Pacientes, familiares y personal del Hospital de Niños José Manuel de los Ríos se cansaron del “no hay”. Este martes, por segundo día, protestaron en la calle. Lo hicieron contra la escasez de insumos y de medicinas y por incumplimiento de los pagos. Los residentes de primer año no han cobrado la primera quincena de 2016. Lo mismo pasa con las enfermeras. “No hemos parado nuestras operaciones por amor y respeto a nuestros pacientes”, dijo Ana Rosario Contreras, presidenta del Colegio de Enfermeras de Caracas.
En la protesta estaba Alisa Carmona, de 24 años, y madre de un niño de 4 con diagnostico de neuroblastoma, una especie de tumor maligno. Estaba preocupada porque no hay Neupogen, necesario para mantener los valores de glóbulos blancos en la sangre después de las quimioterapias. En farmacias privadas cuesta cerca de Bs 3.500 y se le dificulta pagarlo. Desde la semana pasada, el pequeño debe ser nebulizado a diario y en el hospital no cuentan con mascarillas para hacerlo. “Como ahora tiene neumonía hay que hacerle una radiografía y no hay radiografo. Le tengo que hacer los exámenes afuera, y aquí ni siquiera hay ambulancias. La situación aquí es bastante delicada, y la vida de mi hijo depende de esto”.
Tampoco hay Alovent, Salbutamol, Budecort ni Budesónida, todos necesarios para crisis asmáticas y en dificultades respiratorias. En ocasiones no hay ni siquiera alcohol ni gasas. Los scalps, las mariposas para inyectar las soluciones, son un grave problema en el hospital, según comentó un residente que prefirió mantenerse en anonimato. “Este mes dieron 50 en terapia intensiva, un servicio que, como mínimo, usa 240 mensuales”.
Junto a Carmona estaba María Vargas, madre una niña de 10 años con un tumor cerebral. A su hija no le han hecho la quimioterapia en las últimas dos semanas, porque no hay Etopósido. “Voy a la farmacia y me dicen que tampoco hay, en la Fundación Badan tampoco. Y su enfermedad sigue avanzando”.
Vargas es Valle de la Pascua y solo cuenta con el apoyo de fundaciones y donaciones de terceros para subsistir en la capital mientras su niña está en tratamiento. “Aquí no hay nada, ahora ni siquiera hay comida. Le pido ayuda a Dios porque la ministra de Salud lo único que hace es meter embuste. Esto es jugar con la vida de mi hija”.
El Etopósido también tiene paralizado el tratamiento de la hija de 12 años de María Bello, quien esperaba en el piso 6 del hospital, donde se realizan las quimioterapias, junto a otras mamás. Si bien sus hijos sí están recibiendo sus tratamientos, nunca tienen la seguridad de que seguirá así. “Eso depende, a veces hay y a veces no hay. Cuando yo empecé a venir había de todo”, dijo Bello, quien tiene dos años visitando el hospital.
En el aréa de oncología estaba Lilibel Marín, quien tiene cinco años viajando de Nueva Esparta a Caracas para que Yorgelis, su hija con neuroblastoma, reciba su tratamiento. Comparte la misma opinión que Bello: antes no era así. “Cuando yo llegué a este hospital ya era viejito, pero todo funcionaba y yo tenía garantizados todos los exámenes y medicinas para la niña. Ahorita todo es una falla”.
Marín se admite angustiada frente al panorama. “Si mi hija necesita una solución o algo que aquí no hay, hay que correr. Toca ir hasta el fin del mundo para buscarlo”. Desde su perspectiva, en el J.M. de los Ríos falta desde lo más simple. “No hay ni Ketoproeno, ni vitamina K, ni un desparasitante. Todo es no hay, no hay, no hay”.
Aunque Yorgelis está en dieta absoluta, Marín estuvo entre las madres que protestaron este lunes por la mala alimentación que están recibiendo en el hospital. Osleidy Camejo, residente de primer año, asegura que la deficiente dieta de los niños empeora su estado, ya de por sí grave por las carencias. “Un paciente amerita cumplir un tratamiento. Si no se cumple, la enfermedad avanza y puede llevarlo hasta la muerte. Un asmático que no se pueda nebulizar puede pasar a terapia intensiva por insuficiencia respiratoria severa”.
Efecto Cocuyo