No menos de cinco años han pasado sin que los empleados del sector público hayan percibido un incremento sustancial de la escala de sueldos y salarios.
Las principales federaciones de empleados públicos coinciden en señalar que lo que se ha venido dando es un ajuste de la escala impulsado por el aumento del salario mínimo.
Antonio Suárez, presidente de la Federación de Empleados Públicos (Fedeunep), elogió los ajustes del salario mínimo, pues favorecen a los jubilados, pensionados y a quienes ganan menos, pero resaltó que los beneficios no son iguales para quienes trabajan en la administración público, cuyo sueldo se rige por varios escalafones.
«Hay que correr las escalas en un porcentaje que sea lo suficiente para alcanzar el nivel de vida que merecen los profesionales. Así como se está reformando la concepción financiera y económica del país, también al salario necesita darle la vuelta, sobre todo cuando tienes una inflación de más de 40% y no se ha suscrito el contrato marco del sector público. Eso no es cuestión de privilegios», reflexionó.
La falta de aumento de las escalas ha llevado a un solapamiento de los salarios o que sea mínima la diferencia del salario entre grados.
Con el ajuste del 10% de la remuneración básica en noviembre, el sueldo mínimo en la administración pública será de Bs 2.973 y el salario máximo será de 7.316, según datos de la Federación Nacional de Trabajadores del Sector Público (Fentrasep).
Servando Carbone, en representación del grupo, señaló que aunque en ese ejemplo hay una brecha amplia, no es así cuando se revisa la escala. Citó por ejemplo que, en noviembre, la diferencia entre el salario máximo de un bachiller tipo III (Bs 6.353) y el del profesional tipo III (Bs 7.316) no llegará a mil bolívares, aún y cuando para ocupar el máximo cargo en la administración pública se toman en cuenta los estudios profesionales y la experiencia.
Según Suárez, se sigue aplicando la vieja «trampa burócrata» de correr la escala de forma mínima entre grados.
Suárez admitió que hay una desmejora de la calidad de vida de los servidores públicos que, de acuerdo a cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE), representan el 18,8% del total de ocupados en el país.
«La gente tiene que cargar con su comida y la de sus hijos porque ya no pueden darle dinero para que coman. Hay una serie de cosas que se van sumando y que son producto del no ajuste del salario de forma permanente de las escalas», dijo, al recordar que Fedeunep elevó ante el Ejecutivo una propuesta que no fue valorada.
Ambos dirigentes coinciden en que la situación es diferente con el sector militar, para el que este año se anunció un aumento de entre 45 y 60% para los oficiales, dependiendo del rango. «La diferencia entre un coronel y un general no es de mil bolívares», dijo Carbone.
Tanto Fedeunep como Fentrasep aspiraban a dar inicio a la discusión del contrato colectivo marco en mayo pasado. Han pasado cinco meses y todavía sigue sin una definición.
El directivo de Fedeunep exhortó al Ejecutivo a no darle más largas a la situación. «Nuestro patrono, en este caso Nicolás (Maduro), él sabe que está en deuda con los servidores públicos. Más allá de que nosotros no estemos legitimados, hay mil maneras de que se haya aprobado el contrato marco, una de ellas es convocar a los sindicatos de base», expresó. (Yaneth Fernández, El Universal, 14.10.13)