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En la última década, el Gobierno ha ensayado cinco planes de contratación para acabar con la “pobreza extrema, capacitar a la población y ofrecerles empleo”.

Los planes han coincidido con momentos electorales que han hecho de poca durabilidad su mantenimiento, lo que genera que su impacto en la reducción del desempleo y la estabilidad laboral no se hayan traducido en un aumento del trabajo decente, es decir, productivo, con ingreso digno, seguro, con protección social para las familias, libertad de expresión y participación en las decisiones.

La última de esas organizaciones, la Misión Saber y Trabajo, fue creada por el ex presidente Hugo Chávez en 2012, como antesala a las elecciones presidenciales, con la intención de generar 3 millones de empleos entre 2012 y 2019.

Significó entonces un plan sucesor de la Misión Che Guevara, creada en 2007 con el mismo fin, y a su vez como una mejora de la Misión Vuelvan Caras, instalada en 2003, pero que terminó unificándose el 1 de julio de 2014 mediante el decreto 1.078 con la orientación de “garantizar la sustentabilidad, el bienestar y la estabilidad de los ciudadanos, mediante el acceso a la educación y el trabajo, asegurando su incorporación en actividades productivas”.

“Nosotros deberíamos incorporar 421 mil puestos de empleo por año. Esa es la meta que tenemos estipulada”, dijo en abril de 2012 en el programa Dando y dando, que transmite Venezolana de Televisión, el entonces vicepresidente para el Área Económica Productiva, Ricardo Menéndez.

Pese al impulso con el que arrancó, el registro está paralizado desde el año pasado. En el segundo piso del Instituto Nacional de Capacitación y Educación Socialista (Inces), donde funciona una oficina de la misión, ya no reciben documentos.

La actualización o inscripción de datos se hace vía web, pero la página está fuera de servicio, así como el perfil en Facebook, que no se actualiza desde 2012.
Los desempleados han reclamado a través de redes sociales la paralización de la misión que debió responder a las necesidades del mercado laboral y que ahora busca una solución con la Ley de Primer Empleo.

El clientelismo

En el sector petrolero, el Sistema de Democratización del empleo (Sisdem) creó expectativas en 2003. El secretario general de la Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros y dirigente de la Corriente C-Cura, José Bodas, cree que fue una buena idea, que entonces parecía una alternativa real para acabar con la venta de reportes de empleo y reducción de la violencia en la industria.

El Sisdem, siendo una oficina de empleo automatizada y distinta a las que administra el Ministerio del Trabajo, agilizaría las ofertas y restaría el monopolio de la cartera de trabajo a los sindicatos petroleros de entonces.

Lamentablemente, destaca Bodas, “los vicios del pasado gozan de muy buena salud”, pues no hay manera de hacer contraloría de cómo se selecciona el personal, y cuando se hace es por períodos menores a tres meses, con el propósito, dice Bodas, de dar supuesta mayor participación a desempleados.

La poca transparencia en su administración produjo el pasado jueves, en las puertas de la oficina del Sisdem del comando de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) de Puerto Píritu, una protesta. “Somos miles los que estamos inscritos en el Sisdem y que cumplimos con los requisitos para optar por un trabajo, pero seleccionan a personas que no son de aquí, los traen de Maracaibo o Punto Fijo mientras que continuamos desempleados, aun teniendo experiencia en el área petrolera”, reclamó Key Valvuena.

Para Bodas, se trata de una reedición de “las mismas denuncias del pasado porque está funcionando mal en la distribución de los empleos”.

Hacia una política de empleo

El ensayo del Ejecutivo en esta materia, junto a la paralización de los proyectos industriales en la región, han rezagado los planes de creación de empleos de calidad como recomienda la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Sólo en Guayana se han dejado de generar unos 9 mil empleos directos, según las cifras oficiales, y 28 mil indirectos por la paralización de los proyectos de la antigua Compañía Nacional de Industrias Básicas (Coniba), entre otros.

Destaca la ausencia de planes, por ejemplo, para mejorar la transición de la economía informal a la economía formal. Al contrario, el Ejecutivo ha promovido la informalidad al considerar esta población dentro de la población ocupada del país, tratando de esquivar con ello el porcentaje de trabajadores que pertenecen al desempleo.

De acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), de las 50 mil nuevas plazas de trabajo que se crearon al cierre de 2013, más de 17 mil se generaron en el sector informal de la economía, lo que, a su vez, va a la par con el aumento a un tercio de la población en el estado Bolívar en situación de pobreza.

Ensayo socialista

2003. Misión Vuelvan Caras. Objetivo: bajar la tasa de desempleo a 5%.

2003. Sistema de Democratización del empleo (Sisdem) en el sector petrolero.

2007. Misión Che Guevara. Se inscribía dentro de la Misión Cristo y tenía como meta alcanzar cero pobreza para 2021.

2010. Fondo Bicentenario. De acuerdo con el ex presidente Hugo Chávez, se aumentó en 500 por ciento los puestos de trabajo a través del financiamiento estatal a proyectos socioproductivos.

2012. Misión Saber y Trabajo. Objetivo: generar 3 millones de empleos entre 2012 y 2019.

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