De los seis ascensores del hospital de Los Magallanes de Catia, con mucha suerte tienen a dos operativos.
A comienzos de 2012, el único ascensor que quedaba en el hospital Simón Bolívar, que integra el complejo José Ignacio Baldó de El Algodonal, dejó de funcionar.
Desde entonces, los camilleros cargan de un piso a otro (a veces hasta por cuatro pisos) a los recién operados (que cada vez son menos por la falta de anestesiólogos y las fallas en la terapia intensiva).
El edificio anexo de la consulta externa del hospital Vargas lleva cinco años sin ascensor. Los pacientes, muchos de ellos adultos mayores, deben subir hasta nueve pisos, si van para el área de reumatología.
En el hospital de Lídice y en la Maternidad Concepción Palacios, las parturientas tienen que usar las escaleras porque los ascensores no sirven.
Entre las múltiples carencias que tienen los hospitales otra que se repite en varios de ellos es la falta de ambulancias.
El personal de enfermería del antiguo Pérez de León, en Petare, denunció hace un mes la falta de ambulancia en este centro. En el hospital Vargas también están inoperativas, entre otras cosas porque no tienen sirenas.
Las dos ambulancias con las que cuenta el complejo hospitalario El Algodonal están sin frenos ni amortiguadores y tampoco poseen sirenas.
Aunque no quisieron especificar día ni lugar, el personal médico y de enfermería de varios hospitales de Caracas preparan nuevas protestas de calle como la que se escenificó ayer en el hospital de El Algodonal para exigir mejoras en los insumos, equipos, infraestructura y personal.
Tras esta protesta el director del centro no ha conversado con médicos ni con los pacientes. (El Universal, 09.08.13)