Hace dos meses, Néstor Márquez sufrió un accidente de tránsito y se fracturó el tobillo derecho. Sus familiares lo trasladaron con la urgencia del caso a la emergencia del Hospital José Gregorio Hernández, mejor conocido como Los Magallanes de Catia, ubicado en la populosa parroquia Sucre del municipio Libertador, Caracas, en donde, en una destartalada habitación, espera por una operación.
Dice que se han presentado varios inconvenientes para su intervención, primero la falta de materiales, equipos y el cierre de los quirófanos, “ahora me dicen que no hay sangre en el banco de sangre y que tengo que esperar no sé cuánto tiempo más”.
La historia de Néstor es la misma de los muchos pacientes que acuden a este centro de salud, en donde, según denunciaron los trabajadores, se labora en un 40% de su capacidad motivado a la falta de insumos, medicamentos, personal, así como al cierre de las salas de terapias intensivas, la paralización de los ascensores y la falta de mantenimiento de los aires acondicionados, entre otros problemas.
Pablo Zambrano, Secretario Ejecutivo de la Federación Nacional de Salud, señaló que la misma situación del Hospital José Gregorio Hernández, también se repite en el Hospital de Niños, el Clínico Universitario, Vargas, Lídice, El Algodonal y la Maternidad Concepción Palacios “en donde los pacientes o sus familiares tienen que comprar desde una gasa, el alcohol, los medicamentos, además que tienen que pagar en clínicas privadas los exámenes que les pidan, ya que en los laboratorios no hay reactivos. Todos los días están falleciendo personas por falta de medicamentos, por falta de una buena atención médica”, aseguró.
Zambrano denunció que las autoridades del Gobierno, no le tienen asignado presupuesto de mantenimiento a los hospitales y que tampoco cumplen con las dotaciones.
Los trabajadores del hospital Los Magallanes de Catia, nos realizaron un recorrido por algunas instalaciones, muy especialmente los espacios del piso 7, en donde se observan varios de los servicios clausurados, las rejas están cerradas y le han colocado candados. Tal es el caso de la sala de terapia neonatal y el área de obstetricia.
“Aquí hay baños tapados, que huelen mal, son focos de contaminación, que tienen filtraciones que afectan los otros pisos en donde hay personas hospitalizadas. También hay un grave problema con el excremento que dejan las palomas en este piso y otros espacios, que por falta de desinfectantes y mantenimiento, no se ha podido resolver este problema”, dijo una de las trabajadoras.
En los diferentes pisos del hospital se pueden ver habitaciones llenas de camas sin colchón, en otros espacios se ven los montones de colchones viejos, ya en desuso. “En el hospital hay capacidad de 537 camas y solo son utilizadas unas 200. No hay productos para la limpieza y tampoco para desinfectar, estamos limpiando solo con agua, eso sí, cuando tenemos agua”, dijo una de las camareras.
Indicaron que de siete quirófanos, solo funcionan dos “el caso de los ascensores es otro dolor de cabeza, en el hospital se cuentan con siete elevadores, uno solo se encuentra operativo y es precisamente el destinado a transportar la basura, así que no puede ser utilizado para trasladar los alimentos y tampoco para los pacientes, así que los familiares tienen que bajar diariamente por las escaleras a buscar los alimentos de los enfermos”.
Otras salas destinadas al área de hospitalización, han sido clausuradas por fallas eléctricas y las tuberías tapadas “el hospital de Los Magallanes de Catia, tiene graves fallas en el sistema eléctrico, hay salas y pasillos a oscuras. No hay agua potable para los enfermos y sus familiares, no tenemos bolsas para recoger la basura y los desechos patológicos, en el área de pediatría no tenemos fórmulas”, dijo la doctora Maria Auxiliadora Villalba, jefe del departamento de pediatría.
La mayoría de los baños se encuentra dañados, no hay reactivos para realizar las pruebas de serología a las bolsas de sangre y en el departamento de radiología no hay material para revelar las placas “aquí la situación es tan grave que no tenemos ni siquiera papel para realizar los récipes e historias de los pacientes, no le han pagado desde principio de años a los médicos residentes y el hampa nos tiene a monte”, señaló otro de los galenos.
El Estímulo