animales silvestres como zarigüeyas, coatíes y osos hormigueros entre otros, son portadores asintomáticos del parásito, por lo que son considerados como animales reservorios. El agente se transmite al humano y a los animales a través de la picadura de hembras de los mosquitos chupadores de sangre pertenecientes a los géneros Phlebotomus del viejo mundo y Lutzomyia del nuevo mundo, de la familia Psychodidae.”

Fuente: Wikipedia

Radar de los Barrios, http://radardelosbarrios.blogspot.com/

Una respuesta

  • Comparto este articulo del Dr. Oscar Noya, respondiendo a una presunta culpabilildad de los EEUU con relacion a las enfermedades emergentes y que actualmente mantienen en vilo a la poblacion.
    Oscar Noya escribió:

    Asunto: Re: [Fwd: DENGUE Y CHIPO-GUERRA BIOLOGICA CONTRA VENEZUELA?]Fecha: jueves, 20 de mayo de 2010, 11:40 pm

    Estimado Paulino, si bien estoy muy consciente del uso de armas biológicas por los EUA, no comparto que eso precisamente sea lo que está pasando con Dengue, Chagas y Malaria, tres enfermedades trasmitidas por vectores.
    En relación al dengue, hay varios factores que explican su repunte en todo el territorio nacional (aproximadamente 28.000 casos hasta ahora), con estados mas afectados que otros. La primera causa es la irregularidad en el suministro de agua, que lleva a que las comunidades que no tienen tanque en su casa utilicen barriles y toda clase de depositos para almacenarla (sin estar tapados). Por ejemplo, en estos mismos momentos, el 20% de las casas del Edo. Miranda tienen larvas de Aedes, el vector de esta virosis. En segundo lugar contenedores artificiales (botellas, latas, etc) en otras palabras basura, son excelentes para la cria de este mosquito exclusivamente urbano, en un país en el cual aproximadamente el 85% de la población es urbana.
    En relación a la malaria, el problema es muy distinto, pues su repunte actual está concentrado en un 92% entre Bolivar y Amazonas, la gran mayoría en Bolivar. Actualmente se reportan aproximadamente 1.300 casos semanales en todo el país y este repunte se debe al crecimiento desproporcionado y anarquico de la minería de oro. Actividad «in crescendo» ya que la onza (28 gr) de oro sobrepasa los 1.200$EUA. Esta actividad ecocida ha crecido por la complicidad de las fuerzas armadas, en especial de efectivos de la GN, quienes llegan a cobrar 50 gr de oro quincenal a los mineros y hasta 10.000 BsF por permitir el paso de cada barril de gasoil a esas áreas. Sumale la participación de grupos que «blanquean» dinero del narcotráfico en ese «lejano oeste» venezolano. Recientemente el ejercito a desocupado las tres principales cuencas auríferas (Caroní, Cuyuní y Caura), pero no sabemos por cuanto tiempo. Hay levantamientos populares en Maripa (Edo. Bolivar) por lo que se ha militarizado esta población a las orillas del Caura). Es igualmente horrible lo que está pasando con las areas protegidas y parques nacionales del Edo. Amazonas, donde todavía no se ha sentido el efecto de la «Operación Caura». En este ecocido participan un gran contingente de garimpeiros colombianos y brasileños ¿Soberanía?. En ese estado de relajo, han creado gigantescos criaderos de anofelinos, que trasmiten la malaria a una población migrante que se mueve segun rumores «Bullas». Será imposible de controlar la malaria si no se pone coto al problema de la minería en cuya actividad se habla de al menos 200.000 mineros. Aquí la «guerra biológica» es de los mineros contra el ambiente.
    En relación a Chagas en la región capital y alrededores, debo aclarar lo siguiente. Es conocido desde hace años, de la abundancia de una especie de chipo denominado «Panstrongylus geniculatus» en los bosques que rodean y estan en el medio de la ciudad (Jardin Botánico, Parque del Este, etc) . Pues bien, esa especie se alimentaba de animales silvestres (roedores, rabipelados, cachicamos, monos, aves, venados, etc), que han ido decreciendo con los años y cuyo hábitat se ha ido reduciendo por las invasiones y deforestaciones (como ejemplo solo ver lo que ha pasado con las montañas que rodean al hipódromo, la Panamericana, Tazón, Hoyo de la Puerta o la autopista a oriente) e incendios, etc. Ante la disminución de sus fuentes naturales de alimentación, los chipos empezaron a volar en las noches hacia las viviendas en la periferia de la ciudad, atraidos por la luz y tambien la presencia de animales de la ciudad (hoy se estima en mas de 200.000 perros callejeros en la ciudad, gatos ¿?, millones de ratas¿?) de los cuales se comenzaron a alimentar, hasta que esos chipos se dieron cuenta que no valia la pena retornar a la foresta en un viaje canson todas la noches y se empezaron a «domiciliar». Eso quiere decir a procrear en viviendas no frisadas, con abundantes rendijas donde cobijarse y «sangre » en abundancia, especialmente de ratas, perros y gatos y con menos interés por los humanos. En un ambiente con menos depredadores que en la selva, se estan procreando en las viviendas, justamente en áreas con gran densidad poblacional, mucha basura y muchas ratas. Como simple dato que ilustra la gravedad de lo que decimos, en el barrio de donde se preparó la bebida contaminada (jugo de guayaba) que infecto a 103 personas en la Escuel Andrés Bello de Chacao, el 40% de las ratas estaban infectadas con T. cruzi, el parásito que causa la Enfermedad de Chagas. Con el grave problema de basura de la ciudad, han proliferado de forma alarmante los reodores, con previsibles consecuencias para la salud humana, además de Chagas, la leptospirosis, etc.
    Finalmente, en relación al control, el uso de insecticidas, no es mas que una medida complementaria y de aplicación puntual y no sustentable en las inmensas barriadas de nuestras ciudades. Es preferible indicar las siguientes medidas:
    1. Educación de la población sobre estas enfermedades, con el fin de que participen en su control. El papel de los Consejos Comunales es vital
    2. El uso de telas mosquiteros en ventanas y puertas, previniendo al mismo tiempo: Chagas, Dengue, diarreas al evitar el ingreso de moscas y cucarachas que contaminan alimentos y una enfermedad que viene aumentando en la periferia, la leishmaniasis.
    3. Frisado de paredes, evitando que las rendijas sirvan de nidos de cria de chipos, alacranes, cucarachas, etc
    4. Control de basura
    5. Suministro continuo de agua para minimizar los depositos de cria de los Aedes
    6. Eliminación de roedores, perros y gatos callejeros, aunque suene duro, ya que se han transformado en un grave problema de salud….entre otras medidas.
    Es pertinente señalar que el Ministerio de Salud ante este panorama ha creado el «Programa Bicentenario de control de los vectores de Chagas, malaria y dengue», con una inversión inicial de 93 millones de BsF, que esperamos sirva para estructurar un programa sustentable y exitoso contr estas endemias, con el apoyo de la comunidad científica que debe participar muy activamente en esta importante actividad.
    Espero, querido amigo que esta larga respuesta, responda a las inquietudes que ha manifestado una preocupada ciudadana por las posibles causas del deterioro de algunos indicadores de salud. Recibe un abrazo, Oscar Noya

    — On Thu, 5/20/10, Paulino wrote:

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