Hace en la Esquina de Pajaritos una brisa fría, donde un suéter no basta para cubrirse de ella, pero aún más fría para Hugo Bastidas que viene de tierras calientes, donde la temperatura rebasa los 30 grados centígrados y el sol es más fuerte que el de la ciudad de Caracas.
Bastidas es uno de los ex trabajadores de PDVSA –Zulia– que se encuentran en huelga de hambre en las afueras de la sede administrativa de la Asamblea Nacional, hasta la fecha 11.02.11 cumplió 18 días sin ingerir alimentos, sólo suero y caramelos de miel para mantener los niveles de glucemia, ya que tuvo que abandonar la huelga y regresar a su estado (Zulia), debido a que su esposa, quien está embarazada, tuvo que ser hospitalizada.
El ex trabajador es secretario general del sindicato Simutrapetrol (Sindicato Municipal de Trabajadores Petroleros de Lagunillas), estuvo laborando en la industria petrolera por siete años, ingresó durante el Paro Petrolero en el año 2002 y en 2004 fue contratado como personal fijo de la estatal.
“En el 2002 en la trasnacional donde trabajaba prestamos el apoyo para levantar la industria y en el 2003 levantamos la gerencia de relaciones laborales siendo dirigentes sindicales externos de la empresa”. Expresa un Hugo barbudo, de parpados caídos y ojos rojizos, quien comenta que tenía un trabajo estable en la trasnacional donde permaneció durante 12 años.
Mientras se acomoda suavemente en la colchoneta donde está sentado y se cubre de la brisa fría con su chaqueta verde oliva, Hugo relata con lamento que su despido, que fue el 27 de julio de 2009, se debió a varias denuncias que realizó contra gerentes de la estatal petrolera.
La razón de no permitirle más el acceso a la industria, según lo expresado por el sindicalista, fue “no pueden entrar dirigentes sindicales”. Estos argumentos sostienen la teoría de Bastidas quien afirma que “hay una persecución con los sindicalistas”. Además, el huelguista cuenta que en el año 2008 les fue abierto un expediente, en la Fiscalía de Maracaibo, a los dirigentes sindicales luego de una protesta que realizaron para exigir su derecho al trabajo.
“Detrás de un dirigente, un trabajador, hay una familia”
El ex trabajador tiene tres hijos, dos son menores de edad, y su esposa tiene cuatro meses de embarazo. Luego de su despido el dirigente sindical manifiesta con la voz en quebranto “empezamos a vivir las calamidades, pasamos unas Navidades totalmente distintas, mi familia está por el suelo”, guarda silencio por unos segundos y respira profundamente para no expresar en lágrimas las consecuencias que ha traído quedarse sin un empleo estable. No obstante, no se desvaneció ante los no gratos recuerdos y pronunció firmemente “esto fue el incentivo para iniciar esta lucha, porque detrás de un dirigente, un trabajador, hay una familia”.
Calamidades de una huelga de hambre
El 24.01.11, el dirigente sindical se unió a la huelga. De acuerdo a lo descrito por el manifestante, el primer día de protesta fue el más largo de su vida. “El tener que estar 24 horas sin comer es horrible, nunca en la vida había pasado hambre”, apuntó.
Y es que realizar una huelga de hambre no sólo es no comer, también implica la inseguridad, pasar frío y enfrentarse a los indigentes. Hugo Bastidas narra “me tocó enfrentarme a un indigente en la noche”. Mas sin embargo expresa “aprendimos a ver cómo se convive con ellos”.
Asimismo, el dirigente enfatizó tajantemente “si me volvieran a decir para hacer una huelga de hambre, yo diría que no, que nunca lo haga, que es horrible”.
Un petrolero gaitero
Hugo también canta, tuvo una agrupación de gaitas durante siete años de nombre Velada Gaitera. Y también es locutor, condujo un programa de radio llamado Sabor Zuliano de nueve a 12 de la noche, igualmente de gaitas. (Paola Salcedo, Prensa Provea, 14.02.11)