La gente está buscando ayuda y se siente débil a nivel psicológico. De un tiempo para acá la crisis se ha agudizado, provocando hasta el suicidio de personas que perdieron su trabajo y se sintieron desesperadas por no poder cubrir los gastos de su hogar.
En todo el territorio nacional hay personas sufriendo por los daños físicos y mentales que causa la actual crisis venezolana. La situación es “grave”, provocando incluso el aumento de consultas psicológicas para tratar sus efectos.
“Cuando se chequean estos casos, nos damos cuenta que es por el sufrimiento y las consecuencias que trae esta situación. No se trata de una persona aislada a la que le pasa esto, ya es una epidemia nacional”, afirmó la psicóloga clínico y social, Yorelis Acosta.
La profesora recordó el caso de un señor en Los Teques que apareció muerto, cerca de la estación del Metro, y el de un policía. Ambos dejaron una nota alegando que había sido por la situación-país. Dos mujeres también se quitaron la vida porque no tenían dinero para comprar medicamentos.
Acosta señaló que una señora con problemas mentales mató a su madre y luego se entregó. Este caso obedece a la falta de medicación para enfermedad mental.
“Ese es un campo sensible donde no hay medicamentos y las dosis para estabilizar a un paciente deben ser exactas. Así que si un paciente decide bajar la dosis para que su medicamento le dure más, se desequilibra y puede cometer errores conductuales o depresiones”.
Estadísticas hay pocas, según Acosta, ya que hay familias que prefieren ocultar esta realidad.
“Tengo una amiga que se suicidó este año y puedo asegurar que fue por la crisis. Perdió el trabajo, vendió el carro, se le acabó el dinero y se ahorcó”, aseguró.
La situación es tan grave que la Federación de Psicólogos de Venezuela (FPV) se ha pronunciado al respecto e, incluso, ha hecho “señalamientos directos” al gobierno nacional sobre la situación que padecen los venezolanos.
“Hay un sufrimiento social debido a las condiciones externas, y por eso es necesario que el gobierno se avoque a estos casos”, dijo. A estos pronunciamientos, también se han sumado las universidades y Psicólogos Sin Fronteras.
Emociones negativas
En el 2010, Acosta realizó un trabajo sobre la salud mental de los venezolanos donde se identificaron las principales preocupaciones que afectaban su tranquilidad. La inseguridad lideraba este estudio, seguido de lo económico.
“Ahora es al revés. Si en ese año la crisis ya era un problema importante y tenía efectos en los aspectos cognitivos, hoy en día todos esos factores se han exponenciado. La principal preocupación es la escasez y la inflación”.
Para la profesional con Doctorado en Ciencias Políticas, actualmente el tema económico es “escandalosamente preocupante”.
“Las repercusiones que tienen estas preocupaciones, sus factores externos y cómo afecta esto a la salud, llama la atención de los psicólogos”.
Hoy en día, predominan entonces las emociones negativas en un sector importante de la población venezolana, como tristeza, miedo y rabia. Para la psicóloga clínico y social, la crisis afecta la salud, debilita la resistencia física y la persona es más propensa a contraer enfermedades.
“Si hay una emoción negativa, la gente se entrega y tiene menos resistencia. A nivel cognitivo, esto crea una preocupación excesiva, angustia, quita tranquilidad y encajona a la persona a tener una visión negra del país”.
En todos los espacios de la vida social, las personas se sientan a conversar y comienzan a hablar de la situación del país de una manera preocupante.
¿Qué hacer?
Yorelis Acosta consideró que el ambiente en el que se desenvuelven los venezolanos es “tóxico” y que, por tanto, esa angustia los enferma. Pero, ¿qué puede hacer el ciudadano común para afrontar la crisis? Primero, ordenar su agenda y poner orden en su vida personal: ver qué puede controlar y qué no.
“Eso exige mucho de nosotros, estar pendiente de nuestros hijos y de la gente que está a nuestro alrededor. Ayudar a los más débiles, de lo contrario, buscar ayuda especializada”.
La profesora de la UCV y de la UCAB también recomendó practicar ejercicios físicos y de relajación: escuchar música, hacer micro-pausas de trabajo, alimentarse sanamente, cuidar el sueño, tomar un baño caliente y estirarnos antes de dormir.
Una tarde de “amigaterapia” también es válido, donde se drenen cosas y se hable de todo, menos de la situación-país. Las relaciones sexuales también ayudan, el contacto físico y el solo hecho de abrazar a otros.
“Apoyarse en los amigos, en la familia, porque son quienes nos dan fuerza. Al final, lo que queremos es proteger esos espacios que nos dan disfrute y nos llenan de energía positiva. Hay que trabajar por el país”.