En ocho días se cumplirán cinco meses desde que los pacientes con cáncer dejaron de recibir tratamiento de radioterapia en el Hospital Oncológico Dr. Miguel Pérez Carreño, en Naguanagua.
Son pocas las esperanzas de los afectados, pues en cada visita al recinto reciben la misma respuesta: “No hay fecha de arranque”.
El 9 de mayo de este año dejó de funcionar el acelerador lineal y desde entonces el calvario de los pacientes oncológicos no ha cesado.
Quienes cuentan con los recursos económicos han podido acudir a centros privados, pero quienes no, como es la mayoría, siguen en la espera.
El personal se mantiene incrédulo ante la demora, para ellos la salud dejó de ser una prioridad en el estado. Una muestra es la inoperatividad del equipo, el retraso en las construcciones y las caras tristes de los pacientes que cada semana visitan el recinto en busca de buenas noticias.
Familiares de pacientes que prefirieron no identificarse, expresaron su descontento ante la realidad. Muchos enfermos han sufrido complicaciones, pues el tratamiento de quimioterapia debe acompañarse con las radioterapias.
Cuando una de las aplicaciones falla es complicado mantener en buenas condiciones a las personas, pues el cáncer se vuelve más resistente, sentenció un allegado.
“Se trata de vida o muerte”
A Nancy Manzano le diagnosticaron cáncer de mama hace más de un año y luego de recibir la quimioterapia en el Oncológico, y haberse enfrentado a una mastectomía, tuvo que iniciar la radioterapia, pero debido a que el acelerador lineal se encuentra paralizado desde hace cuatro meses, acudió a otra ciudad.
Pese a que entre sus planes no estaba previsto cancelar por este segundo tratamiento, Manzano tuvo que solicitar una colaboración a sus familiares y a la comunidad de la Iglesia a la que asiste, pues es un ama de casa con pocos ingresos.
Cuando Manzano se realizó las quimioterapias no cumplió de manera adecuada con el cronograma, debido a que el Oncológico no contaba con todos los insumos.
Lamentó que el Gobierno Nacional no responda sobre estas problemáticas, pues existen personas que no cuentan con los recursos suficientes para cancelar este tipo de tratamiento, que en algunos casos supera los 100 mil bolívares.
La paciente viaja regularmente a Barquisimeto para continuar con este procedimiento. “Hay personas que se encuentran en sillas de ruedas por lo que no pueden trasladarse a otras ciudades para realizarse las radios. Se trata de vida o muerte”. (Ana Rodríguez, El Carabobeño, 01.10.13)