A los Pueblos del Mundo
Al Pueblo de Venezuela
El pueblo Wayuu se cansó de violaciones:
Alto al Ejército Bolivariano en nuestro Territorio
Nacimos libres y preferimos morir como hombres y mujeres libres.
Hace más de 500 años los pueblos originarios en todo el continente de Abya Yala fueron sometidos, a sangre, fuego y religión, por la imposición colonial europea. Sin embargo, no todos fuimos doblegados por las armas, pues, hoy podemos decir con orgullo wayuu por delante que: Nosotros nunca fuimos vencidos en batalla por esos conquistadores; por el contrario, nos convertimos en pastores luego de hacernos de los ka’aula (cabras), pülikü (burros), ammá (caballos) y a’paa (vacas) que los europeos trajeron.
Por si los criollos no lo saben, porque no lo aprenden en las escuelas, esta región de Suulia, según la administración del imperio español, no pertenecía a la llamada Capitanía General de Venezuela sino al Virreinato de la Nueva Granada, bajo la administración de la Gobernación de Santa Marta.
En ese tiempo, dos fueron los Gobernadores que los wayuu liquidaron cuando pretendieron imponer su poder en nuestras tierras, motivo por el cual, el imperio español entregó estas tierras a los banqueros alemanes Welser de Augsburgo en pago de deudas.
En los tiempos de la Dictadura Gomecista, un Comandante del Ejército venezolano a quien los wayuu apodaron Kayushikai (El Caimán), quiso imponer su fuerza matando a los wayuu y aterrorizando a nuestro pueblo. Todos los clanes nos unimos y le hicimos la guerra matando al Kayushi y obligando al Estado venezolano a respetar el territorio wayuu. Esta historia fue escrita por uno de los hijos de Sinamaica, el desaparecido profesor Maguello Quintero, y, quien quiera aprenderla puede leerla completica en las páginas de su novela Aciamanis (Sinamaica al revés).
Es decir, nosotros nunca olvidamos, ni olvidaremos nunca que los wayuu hemos defendido a muerte nuestras tierras desde siempre y no vamos a dejar de hacerlo.
Hoy, ante la crisis económica generada por el mal gobierno que, entre otras cosas ha provocado un cada vez mayor desabastecimiento de alimentos, especialmente, en los estados fronterizos como el nuestro; una devaluación de la moneda nacional al punto de que lo que nunca habíamos vivido ahora lo vivimos y lo padecemos. Nos referimos a que nunca antes un (1) peso colombiano llegara a valer, como hoy vale, 25 bolívares venezolanos. Nunca fue así sino al contrario.
Finalmente, desde los tiempos del terrible dictador Juan Vicente Gómez nunca antes habíamos tenido que confrontar a una fuerza militar que actuara con tal violencia y violación de nuestros derechos como ciudadanos y como verdaderos originarios en nuestro territorio. Por eso, hoy se contabilizan cerca de 28 asesinados, muchos de ellos no reportados por el terror que infunde el Gobierno y sus fuerzas militares; otros, porque sus familiares dependen de empleos en la Alcaldía de La Guajira, y, los sustentados y denunciados nunca han recibido respuesta de los organismos públicos que, supuestamente, están para eso; por el contrario, vemos a la Defensora del Pueblo tratar de justificar lo injustificable: la tortura, la muerte.
Por todos los criollos es sabido que el pueblo wayuu fue capaz de generar sus propios mecanismos de distribución de alimentos, sus propias formas de comunicación entre los wayuu que habitan en la ciudad de Marakaaya y sus abuelos que permanecen resguardando sus territorios ancestrales en Wopumüin, Jalaala y Wüinpümüin (Baja, Media y Alta Guajira). Nunca necesitamos que ningún militar, por muy comandante que fuera; ningún comandante por muy Gobernador fuera, nos trajera nuestros alimentos y ponernos a depender de ello, pues, siempre hemos sido autónomos, siempre hemos sido libres.
Hemos sido respetuosos del reordenamiento territorial que los alíjunas hicieron desde su control de la república de Venezuela. Nunca fuimos consultados para ello; sin embargo, desde nuestra idea de justicia restitutiva y no punitiva, hemos tratado de mantener acuerdos tanto con el Estado-gobierno de Venezuela como con el Estado-gobierno de Colombia.
Hemos buscado instalarnos en sus procesos y formas políticas a través de miembros de nuestra etnia que, sólo por el impulso de todo el pueblo wayuu, han llegado a ocupar importantes posiciones como Ministros, Presidentes o Vice-presidentes del parlamento venezolano pero que, tanto los wayuu que apoyamos como el Estado-gobierno mal entendieron como nuestra entrega a sus desmanes.
Así, los wayuu que apoyamos para que nos representaran han terminado por creer que les apoyamos para que ellos y sus familias se enriquecieran en conchupancia con los alíjunas del Ejército y la Guardia Nacional exactamente, de lo que acusan a todo el pueblo wayuu, es decir: por “contrabandistas”, “bachaqueros”, “apátridas”, etc., y el mal gobierno nos muestra ante el mundo como vitrina del mal sin que aquellos, esos wayuu que nos han traicionado, digan nada en nuestra defensa.
Esto, lamentablemente, debemos señalar, forma parte del proceso de sometimiento de nuestro pueblo y de sus protagonistas, y, sobre todo, de su conversión en traidores a la causa de la paz y el entendimiento que desde su eirükü su corazón les dicta.
Por todo eso, podemos concluir que, si algún gobierno ha atentado en contra del corazón de las comunidades y su cultura, ha sido este de Chávez y sus herederos, pues, logró secuestrar nuestro espíritu, encerrarlo en la prisión de las promesas que sabía no iba a cumplir, pero que le propiciaba el tiempo necesario para liquidarnos en la medida de que, ciertamente, somos los más minoritarios y los más pobres entre todos los minoritarios y todos los pobres de este país que ellos llaman Venezuela.
Al yukpa Sabino Romero, a quien siempre respetamos por su decisión de luchar por los territorios de su pueblo, y que lo respetamos precisamente por eso. Sin embargo, Sabino fue asesinado con la certeza del gobierno de que eso iba a ocurrir; vale decir, el mal gobierno sabía que a Sabino lo iban a matar, nada hizo, y, lo mataron.
Hoy, a nosotros los wayuu, nos matan de frente, tal como sucedió con nuestro hermano Nelson González, asesinado abiertamente por el Ejército bolivariano con sus fusiles rusos comprados con dineros que favorecen al enriquecimiento de la mafia militar y a los “perros de la guerra”, al tiempo que nuestra gente muere de mengua en nuestros hospitales.
En fin, lo que le hicieron a Sabino, ahora nos lo quieren hacer a nosotros; pero nosotros no somos Yukpa: WAYUU WAYAKANA, EEKIWAYUUKANA; Nosotros somos wayuu, nosotros somos nuestra propia cabeza, nuestros propios jefes, pues, WAYUU WAYA CHEKÜKÜSÜ WERAJIRAI WAKUAIPA, “todos los wayuu estamos unidos y dispuestos a defender lo que somos”…
Desde ese principio hemos venido luchando en contra de las políticas del “mal gobierno” que intentan condenarnos al sometimiento y al terror de sus fuerzas militares que nos matan y luego nos traen bolsas de comida que, además, les tenemos que pagar.
Por eso, llamamos a los venezolanos, a los zulianos y al mundo entero, a apoyar nuestra lucha, pues, no sólo estamos defendiendo nuestro territorio en contra de los eternos invasores extranjeros (lo que siempre hemos hecho), sino que intentamos proponerles una forma de organizarnos para vivir comunariamente, es decir, desde el respeto y la inclusión, sin extractivismo, sin destrucción de la tierra y, por el contrario, teniéndola como nuestra madre aliada fundamental para la vida futura de todas nuestra generaciones.
Por eso les invitamos a acompañarnos a gritar:
¡Ya Basta!
No más violaciones a los Derechos Humanos del Pueblo Wayuu!
Fuera el Ejército Bolivariano del Territorio Wayuu!
Somos wayuu, somos indios, ¡Déjennos en paz!
Esta es palabra de:
Asociación de Consejos Estudiantiles Indígenas de LUZ (ACEINLUZ)
Organización Intercultural para la Educación Autónoma Wainjirawa