COCHETres meses lleva Javier Villegas hospitalizado en el Leopoldo Manrique Terrero, de Coche, esperando por una intervención de húmero y fémur.

En el ínterin ha recibido al menos cinco falsas fechas para la operación.

Mientras, a su hijo lo cuida la abuela y con su esposa, quien lo acompaña, comparte la comida que le dan. Él fue uno de los pacientes que en camilla salió ayer a la calle para protestar por la falta de insumos en el recinto asistencial.

Por la falta de insumos los pacientes pasan meses hospitalizados. Patología sencillas, como infecciones respiratorias, que suelen atenderse en siete días se tardan hasta 21

Las fallas de material afectan a Javier que solo llegó un mes después de la intervención que realizó el Gobierno al recinto, en la que prometió llevar insumos y reparar las áreas con problemas.

Que faltan anestésicos, guantes, gasas, yesos o quirófanos son algunas de las excusas que ha recibido a lo largo de los 90 días. Y cuando finalmente rehabilitaron los tres pabellones del hospital, le informaron que ni siquiera habían productos de limpieza para descontaminar las salas.

«Tenemos más de tres meses sin recibir cloro, desinfectante… Todo el material necesario para limpiar el hospital. ¿Qué haces con unos quirófanos reparados sino no los puedes usar porque están contaminados?», señaló Jesús Rebolledo, dirigente sindical del centro asistencial.

Quizás por esas fallas, Alexander Gómez, quien fue operado de una pierna por un accidente que tuvo en moto, recibió en quirófano una bacteria, por ella aún se mantiene en el hospital. «Tengo que tomar una pastilla que se llama Vancomicina que aquí no tienen. Me he gastado Bs 2.100 en tres cajitas».

Como Javier y Alexander hay 23 pacientes más en la sala de Traumatología del hospital Periférico de Coche. «Tenemos dos semanas con las operaciones completamente paralizadas», agregó el doctor Giovanni Provenza.

Como consecuencia de la protesta, se acercaron autoridades del Ministerio de Salud. La promesa fue de reanudar las intervenciones a partir de hoy.

Mientras en el Hospital Vargas, mantienen suspendido el triaje de las diferentes especialidades. Solo atienden estrictas emergencias o a aquellas personas que tenían su consulta reservada desde hace meses. Eso como forma de reclamo por la falta de insumos en el recinto. 

El viernes, médicos, en especial los residentes, acompañados por pacientes salieron a la calle a protestar por el déficit de materiales.

«Lo que pedimos no es por nosotros, es por los pacientes para darles la atención adecuada», aseveró Felipe Porras, médico residente de Medicina Interna. «No tenemos soluciones, guantes, alcohol, jeringas…»

Por la falta de insumos los pacientes pasan meses hospitalizados. Patología sencillas, como infecciones respiratorias, que suelen atenderse en siete días se tardan hasta 21.

Hace un par de semanas los pacientes de Traumatología protestaron por los retrasos en sus intervenciones. En las salas de esa especialidad aguardaban 66 personas, de las cuales 33 estaban listas para operar pero esperaban por material ortopédico.

En respuesta a los reclamos habilitaron un plan quirúrgico especial que apenas alcanzó para operar a unos nueve pacientes.

El Vargas también sufre por falta de personal. De los ocho quirófanos que inauguraron se pusieron cuatro a funcionar, y ahora solo dos están operativos.

El presupuesto mensual del hospital es de tres millones de bolívares para todos sus gastos, cuando debería ser por lo menos de ocho.

El déficit de insumos es un mal de todos los hospitales.

En el Magallanes de Catia tienen fallas con el material médico quirúrgico que reciben. A el Universitario de Caracas faltan cosas tan básicas como alcohol o catéteres.

Los residentes del Pérez Carreño no cuentan ni con termómetros, por lo que deben remitir a los pacientes a alguna farmacia externa para que le tomen la temperatura.

El viernes pasado también protestaron en la Maternidad Concepción Palacios por las fallas que han tenido en el edificio anexo Negra Matea.

Los médicos decidieron pasar consulta en la calle como reclamo porque al nuevo edificio, que tiene solo tres años, le han fallados los ascensores en múltiples ocasiones. (Valentina Ovalles, El Universal, 02.07.13)

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