En el Instituto de Hematología y Oncología de la Universidad Central de Venezuela dejaron de recibir pacientes. El establecimiento, especializado en el diagnóstico y tratamiento del cáncer, es un centro de referencia nacional en el que se realizan exámenes que únicamente pueden ser practicados por sus especialistas y equipos, como por ejemplo, las hemoglobinopatías que requieren los pacientes que tienen cáncer en la sangre.
El instituto no tiene recursos económicos, tampoco materiales descartables como inyectadoras, macrogoteros ni papelería. Faltan desinfectantes para mantener la asepsia necesaria en centro hospitalario con pacientes inmunosuprimidos. El centro está ubicado dentro de la UCV, pero depende del Ministerio de Salud.
Los bioanalistas y médicos trabajan en laboratorios con temperaturas superiores a las recomendadas por la OMS porque los aparatos de aire acondicionado se dañaron hace más de tres años.
El único compresor que se mantenía operativo funcionaba en la sala de administración de quimioterapias, pero se averió el martes y esta situación obligó a cerrar el servicio. Varios de los equipos de procesamiento de muestras y de preparación de las quimioterapias están dañados. No hay dinero para reponerlos, por lo que los letreros advierten que están en desuso. Allí se realizan pruebas diagnósticas de mielomas, virus de papiloma humano, leucemias, VIH y se aplican marcadores tumorales.
Los pacientes y sus familiares llegan al centro de la UCV de madrugada y ayer se toparon con el cierre técnico.
“Mi papá tenía que iniciar las quimioterapias la semana pasada, pero no sirve el aire. Esta semana tampoco se puede. Ha sido difícil porque hay que recorrer muchos lugares para conseguir los catéteres y medicinas. Tengo un mes resguardando en hielo la quimioterapia”, dijo Yerlay Sifontes, familiar de un paciente con cáncer gástrico, que regresó a su casa, en Guarenas, con la cava de quimioterapias sin aplicar. Este paciente la recargó con un poco de hielo en el instituto.
Benita de Ponte, coordinadora del laboratorio de citometría de flujo, señaló que varios de los laboratorios y áreas del centro se mojan por causa de la lluvia lo que agrega otro factor contaminante que atenta contra la frágil salud de los 2.400 enfermos oncológicos que atiende cada mes el instituto.
“Tenemos casi tres años que no recibimos recursos. La gota que derramó el vaso fue el daño del aparato de aire de la sala de pacientes. Por eso tuvimos que paralizar todo. Las cavas tienen años dañadas. Refrigeramos unos pocos reactivos en una nevera pequeña”, explicó.
El instituto es otro de los centros especializados en el país que se queda sin recursos. Lo mismo ocurrió el año pasado con el Banco Municipal de Sangre en el que aún están suspendidas las consultas en triaje y la admisión de nuevos pacientes. (Lissette Cardona, El Nacional, 17.07.2014)