Su directora y co-fundadora recalcó que, esta publicación alternativa-bilingüe nació en la Revolución Bolivariana. Se trata de un periódico indígena, con circulación mensual, que armoniza la cultura oral de los pueblos autóctonos con la tecnología. El pasado domingo 4 de julio, fue galardonado con el Premio Nacional de Periodismo 2010, por la edición de su décimo aniversario, que colocó la diagramación y la información al servicio de los pueblos originarios. Meses atrás, estuvo nominado al Premio de la Unesco de Comunicación Rural, por su trabajo en función de la interculturalidad y la integración

Diversidad, cultura, investigación, educación, sabiduría, pluralidad, información y trayectoria son los valores que identifican al “Wayuunaiki”: el único periódico étnico-comunitario de Venezuela y Colombia. Debe su nombre a la lengua que hablan los wayuús o guajiros que habitan en el departamento neogranadino de La Guajira y en el estado Zulia, de Venezuela.

Es un periódico mensual que destaca la interculturalidad, la idiosincrasia de los pueblos indígenas y sus luchas, y el compromiso de una comunicación alternativa con los rostros de nuestra identidad.

Para los creadores de este periódico, haber obtenido el Premio Nacional de Periodismo 2010, en la categoría de Diagramación, fue “una reivindicación a la constancia y tenacidad de 10 años de trabajo periodístico, escribiendo la historia oral de los pueblos indígenas”.

El pasado domingo 4 de julio, durante la entrega del Premio, Jayariyú Farías, la directora y co-fundadora de esta publicación étnica-bilingüe, ofreció una entrevista exclusiva al equipo de Aló, Presidente, en la cual subrayó que Wayuunaiki es hijo de un proceso inédito en Venezuela; porque, esta propuesta nació con la Revolución, con el despertar de la conciencia indígena y con el reconocimiento de los pueblos nativos en la Constitución.

Después de 10 años, el Wayuunaiki está en los nueve estados indígenas del país. Nació en abril del año 2000 y, durante, sus primeros 5 años, sólo se distribuyó entre las etnias indígenas del estado Zulia: yukpa, wayuú, añú y japreria. No fue sino hasta el año 2006, cuando dicho periódico comenzó a plasmar el acontecer de todos los pueblos aborígenes de Venezuela. Hoy, el Wayuunaiki se distribuye en: Zulia, Anzoátegui, Bolívar, Amazonas, Monagas, Delta Amacuro, Apure, Sucre y Barinas.
Según Jayariyú, “Wayuunaiki es el único periódico especializado de Venezuela y Suramérica, con esencia indígena”. En este sentido, la periodista explicó:
—En otros países de nuestro continente, como Ecuador y Bolivia, no hay un periódico como el nuestro —y son naciones con más poblaciones indígenas que nosotros—. Los indígenas de Bolivia nos han pedido, varias veces, que vayamos y los capacitemos en herramientas de manejo de información y diagramación.

¿Cuál es el estilo comunicacional de Wayuunaiki?
Yo siempre les digo a nuestros periodistas que el concepto del diseño, de la diagramación, debe ir unido al fondo, al contenido. Eso sucede primero en nuestras mentes, o sucede en el entorno. Una vez, por ejemplo, entrevistamos al alquimista del chirrinchi —que es nuestra bebida típica, la bebida que pone al wayuú borrachito—, en un velorio. ¡Imagínate cómo puede ser ese ambiente a las dos, tres de la mañana, en La Guajira: la brisa, la luna, las estrellas (porque allá no hay electricidad). Uno se lo imagina y lo plasma en el periódico. Entonces, hay mucha comunicación y, de verdad que, en eso somos muy exigentes; tanto en tratar de explicar nuestro contenido, utilizando los distintos géneros periodísticos, como usando los colores y la diagramación más creativa.

Yo siempre le digo a la señorita de diagramación: “Mira, nuestro público no es menos o más inteligente que cualquier público”. Nuestros lectores —que son wayuú y no wayuú— deben sentirse atraídos por nuestro contenido, pero también por nuestro diseño. Por lo general, veo la versión final de las distintas ediciones del periódico y digo: “¡Perfecto! Logramos lo que queríamos”. Porque no esperaría una cosa tan alejada de la otra, tan desorientada, ¡pues! Y eso, en el periódico, lo marca mucho el diseño.

Como usted dice: “Una cosa no puede ir alejada de la otra”; y en este caso sería el contenido de la forma, ¿no? El contenido que ustedes publican tiene sentimiento y profundidad. Una lo lee y se le eleva el espíritu, inmediatamente, y lo más sorprendente es que lo logran, a pesar de que algunos de sus reporteros ni siquiera han estudiado Comunicación Social.
Sí. Ésas son las cosas tan impresionantes y tan hermosas que han sucedido durante estos 10 años: el despertar de la conciencia indígena. Porque antes, yo me pongo a pensar: bueno, yo tengo 32 años y este periódico nació cuando yo tenía 22 años; quiere decir que, ya a los 22 años, yo tenía una conciencia crítica del entorno. Yo siempre le digo a mi mamá, y a mis amigos —que vivieron procesos indígenas en la IV República—: “¿Ustedes de verdad —respóndanme una pregunta—ustedes creen que este periódico, si hubiese nacido en otros tiempos, sería Wayuunaiki?”. Y ellos me dicen: “¡Nooo! ¡Jamás!”. Éste era el tiempo, era el momento: todos los días estamos en la dinámica informativa nacional, todos los días estamos participando en lo político, en lo económico, en lo social.

Los consejos comunales indígenas aportan muchísimo a todo este proceso y, ¡mira!, son historias tan interesantes; además que, a ningún medio le interesan, porque nos hemos dado cuenta. Cuando Wayuunaiki nació, nosotros los wayuú solamente salíamos en las páginas de sucesos; Solamente, salíamos en las crónicas rojas: cuando los wayuú mataban, cuando los wayuú contrabandearon, cuando los wayuú extorsionaban, cualquier cosa; pero, siempre, destacando lo negativo. Y, hoy, nosotros en Wayuunaiki, tenemos una guerra tan fuerte que, cuando un medio ataca, nosotros contraatacamos con la verdad.

Hace unos meses, nosotros destapamos una olla en el Zulia. Estaban acusando a un wayuú, de Poliwayuú [cuerpo de vigilancia comunitario], de haber matado a una muchacha en el sector —y todo el mundo acusaba al poliwayuú—. Bueno, eso salió en el periódico: “El poliwayuú la mató, la estranguló”; cosas horribles, ¿no? Y, bueno, nosotros investigamos, estábamos duros en el caso del poliwayuú y; ¡fíjate que!, el poliwayuú no era el que la había matado.

Pero, ¿cómo quedamos los wayuú, en ese momento? Por supuesto que, ya nadie le quería dar trabajo a un wayuú. Entonces, son esos contenidos racistas y esas historias que los medios suelen utilizar, para expresarse de los indígenas, las que hacen del periodismo un ejercicio mezquino, deformado. Pero, ahora es totalmente distinto; porque, nosotros, a través del periódico decimos: “Esto no lo pueden hacer los medios de comunicación. No es nuestro compromiso”. La responsabilidad que tiene un medio de comunicación es con la verdad y con el pueblo. A nuestros periodistas, yo les digo: “¡Dios mío!, nosotros tenemos una responsabilidad impresionante”; porque, además de que estos temas no le importan a nadie, debemos ligarnos a la realidad nacional, con producciones de calidad que sean expresiones de nuestra cultura. Hoy, los pueblos indígenas somos protagonistas —porque, ¡cuándo, en otros tiempos, íbamos a soñar con un Ministerio para los Pueblos Indígenas!

Evidentemente, ustedes se han convertido en la expresión de un nuevo periodismo, un periodismo alternativo como una herramienta de lucha.
¡Eso es! ¡Es una herramienta de resistencia! Tú lo acabas de describir muy bien. Porque, yo puedo dominar perfecto la oralidad (de hecho, es una de las cosas que queremos seguir rescatando con el periódico, y mantener); pero, lamentablemente, cada vez que muere un anciano, muere un libro para nosotros los indígenas.

Entonces, ¿qué hemos hecho en Wayuunaiki? Bueno, estas historias, las incluimos en una sección que se llama Raíces y Relatos. Nosotros vamos a donde cada anciano y le decimos: “Bueno, mi tía”. “Bueno, mi tío, ¡a ver!, ¡cuéntenos! ¿Qué historia recuerda?, ¿qué relato?, ¿hay algo que recuerde?”. Y de una vez, ellos van, revisan y, de repente, sale una excelente historia que va a ser el legado para nuestros hijos. Lamentablemente, el mundo occidental come a los pueblos indígenas y nos toca vivir entre dos mundos, nos toca vivir en el mundo occidental, utilizando las herramientas del mundo occidental para fortalecer nuestros propios sistemas. Y eso es lo que hacemos con Wayuunaiki: usar la tecnología de información y la comunicación al servicio de los pueblos indígenas.

¿Y quiénes son los productores?
Bueno, allí tenemos un equipo bastante grande, ¡gracias a Dios!

¿Cuántas personas?
Esta iniciativa la comenzamos mi papá y yo. Bueno, mi papá murió, pero ya se había como gestado la idea, ¿no? Era un trabajo para la universidad; yo estaba estudiando la carrera, y cuando sale Wayuunaiki, todo el mundo me dijo: “Jayariyú, esto tiene que salir”. Bueno y, ahí fue que, nos motivamos; y mi mamá —que también es una wayuú líder, una wayuú soñadora—, me impulsó en el proyecto, y ya, hoy, tenemos corresponsales desde todos los estados indígenas. Además, tenemos una corresponsal en el departamento colombiano de La Guajira, que es Betty Martínez Fajardo, una periodista que también ganó un Premio en Colombia hace dos años, en Periodismo, mención Cultura. Digamos que, ahora, somos un equipo grande; la mayoría, indígenas.

¿Y cada cuánto sale este periódico?
Mensual. Pero, hacemos tres ediciones especiales al año que marcan fechas muy importantes para los pueblos indígenas. La primera es nuestro aniversario, que es en el mes de abril; la segunda, es el 9 de agosto, que es el Día Internacional de los Pueblos Indígenas —y que este año se va a llamar “Misión Política y Territorios Indígenas”, para analizar el contexto político, la participación política que hemos tenido los pueblos indígenas en Venezuela y América—; y el 12 de octubre, que es el Día de la Resistencia, también tenemos una edición especial. Tratamos de profundizar en temas, que son los temas que se están discutiendo en los ámbitos internacional y nacional, sobre pueblos indígenas. Tomamos una edición, nos concentramos en una temática, investigamos. Bueno, de verdad que es un trabajo hermosísimo el que hacemos para las ediciones especiales, y son unas ediciones que a la gente le gustan mucho.

¿Y cómo es el enlace con las comunidades?
Las comunidades son —digamos— nuestras primeras fuentes de información. Ellas nos llaman, o nosotros a ellas. Siempre que vamos a hacer una pauta, lo primero que hacemos es contactarlas. Lo que siempre decimos en el periódico es: “No hacemos nada que las comunidades no sepan”. ¿Por qué? Porque, ellas son nuestras principales aliadas aquí. No llegamos a ninguna comunidad, sin antes habernos comunicado con el coordinador de los consejos comunales. Incluso, hemos asumido el reto de asumir proyectos que trabajen directamente con las comunidades. Tenemos una propuesta para la capacitación del vocero del Comité de Medios Alternativos de los consejos comunales. El proyecto se llama Reporteros Comuneros.

¿Ese proyecto guarda alguna relación con la innovación en el reporterismo comunitario y la participación indígena en procesos de conocimientos?
Exactamente. Es la capacitación para hacer la voz de esos consejos comunales. Porque, muchas veces, nos hemos encontrado con las experiencias de que ellos quisieran escribir, quisieran participar; pero, no tienen las herramientas. Entonces, nosotros allí les daríamos el conocimiento. El proyecto contempla, también, darles las herramientas tecnológicas: un grabador y una cámara. Todo lo que pase en el consejo comunal tiene que documentarse para los medios de comunicación, ya sea para el Wayuunaiki o para las emisoras comunitarias. Que ellos aprendan a hacer un reporte desde sus comunidades.

Ellos hacen eventos hermosísimos y eso nadie lo va a cubrir y, entonces, es una pena que la gente no pueda conocer este proceso que estamos viviendo. A los grandes medios sabemos que no les interesa. Entonces, nosotros tenemos que fortalecer nuestros propios medios. Digamos que, darles las herramientas a las comunidades indígenas para que ellos se expresen; porque, además, si le damos ese contenido a otros medios, lo van a deformar totalmente: ellos le van a quitar la expresión al pueblo, para ponerle ellos adjetivos a ese tema; porque, lo veo, lo veo a diario en la televisión, lo leo a diario en el periódico. El Wayuunaiki trabaja distinto, lo hace desde lo que dice la gente, sin cambiar nada. A mí me parece que, eso es la verdad, y nuestra responsabilidad, es decir la verdad, y que el poder de nuestra gente se pueda ver alrededor de nosotros.

¿Cree usted que ésa fue la razón por la que el Wayuunaiki estuvo nominado al Premio de la Unesco [Organización de las Naciones Unidas para la Ciencia, la Educación y la Cultura], en la categoría de Comunicación Rural?
¡Sí! Estoy segura que sí. Esa vez, también, fue para nosotros un momento muy grato; porque —insisto—, en algún momento no éramos visibles a este país, ¡de verdad! Nosotros siempre decíamos: “¡Dios mío!, ¿por qué no nos miran?, ¿por qué no nos toman en cuenta?, ¿por qué nos cuesta tanto?”. Y la nominación al Premio de la Unesco nos dio aliento para proseguir el periodismo humano, el periodismo que está pateando la calle todos los días, el periodismo que consulta a la gente. Esa oportunidad permitió que fuéramos visibles a muchos sectores, que no creyeron en Wayuunaiki, al principio, porque era el periódico de los pueblos indígenas. Recuerdo que los más mercantilistas decían: “¡Nooo!, pero, ¿quién va a comprar Wayuunaiki? ¡No, no!”; y, ciertamente, las primeras dos ediciones las regalamos; pero, en la actualidad, todos los wayuú hacen un aporte al comprar Wayuunaiki porque saben que es la manera en la cual nosotros podamos seguir saliendo y porque saben que sus comunidades están metidas en Wayuunaiki.

¿Y cuántos ejemplares publican, en cada edición?
Bueno, nosotros tenemos entre 5 mil y 6 mil ejemplares por edición mensual. Hacemos un esfuerzo para las ediciones especiales para llegar a 10 mil. Eso —bueno—, eso varía.

Y, ¿cuál es el precio?
Actualmente, está en 3 bolívares.

Para concluir la entrevista, la directora del Wayuunaiki, Jayariyú Farías, anunció que, el colectivo de este periódico está decidido a seguir aportando experiencias de cambio en la comunicación alternativa, con alma indígena. En principio, continuarán innovando en tres proyectos:
El primero, se denomina La Ruta de las Artesanas. El objetivo de este proyecto estriba en identificar a las artesanas de las diferentes comunidades autóctonas del país y promover un Centro de Interpretación Cultural, de modo que, las personas sepan dónde están las artesanas indígenas, y que esa información pueda servir como una guía encartada dentro del periódico.

El segundo proyecto es el Centro de Documentación Indígena(1). ¿Por qué? Porque, ellos han recopilado una bibliografía muy extensa y, aparte, cuentan 132 ediciones del Wayuunaiki que merecen estar bien organizadas.

Actualmente, seis pasantes de Bibliotecología y Archivología se encuentran creando la estructura del Centro de Documentación. Allí, la gente va a tener la oportunidad de consultar bibliografías y las ediciones del periódico. La meta es rescatar “saberes ancestrales que fortifiquen la cultura de las etnias de Venezuela”.

El tercer y último proyecto, a corto plazo, es tener un portal web de Wayuunaiki, con actualización diaria, donde se puedan difundir e impulsar las producciones relacionadas con los pueblos indígenas, en una alianza entre la tecnología y las iniciativas de comunicación alternativa, como herramienta de resistencia y conexión.

* [email protected]

(1) Este Centro funcionará en la sede de la Fundación Wayuunaiki, en el Zulia, específicamente, en la calle 72, con Av. 19, sector Paraíso, edificio Noel, piso 3, oficina F, al lado del edificio On line.

Fuente: www.minci.gob.ve

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *