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El sector salud colapsa y sufre crisis continuas porque se maneja con visión aislada (sin un engranaje entre la red primaria, secundaria y terciaria), por falta de políticas públicas definidas y por obras que se mantienen inconclusas en los hospitales desde que en 2007 iniciaron las remodelaciones.

El diagnóstico lo ofrecen médicos y expertos en el área hospitalaria que convergen en el mismo punto: la necesidad de aprobar un presupuesto justo para la salud y de descentralizar la adquisición de medicamentos e insumos.

Dinorah Figuera, diputada de la AN y médico, explica que en el presupuesto para la nación de 2014 se disminuye en 31% la inversión en salud. «La Organización Mundial de la Salud establece que un país debe invertir entre el 7 y 10 por ciento de su PIB en este sector. Lo asignado a la salud en 2013 fueron 31 millardos, lo que representa 1,7 del PIB y 8% del presupuesto nacional. Este monto fue deficitario y llegó a 60 millardos a finales de 2013 con los créditos adicionales que tuvieron que aprobarse.

Integrantes de las sociedades médicas de los hospitales coinciden en que la solución pasa por crear institutos autónomos a nivel de cada hospital que reciban su propio presupuesto y lo administren a través de un cuerpo colegiado

Para asignar los recursos de 2014 no se tomó en cuenta esto ni la devaluación de 46% y se estableció un presupuesto de 41 millardos, lo que significa 7,49% del presupuesto nacional. «Hay una política incoherente de asignación de los recursos aunado a una red primaria de ambulatorios desdibujada(Barrio Adentro), que presenta un colapso en el servicio de 60%».

La responsabilidad de la crisis de los hospitales de la ciudad recae también en la centralización. La burocracia se come la dotación de los hospitales.

Ismael Ocanto, del Sindicato de Trabajadores de Hospitales y Clínicas, explica que para pedir unos guantes quirúrgicos o una resma de papel «hay que hacer un trámite en la Dirección Regional del Ministerio en San Martín y de allí la solicitud pasa al Ministerio de Salud». Luego se hace una distribución de insumos médico- quirúrgicos con poco criterio. «El Ministerio de Salud realiza unas compras grandes para disminuir costos pero no las engrana con las necesidades reales de cada uno de los hospitales, compra cosas que muchas veces no se necesitan y lo que uno pide a veces no llega», explica un médico del hospital Vargas, que pidió no ser identificado.

Rosa Torrealba, de la Sociedad Médica del hospital de Los Magallanes de Catia, agrega que los insumos generalmente llegan con retraso y cuando llegan no alcanzan para todos los hospitales del Área Metropolitana, «lo que nos entregan no es suficiente para la cantidad de pacientes que tenemos».

Integrantes de las sociedades médicas de los hospitales coinciden en que la solución pasa por crear institutos autónomos a nivel de cada hospital que reciban su propio presupuesto y lo administren a través de un cuerpo colegiado.

Ocanto recuerda que antes quienes hacían las requisiciones eran los directores de hospitales. En el hospital JM de los Ríos, por ejemplo, existía un comité de compras donde participaban médicos, la dirección y administración del centro y hasta la comunidad, y se generaba una especie de contraloría social. Ahora todo lo supervisa el Ministerio y los médicos desconocen su criterio de compra, a quién le compra, las cantidades y la calidad. Un recurso humano mermado es otro de los factores que explica el colapso de los servicios hospitalarios.

«Se van por ser víctimas de criminalización y estigmatización, hay más de 25 mil médicos cubanos y ahora los médicos integrales comunitarios ocupando cargos para los que no están capacitados», dice Figuera. Manuel Parra, de la sociedad médica del Lídice, agrega los bajos sueldos, que trabajan con las uñas y en recintos inseguros.

Rodrigo Mijares, de la Unidad de Gestión Tecnología en Salud de la Universidad Simón Bolívar, explica que ante la falta de un organismo en Venezuela que evalúe la calidad de la atención de los servicios médicos, urge que las sociedades científicas, las universidades y el Ministerio de Salud se reúnan para analizar las políticas públicas del sector.

Para Ocanto, el Ministerio de Salud jugó al caos hospitalario iniciando en 2007 remodelaciones a la par en todos los hospitales. Las secuelas persisten como en la Maternidad del Lídice, donde seis años después las obras siguen pendientes. Marietta Rea, de la Sociedad Médica de El Algodonal, pide a las autoridades retomar el diálogo y desengavetar los papeles de trabajo de agosto del año pasado. (Delia Meneses, El Universal, 10.02.14)

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