Déficit de personal y los llamados «posgrados desiertos» son algunos de los males que afectan al sistema hospitalario desde hace algún tiempo. En los últimos cinco años, unos 12.300 médicos han abandonado el sistema público de salud, lo que se traduce en un déficit del 50%. De ellos, 7.000 han emigrado del país, según las cifras que maneja el doctor Douglas León Natera, presidente de la Federación Médica Venezolana.
Un contrato colectivo congelado desde hace 9 años, reflejado en «miserables» salarios; además de las condiciones de trabajo en los hospitales, donde sufren por la falta de insumos e inseguridad, han sido detonantes para el aumento de los desertores, afirma el representante gremial. «Un médico que labora ocho horas, con 35 años de experiencia, está ganando alrededor de Bs. 6.000», explicó.
En España, uno de los destinos preferidos por los galenos venezolanos antes que Estados Unidos, un especialista puede aspirar a un salario promedio de 4.000 euros (Bs. 22.400).
«Este es un grave problema que afecta a la salud pública», señaló el presidente de la Federación Médica. «El gobierno no ha hecho lo suficiente para preservar el talento nacional».
Quien más sufre con la deserción es el paciente. El tema queda en evidencia al visitar los diferentes centros de salud: servicios que no operan u operan a medias por la falta de médicos y pacientes sometidos a largas esperas por atención e intervenciones quirúrgicas.
Especialidades como Anestesiología, Medicina Crítica, Medicina Interna, Cardiología, Nefrología y Neonatología son algunas en las que más se siente la falta de galenos.
Incluso en Oncología, siendo el cáncer la segunda causa de muerte del venezolano, hay pocos residentes y cero aspirantes a posgrados en centros especializados como el Razetti de Cotiza, señaló Luis Gaslonde, presidente de la Comisión de Posgrado de la Universidad Central de Venezuela.
Con personal extranjero han suplido la carencia de residentes en las diferentes especialidades: costarricense, nicaragüenses, colombianos y bolivianos ocupan cargos en nefrología, neonatología, pediatría y medicina interna de los principales hospitales de la capital.
En el hospital Vargas la carencia de anestesiólogos alarga la espera de los pacientes por una operación. «Hay solo ocho activos que no se dan abasto para la demanda. Por ejemplo, los viernes en la tarde me quedé sin anestesiólogos porque los dos que tenía renunciaron», explicó Daniel Sánchez, jefe del servicio y Director del Posgrado en el mismo recinto.
La falta de personal contrasta con la alta demanda que tiene el posgrado de esta especialidad. «Hay muchos en el sector privado. El tema económico los ha alejado de los hospitales», agregó Sánchez, quien agregó que con 25 años de servicio, tres posgrados y dos maestrías apenas gana Bs. 4.000 mensual.
En el Razetti los enfermos oncológicos llegan cerca de las 7 a.m. para consultas y chequeos postoperatorios, el servicio es lento por la falta de especialistas y llegan a salir a las 3 p.m.
Mejora en los posgrados
A inicios de la década del 2000, al parecer una «época dorada», los aspirantes triplicaban, y a veces cuadriplicaban, los cupos disponibles para posgrados en la facultad de medicina de la UCV. Pero la situación fue en picada para el periodo 2004-2005 y se mantuvo durante al menos tres cursos.
Entre 2009 y 2011 los aspirantes ni siquiera alcanzaban el número de cupos, unos 800.
Apenas en el periodo 2011-2012 empezó a remontar la cifra: 1.010 fueron los inscritos. Ahora para el 2012- 2013 unos 1.100 concursan para unos 600 cargos en el área metropolitana, según las estadísticas de la Comisión de Posgrado de la UCV. El repunte estaría asociado a la crisis europea, y la «esperanza de mejor futuro en víspera de elecciones».
A pesar de ello, especialidades y subespecialidades como Cardiología, Hematología, Nefrología, Neumonología, Neurología, Pediatría y Puericultura, Medicina Crítica, Neonatología y Psiquiatría continúan con escasos o ningún aspirantes, señaló Gaslonde.(Noticias Yaracuy;06.09.2012)