El pasado domingo, en su acostumbrado programa, el presidente Chávez prometió a los habitantes de la urbanización Nueva Tacagua que pronto serían reubicados. Es la misma promesa que les hizo hace once años cuando visitó la comunidad.
En aquella ocasión, en 1999, en un acto simbólico ordenó implosionar dos de los edificios afectados y prometió que en un año las familias tendrían viviendas dignas.
Es decir, según la promesa presidencial para el año 2000 las más de tres mil familias que para ese momento existían en Nueva Tacagua debieron haber sido reubicadas en viviendas dignas.
Once años después más de la mitad de las familias esperan que esa promesa se cumpla. Algunas familias que fueron reubicadas corrieron la suerte de recibir casas que dignificaron su situación.
Otras, tuvieron menos suerte y las casas recibidas se deterioraron en menos de tres años. Otras recibieron dinero y pudieron comprar viviendas usadas y son quizás las que contaron con mayor suerte ya que compraron en Caracas.
Cada ministro con competencia en el área de vivienda de los más de 12 que hasta la fecha ha nombrado el Presidente prometió que en un año reubicarían a todas las familias. Ninguno cumplió.
Excepcionalmente algunos realizaron serios esfuerzos, pero por la permanente rotación de ministros los avances logrados se desvanecieron. A ello se suma el abandono al cual somete la Alcaldía a la comunidad tanto en materia de vialidad, aseo urbano y otros servicios.
La situación de desespero y desilusión de los habitantes de esta popular urbanización la describe el humilde habitante y luchador social Eladio Bastían, quien dice: «Realmente, resulta indignante la burla y el abandono a que nos tienen sometidos los ministros del gobierno y especialmente los alcaldes que han pasado por la Alcaldía del municipio. Libertador: Juan Barreto, Freddy Bernal y el actual Jorge Rodríguez, quien nos ignora por completo».
En el año 2004 las familias propusieron a la Alcaldía del municipio Libertador presidida por Freddy Bernal, a la Alcaldía Metropolitana presidida por Juan Barreto y al Ministerio de la Vivienda que unieran los esfuerzos y adoptaran medidas urgentes.
Que se evaluara la posibilidad de que algunos de los edificios expropiados en el Área Metropolita se destinara a las familias de Nueva Tacagua. Nunca recibieron respuesta.
No es cierto, como afirmó el Presidente, que las familias no se han organizado. Al contrario, producto de su organización y lucha conquistaron que un porcentaje de familias fuesen reubicadas.
Queda por parte del Ejecutivo Nacional adoptar medidas eficaces y urgentes que le garanticen a todas las familias de Nueva Tacagua viviendas de calidad, pues hay que recordar que la gran mayoría compró al Estado las viviendas que habitan y éste les vendió vivienda en terrenos inestables.
Lo mínimo que se merecen por los daños y perjuicios que se les causó es que sean reubicadas en condiciones que mejoren sus condiciones de vida y en viviendas de igual o superior tamaño. Ojalá no sea una promesa más.
Marino Alvarado Betancourt
Coordinador General de Provea