Casi todas las salas del hospital Dr. Rafael González Plaza lucen con menos pacientes que en días anteriores. El motivo: la falta de insumos que obligó a los doctores a dar de alta a la mayoría de las personas que por más de tres meses esperan una cirugía.
El pasado fin de semana algunos recibieron la llamada para que regresaran al recinto y ser intervenidos. La esperanza decayó el lunes.
Cuando muchos pensaron que habían logrado la operación, les dieron la noticia de que faltaban algunos medicamentos que debían comprar. Los que no pudieron adquirirlos, pues superaban los 200 bolívares cada uno, se quedaron sin operación.
En otros casos, los allegados lograron comprar todos los insumos, incluso la anestesia, pero la ausencia de uno de los especialistas obligó la suspensión de la operación. A la espera de ser atendidos, afectados pidieron a los médicos ser más humanos ante las dificultades que atraviesan los pacientes.
Irregularidades en servicio eléctrico
Pacientes denunciaron además irregularidades en el servicio eléctrico. El domingo desde muy temprano hasta las 9 pm casi todo el recinto quedó a oscuras.
Familiares desesperados llamaron insistentemente a la Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec) para que solventara de inmediato la falla. Enfermos que requerían nebulización fueron trasladados a la parte baja del hospital, donde supuestamente solo llegaba la energía de la planta eléctrica.
Con la poca luz se realizaron las curas y otros tratamientos, aseguró un familiar que prefirió no identificarse. El lunes en la mañana la energía también desapareció. Aproximadamente una hora y media estuvo suspendido el servicio.
Normalizado suministro de alimentos
Luego de las denuncias formuladas por los pacientes y sus familiares la semana pasada a través de El Carabobeño, el suministro de alimentos volvió a la normalidad y los internados reciben las tres comidas. Aunque los parientes fueron excluidos de la repartición, agradecieron que las bandejas regresaran a las salas.
La semana pasada algunas comidas fueron suspendidas para sustituir otras. Una de las cenas se suprimió para suplir el desayuno del día siguiente, ese mismo día entregaron un puñado de pasta con sardinas y menos de la mitad de un plátano. (Ana Rodríguez Brazón, El Carabobeño, 13.08.13)