En un ambiente tenso y de desconfianza un grupo de trabajadores del recinto sanitario de la ciudad aragüeña denunció la política de amedrentamiento auspiciada por el coordinador de la junta interventora, Julio Rivero, desde diciembre del 2008.
Tallulat Henríquez, ex trabajadora del José María Benítez, explicó “la situación del hospital es una situación, que yo la he calificado como el hospital hundido en la anarquía”. La trabajadora social afirmó que Rivero, arbitrariamente, coloca o quita personal y en caso de no hacer lo solicitado vienen las consecuencias, “que a nosotros nos esté amenazado permanentemente dentro del hospital, que nos va a joder, eso es terrorismo, eso es grave”, sentenció.
– http://juancarlossanchez.psuv.org.ve, 13.03.09, Comités de salud y consejos comunales se presentaron al Benítez
“Él me estaba pidiendo que firmara unos contratos para unas personas que no habían pasado por concurso, tenían 6to grado y él quería poner de asistentes de un servicio y no tenían la calificación” afirmó Henríquez y la reacción de Rivero fue amenazarla con botarla.
Raquel Díaz, ex supervisora de medicina interna del hospital, fue recientemente transferida al Padre Lazo, un ambulatorio tipo II, por denunciar la presunta vinculación de Julio Rivero con un caso de estafa.
Sentencia del Tribunal Supremo de Justicia del 06.02.06
Desde diciembre se ha institucionalizado la persecución por parte de la junta interventora. “Los que no son de la revolución no podrán trabajar en el hospital” sentenció Díaz en referencia al ambiente de intimidación que se vive en la institución médica.
Henríquez, por su parte agregó, que nadie conoce las funciones de la junta interventora pero que en el caso del Hospital José María Benítez “Rivero dice quien ingresa, quien egresa, quien es trasladado, él no está cumpliendo funciones de junta interventora si no de director de la institución. Es decir está cumpliendo una función para la cual no fue designado”. Sobre el resto de la junta, afirmó, que son cómplices silenciosos de la violencia que existe en el hospital.
De las 15 personas aproximadamente que se encontraban a la espera de la reunión, sólo, Díaz y Henríquez se ofrecieron para declarar, el resto de los presentes se mostró a la defensiva y con mucha desconfianza ante la presencia del personal de Provea.
Una de las inquietudes de las dos ex trabajadoras del hospital es el origen de Julio Rivera. Henríquez, quien tiene cuatro meses fuera del hospital, agrega “nadie de La Victoria conoce quién es él”.
“Con una cabilla me desinflaron los cauchos”
Vía telefónica, Tallulat Henríquez, indicó que al término de la reunión, durante una parada previa antes de llegar a su casa, a su carro le desinflaron los cauchos con una cabilla. Henríquez no responsabilizó directamente a Rivero por lo sucedido, sin embargo, “por los antecedentes que existen no dudo que haya sido él”.
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