En un acto absurdo desde su origen, varios funcionarios de la Guardia Nacional se hicieron presentes al medio día de este viernes 31 de octubre en las instalaciones de la planta de Suramericana de Soplados, para acusar a los trabajadores como ”invasores” e intentar hacerles firmar una notificación para que se hicieran presentes en el Core a fin de atender una supuesta demanda instaurada por el representante legal de la compañía en contra de los trabajadores.
Y decimos absurdo desde su inicio, porque no es posible que los trabajadores luego de 33 días de estar resguardando las instalaciones ante el abandono de la misma por parte de los patronos, sean acusados por los funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana como “invasores” y sean esos mismos funcionarios los que quieran hacer “valer” los derechos de los patronos en detrimento de los intereses de los trabajadores que llevan 5 semanas sin cobrar salario y sin saber quién les responderá por su fuente de trabajo, por su inamovilidad laboral, sus salarios, sus utilidades que deberían estar cobrando por estos días y sus prestaciones sociales.
Tiempo durante el cual los trabajadores han tocado todas las puertas, desde la inspectoría del Trabajo de Guacara, pasando por la Alcaldía del municipio Los Guayos, hasta la Presidencia de la República, y nadie hasta la presente se apersone de la crítica situación por la que atraviesan los trabajadores y sus familias, salvo estos iluminados funcionarios de la Guardia Nacional que hoy jugaron el papel de voceros de los empresarios brasileros y norteamericanos propietarios de Suramericana de Soplados.
Curioso, por no utilizar otra palabra, resulta que los funcionarios lleguen en una camioneta que tiene como slogan pintado por los dos costados: La Guardia Nacional Bolivariana es del pueblo y para el pueblo. Y más alevoso resulta el acto, cuando el funcionario que encabeza la delegación manifieste que todas las denuncias y reclamos hechos por los trabajadores a través de su organización sindical carecen de validez.
Con muchísima razón, se preguntaba indignado un trabajador: ¿en qué país viven estos funcionarios? ¿A quiénes protege la Guardia Nacional?, o ¿quiénes son los enemigos que camuflados en las entidades gubernamentales se prestan para acosar a los trabajadores a fin de que éstos renuncien a defender sus derechos?
Preguntas que tienen una profunda lógica y que retumban en miles de cerebros de trabajadores de todo el país, que sienten a cada día que pasa que el Ministerio del Trabajo a través de las inspectorías convalidan las suspensiones, las calificaciones de despidos, la negativa de los patronos a negociar los contratos colectivos o su desconocimiento.
Miles se preguntan entonces porqué las entidades gubernamentales a través de sus voceros dicen ser del pueblo y al servicio del pueblo, pero terminan ensañándose justamente en contra de los más vulnerables y le dan la razón a los poderosos, les protege las violaciones a los derechos de los trabajadores y se compromete a garantizarles la propiedad privada de los medios de producción con los cuales explotan a millones de venezolanas y venezolanas.
Los trabajadores no se intimidan
En un acto de valentía y conscientes que defender sus derechos no es ningún delito, los trabajadores se negaron a firmar un documento que no contaba con ningún respaldo legal.
Los motivaba a rebelarse también el sospechoso hecho que fueran los funcionarios de la Guardia Nacional los que le dijeran a los trabajadores cuanto les correspondía a cada uno de ellos por concepto de prestaciones, según una planilla suministrada por la empresa, sin que ninguna autoridad competente se haya pronunciado hasta ahora a favor de este cierre ilegal y al abandono de las instalaciones.
A los ojos y sentimientos de los trabajadores quedaba absolutamente claro que esta absurda acción había sido fraguada por la empresa y desgraciadamente para su ejecución, contaba con funcionarios de la Guardia Nacional, que pretenden meter presión, intimidar a los trabajadores y tratar de extorsionarlos diciéndoles que acepten la liquidación ilegal de la empresa a cambio de que no se les enjuicie por supuesta “invasión”.
Con el ánimo arriba y sabedores que les asistía la razón, los trabajadores se pusieron en contacto con los medios de comunicación para hacer la denuncia respectiva. Al momento en que los periodistas comenzaron a llamar a la Secretaria General de la organización sindical para enterarse de la acción de acoso de los funcionarios de la GNB, éstos de inmediato se marcharon, dejando de lado las amenazas proferidas con antelación y evidenciando que alguna jugada extraña tenían en complicidad con los empresarios.
Los trabajadores de Suramericana de Soplados reclaman la solidaridad
Luego de este “extraño” suceso, que en los últimos tiempos se repite con mucha frecuencia y empieza a verse como “normal” que los funcionarios del gobierno y de la Guardia Nacional defienden a los patronos, se impone la necesidad de redoblar la solidaridad con los valientes 23 trabajadores de Suramericana de Soplados, que además de defender su puesto de trabajo, rechazan la intención de los patronos del sector automotriz de importar tanques de gasolina en detrimento de la industria nacional.
Es por eso que los trabajadores salieron a los portones de las empresas este mismo viernes para denunciar ante el resto de la clase trabajadora la intimidación de que hoy fueron víctimas y a llamarlos a que los acompañen en las instalaciones de Suramericana para enfrentar otra acción perversa como ésta.
La solidaridad es la palabra del momento y los trabajadores de Suramericana de Soplados la anhelan con gran expectativa. No los dejemos solos en esta crucial y desigual batalla en que el poder establecido se ha aliado para derrotar a la clase trabajadora venezolana. (LaClase.info, 01.11.2014)