trabajadores de IPCLos obreros de la planta de gas licuado interrumpieron sus labores para dejar en claro que el nuevo horario no permite que se trabaje a cabalidad y de allí surgen los problemas de distribución del gas. Además expusieron inconvenientes que podrían poner en peligro al colectivo.

Elio Montilla, miembro del personal de la Planta, argumentó que «discutimos el horario de lunes a viernes porque en ese tiempo podemos responder a la demanda de gas, de manera más eficiente. Los sábados el trabajo no rinde, hace cuatro meses tenemos este horario y ya vimos que no es viable. La gerencia no oye nuestras quejas, incluso el aumento de sueldo se logró gracias a gestiones de nuestro sindicato Sintraventrud».

Más de veinte trabajadores de la planta de gas licuado «Fabricio Ojeda», ubicada en el sector Jalisco, dejaron ayer sus puestos de trabajo para apostarse en las afueras de la empresa. Ataviados con franelas rojas, hicieron sentir su descontento en cuanto al nuevo horario laboral y se quejaron sobre  situaciones de riesgo en el lugar. José Aponte, trabajador en el área de distribución e integrante del sindicato Sintraventrud, señaló que «estamos de huelga porque implementaron la nueva Ley Orgánica del Trabajo, eso implica que un grupo laborará de lunes a viernes y otro grupo de martes a sábado. Esto no nos conviene, debemos trabajar todos de lunes a viernes, para dar respuesta a la demanda de gas, que ha crecido mucho y a alta velocidad. Este horario rotativo perjudica la distribución del gas, porque ahora dejamos de llenar 70 bombonas al día, es decir que diariamente unas 40 familias están dejando de recibir su pedido».

Inseguridad en la Planta

Richard Benítez, delegado de Seguridad y Prevención de la Planta, narró que en el lugar hay inseguridad laboral y que el usuario puede ser un potencial afectado: «no se llenan bien las bombonas porque están trayendo gente que no está capacitada para hacer el trabajo. Además se llenan bombonas en mal estado, en cualquier momento pueden explotar porque el material del cilindro ya está vencido. Por no querer dialogar con los trabajadores, la gerencia tiene a personas no aptas para el envasado.»

Otro de los trabajadores, Henry Bustamante, apuntó que «no se volvió a hacer chequeo a los cilindros ni se les aplica agua jabonosa al material para comprobar su estado, las romanas (perillas) no están graduadas y a pesar de eso, salen los camiones – algunos de ellos con los cauchos lisos –  a repartir el gas. Nos preocupa la indiferencia de los gerentes a la hora de atender nuestras peticiones. Hay camiones que circulan con sobrecarga (colocan una bombona sobre otra) y eso viola las normas de seguridad del Instituto Nacional de Prevención, Salud y Seguridad Laboral (Inpsasel)».

Satisfacción de la demanda

Elio Montilla, miembro del personal de la Planta, argumentó que «discutimos el horario de lunes a viernes porque en ese tiempo podemos responder a la demanda de gas, de manera más eficiente. Los sábados el trabajo no rinde, hace cuatro meses tenemos este horario y ya vimos que no es viable. La gerencia no oye nuestras quejas, incluso el aumento de sueldo se logró gracias a gestiones de nuestro sindicato Sintraventrud».

Montilla aduce que «los trabajadores queremos una nueva estructura gerencial que tome en cuenta las necesidades de los trabajadores y usuarios, nosotros somos quienes salimos a la calle y conocemos las quejas y reclamos de los clientes. Deseamos que el gobernador Rangel Silva venga a conversar con nosotros y hagamos una mesa de trabajo para  buscar soluciones. Queremos que mejore el suministro de gas. Esta mala administración de la empresa nos ha afectado a todos».

Aponte, Montilla, Benítez y Enyer Rosales  aseguraron que «por hacer huelgas y reclamar los directivos nos amenazan con amonestaciones por abandono del trabajo, dicen que debemos firmar actas. Hacemos esto porque las quejas de los consumidores las recibimos nosotros. Además hay muchas irregularidades, los únicos implementos de seguridad que tenemos son los guantes».

Acerca de la situación expuesta por los trabajadores de la planta, el asesor de seguridad laboral de la empresa Csaica, Gilberth Araujo, puntualizó que «deben existir condiciones para conocer el riesgo laboral porque los incidentes que puedan suscitarse, afectarían a la comunidad, de allí la importancia de la responsabilidad para con los trabajadores y usuarios. La legislación (Norma ISO 18001 y Lopcymat) es clara: deben haber análisis de los puestos de trabajo para identificar los peligros, evaluar riesgos y determinar controles. Debe haber prácticas seguras para evitar que los riesgos se materialicen y se conviertan en incidentes que perjudiquen la estructura de la empresa, a los trabajadores y comunidad en general. Por eso es necesario hacerle pruebas de resistencia a las bombonas, para saber si ellas soportarían un impacto. Dadas las condiciones que exponen los obreros de la Planta Fabricio Ojeda, hay que tomar en cuenta que si ocurre una fuga hay riesgos de incendio y explosión. Las consecuencias podrían ser muy graves y acarrearían daños a áreas urbanas y forestales».

Luzmary Díaz, gerente a nivel estadal, no se encontraba en las instalaciones de la Planta. Los demás directivos no rindieron declaraciones, pues argumentaron no estar autorizados para hacerlo.

Reunión hoy

Consecuentemente con la huelga realizada ayer, hoy a las 6:30 am se llevará a cabo una reunión en las instalaciones de la planta. En la concentración participarán consejos comunales de la zona, a fin de fomentar el diálogo y buscar solución a los conflictos suscitados en el lugar.

Usuarios afectados

Rafael Maya, consumidor, se acercó a las instalaciones de la planta y declaró que «vengo de Carvajal hasta Jalisco para comprar gas, hay muy mala distribución porque no hay suficientes repartidores. Algunos de ellos me cobran las bombonas a 18 Bs., mientras que el precio real es de 8 Bs. Hace días no tengo gas».

Por su parte, Jesús Díaz relató que «desde el viernes no tengo gas, ya he venido a Jalisco tres veces y estoy cansado de pagar sobreprecio, vine porque los camioneros venden la bombona a 20 Bs. y en la planta la venden a 8 Bs. Quiero que los vendedores colaboren y repartan el gas como debe ser, antes me lo llevaban a la casa sin problemas. Hoy me devuelvo con las manos vacías».(Mariángela Gatta, Los Andes, 21.05.13)

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