“Quiero agradecer a la doctora Nancy (Pérez). Ella va a nuevas trincheras de lucha. Va con su fuerza chavista íntegra y auténtica. Gracias, Nancy, por todo el esfuerzo que hiciste para ordenar todo este plan”.
Con esas palabras, el presidente Nicolás Maduro destituyó el 16 de marzo pasado, en un breve discurso televisado, a quien llevaba seis meses como titular del despacho sanitario.
Después, el mandatario informó sobre quién se encargaría ahora: “Le he pedido al compañero Henry Ventura (…) que asuma el ministerio de Salud y se ponga al frente del plan de desarrollo de Barrio Adentro I, II, III, el plan hospitalario, de abastecimiento de insumos, medicinas”.
El mandatario se apuró en destacar la experiencia de Ventura en el área: “Tiene experiencia. Es médico, experto en todas las materias de la administración de salud (…) Fue ocho años director de Salud del estado Falcón. Llega con impulso a retomar el avance de los que han estado allí (…) a imprimirle dinamismo, dedicación exclusiva en tiempo real. A hacerles seguimiento a las acciones políticas que yo tomo, (a tener) contacto con el pueblo, atender los problemas que van surgiendo”.
Así se convirtió en el ministro de Salud número 13 del chavismo. El cuarto en dos años de la gestión de Maduro.
Enroque tras enroque
El nombramiento de Ventura es, en realidad, otro intento del gobierno por hacerle frente a la crisis sanitaria que atraviesa el país.
Al tomar posesión como presidente en 2013, Maduro destituyó a Eugenia Sader- última titular del despacho de salud de Chávez- a quien, posteriormente, la Fiscalía le imputó los delitos de peculado doloso propio, asociación para delinquir y sobregiro presupuestario.
Su lugar lo tomó la médico cardiólogo Isabel Iturria. Eso significó la vuelta a esa cartera de un profesional de la salud: desde 2007 todos los que pasaron por allí (cuatro en total) fueron militares.
Pero Iturria duró apenas ocho meses: fue excluida del tren ministerial en noviembre de 2013, y nombraron a Francisco Armada, un médico especialista en políticas públicas, quien ya había ocupado ese cargo entre 2004 y 2007. Y también fue breve: apenas diez meses.
En septiembre de 2014 tomó posesión Nancy Pérez, médico egresada de la Universidad de Carabobo. Y fue sustituida del Gabinete siete meses después, el 16 de marzo pasado: ¿Cómo será la suerte del nuevo ministro? “Que Dios bendiga la labor que te va a tocar, Henry Ventura Moreno”, le dijo Maduro cuando lo designó.
“Él sabe”
Ventura viene de ser diputado por el estado Falcón a la Asamblea Nacional. Un día antes de su nombramiento como ministro solicitó un permiso para separarse de su curul.
Mientras estuvo en el parlamento formó parte de la Comisión de Desarrollo Social Integral, e impulsó la ley de trasplantes y la de no discriminación para personas con VIH. Desde allí conoció, de primera mano, las quejas de diversas organizaciones por la falta de medidas efectivas para el buen funcionamiento de centros hospitalarios.
La coalición de Organizaciones por el Derecho a la Salud y la Vida (Codevida) se reunió varias veces con el entonces parlamentario. “Nos convocó a mesas de trabajo cuando se inició la crisis y pudimos plantearle las situaciones críticas de diversas patologías. Inclusive en 2014 fue enlace con el ministro”, recuerda Francisco Valencia, presidente de ese conglomerado de seis organizaciones que luchan por el derecho a la salud.
Valencia cuenta esta anécdota: “Una vez teníamos una reunión con el minstro (Francisco) Armada y nos dejó embarcados. Ventura nos estaba acompañando y se mostró muy apenado por eso”.
José Manuel Olivares, vocero de Médicos por la Salud -una organización no gubernamental (ONG) integrada por médicos residentes- coincide con Valencia al destacar la buena disposición de Ventura.
Sin embargo acota: “Eso no es nada extraordinario. Sólo estaba haciendo su trabajo, eso es lo que debería hacer un diputado”.
Valencia considera que la designación de Ventura es positiva: “Él nos conoce. Sabe quiénes somos. Sabe muy bien cómo están las cosas: es una ventaja que él conozca la crisis. Debe haber evaluado todo el panorama antes de aceptar: él conoce lo que le espera”.
En emergencia
Lo que le espera no luce fácil. El 17 de marzo pasado, cuando circuló la Gaceta Oficial que oficializó su nombramiento Codevida, conjuntamente con el Programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos (Provea), presentó ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Cidh) un informe que describe la situación crítica del sector salud en el país.
“Muchas personas están falleciendo en el país, no por enfermedades, sino porque los servicios de salud no tienen cómo atenderlas (…) el Estado venezolano no ofrece seguridad de garantías mínimas de atención a la salud de las personas en los centros asistenciales. Existe un pronunciado deterioro de los servicios, que los inhabilita para funcionar (…) hay una crisis general de desabastecimiento de insumos y medicamentos, con efectos devastadores en la salud pública”.
El documento compila una cantidad de detalles precisos que reflejan una grave crisis sanitaria que, consideran las organizaciones, se deriva de decisiones inadecuadas, del control cambiario y del mal manejo de recursos.
Parte del descuido del sector salud, según el informe, es consecuencia la distracción que generó la creación de la Misión Barrio Adentro, convertida en un “sistema sanitario paralelo”, sin éxito. “Entre 2003 y 2012 Pdvsa invirtió 18 mil 531 millones de dólares, lo cual equivale a diez años de presupuesto de la salud pública”.
En 2012 la Contraloría General de la República (CGR) determinó que 1 mil 235 hospitales en construcción (en el marco de la Misión Barrio Adentro II) estuvieron paralizados entre 2005 y 2009 por entrega tardía de recursos y fallas de control interno en la adjudicación y supervisión.
Con Barrio Adentro III, que se encargaría de remodelar centros hospitalarios, la situación fue similar: la CGR encontró, en 32 contratos de ocho hospitales, inexistencia de instrumentos de planificación; obras no supervisadas, inspeccionadas ni evaluadas; obras iniciadas sin contrato; certificación de terminadas y recibidas de obras no concluidas.
La CGR, recuerda el documento presentado en la Cidh, también determinó irregularidades en la importación de medicamentos y material médico quirúrgico, como requerimientos no necesarios, incumplimiento de cronogramas de entrega y de cantidades previstas, doble adquisición, falta de celeridad en su retiro y nacionalización en las aduanas.
El texto de Codevida y Provea llama la atención sobre la disminución de las asignaciones y liquidaciones efectivas a las empresas privadas para importar medicamentos, equipos y materiales quirúrgicos y de laboratorio.
Fuera de servicio
Lo mismo reporta la ONG Médicos por la Salud. En una encuesta realizada en 130 centros asistenciales de 19 estados del país, observaron que “61% de los hospitales tenía fallas graves de material médico quirúrgico; 65% importante desabastecimiento de catéteres y sondas; 86% tenían equipos de rayos X dañados, 94% tomógrafos sin funcionar, 94% con laboratorios con fallas de reactivos y 44% de los equipos cerrados o inoperativos”.
Otras fallas
Otro dato: según la Red de Sociedades Científicas Médicas Venezolanas, entre 2009 y 2013 se redujo drásticamente el número de camas operativas en los hospitales públicos: de 30 mil 964 a 21.770.
De acuerdo con la Federación Médica Venezolana, los hospitales y ambulatorios han perdido 6 mil 700 médicos (24% del personal profesional disponible).
Diversas instituciones han advertido, además, sobre la necesidad de que se vuelvan a publicar estadísticas sanitarias.
Por ejemplo, desde hace meses no se publica el boletín epidemiológico y el último anuario de mortalidad divulgado es el que presenta las cifras de 2011.
A corto plazo
Todo ese panorama, advierten Provea y Codevida, afecta a personas que padecen muchas patologías.
El informe agrega: “La situación del derecho a la salud en Venezuela reviste características críticas, extraordinarias y, por consiguiente, es obligación del Estado venezolano abordarla de manera urgente e inmediata (…) La necesidad de encontrar soluciones y de implementarlas en el tiempo más corto posible debe ser una tarea que cuente con el apoyo de todos los actores, que desde los organismos internaciones y de protección de los derechos humanos puedan colaborar”.
A eso a es a lo que se enfrenta Henry Ventura: al reto de la salud enferma.
Recomendaciones a Ventura (o claves para el éxito)
“Que no cambie, que recuerde quiénes somos nosotros, que no politice las cosas, porque eso impide que se mejore esta grave crisis”. Eso es lo que espera Francisco Valencia, presidente de la Coalición de Organizaciones por el Derecho a la Salud y la Vida, del nuevo ministro de salud, Henry Ventura.
El documento presentado por Codevida, conjuntamente con Provea en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Cidh), insta al ministro a crear “un sistema ágil, simple y flexible”, que garantice el flujo de divisas hacia los sectores sanitarios, así como planes de seguimiento y monitoreo de inventarios de medicamentos e insumos.
De médico a médico
Julio Castro, médico con especialización en medicina interna e infectología, le envió, a través de un artículo publicado por el portal prodavinci.com, una serie de recomendaciones a Ventura de cara a su gestión.
“Vuelva a publicar el boletín epidemiológico: sepa que está atrasado desde noviembre. Los datos que allí se publicaban son una excelente guía para afinar la puntería en políticas públicas”.
Castro agrega que a corto plazo el abastecimiento de medicamentos e insumos es fundamental.
E insiste en sugerir que la lucha contra la corrupción marque su gestión: “Como diputado ha sido testigo de múltiples documentos que reseñan la corrupción del sector salud (…) Tiene una oportunidad de oro para revertir esos hechos que desde la Contraloría han sido públicamente expresados en relación a la gestión de sus predecesores”.
El médico Marino González, especializado en políticas públicas, también le envió sus sugerencias a Ventura.
“El ministro debería reunirse con los representantes de los servicios de salud: hospitales, clínicas, pero también asociaciones civiles y religiosas que prestan servicios de salud. El objetivo es concertar un amplio programa de cooperación que potencie las fortalezas tanto del sector público como del sector privado. También debería acordarse de las pautas para realizar el seguimiento más eficaz para este programa”.
Eso también espera Francisco Valencia, de Codevida. “Ojalá el ministro lea El Tiempo y se entere, por este medio, de que nosotros queremos conversar con él, como cuando era diputado”. (Diario El Tiempo, 06.04.2015)