A continuación transcribimos los principales datos del capítulo Venezuela del libro “Sector Informal y políticas públicas en Venezuela”, realizado por Tomas Páez y editado por la Fundación Konrad Adenauer, el cual puede consultarse en http://www.kas.de/wf/doc/1382-1442-4-30.pdf

En Venezuela, el crecimiento que ha experimentado la informalidad la convierte en un fenómeno social y económico de carácter prioritario. Cerca de la mitad de la población ocupada se emplaza en el sector informal y la otra mitad, que labora en la formalidad, lo hace en ese extenso tejido conformado por micro, pequeñas y medianas empresas, definidas como las unidades productivas de menos de 100 trabajadores, que representa el 99% de los establecimientos empresariales del país.

La investigación utiliza la definición sobre informalidad utilizada por la Encuesta de Hogares por Muestreo del INE: “Conjunto de personas ocupadas como servicio doméstico, trabajadores por cuenta propia no profesionales y patronos, empleados, obreros y trabajadores familiares que laboran en empresas con menos de cinco (5) personas ocupadas”.

En la descripción de los antecedentes que explican la evolución de la informalidad en las últimas tres décadas en el país, se afirma que el modelo de sustitución de importaciones se prolongó por varias décadas, desde 1960 hasta finales de la década de los 80´s, cuando se produce la primera gran devaluación de la moneda. Los 80´s se inician con la informalidad en 30% y crece hasta ubicarse en 40% al final de la década. Durante los años que duró la apertura económica, 1989-1992, se frenó el crecimiento del sector informal y se redujo levemente el porcentaje de ocupados en el sector. Podemos identificar el año 1994 como el del repunte de la informalidad, cuando se eleva a 49% y luego, en 1995, a 49.4% de la población ocupada. La tasa de desempleo aumenta y se coloca en el año 1995 en dos dígitos. El incremento de la informalidad y la tasa de desempleo coinciden con el shock negativo de los precios petroleros, que provoca una gran contracción de la economía. En el año 1998 se produce un nuevo shock en los precios del petróleo. A partir de ese año la informalidad y el desempleo aumentan y su impacto se hace sentir durante ese año y el siguiente, 1999, lo cual parece ratificar la hipótesis de que la informalidad aumenta en los períodos de contracción económica.

Actualmente la fuerza de trabajo del país está formada por más de 12 millones de trabajadores. La composición del empleo durante la década ha sufrido importantes modificaciones. Aumenta el empleo público, que hoy absorbe el 18,9% del total, mientras que el sector privado reduce su capacidad colocándose en 81,1%, lo que supone una contracción de más de cuatro puntos durante el período de análisis. Hoy el número de ocupados del sector público es de dos millones trescientos. El comportamiento de la informalidad y el desempleo se mantiene en porcentajes elevados y alcanza picos históricos en los años 2003 y principios de 2004, años los que se supera los dos millones de desocupados y cinco millones de ocupados en la informalidad. La tasa de desocupación es mayor en el estrato de 16-24 años, que casi duplica al resto de los estratos. Se encuentra además, altamente correlacionado con el bajo nivel educativo y, desde el año 1999, el desempleo femenino se ubica por encima del masculino.

Quienes se sitúan en la informalidad lo han hecho por períodos largos. Según las encuestas que anualmente realiza CEATPRO, el 64% de los encuestados expresa que ha permanecido en la informalidad por períodos que superan los 9 años; el 36% restante se ha incorporado al sector en los últimos 10 años. La permanencia por períodos prolongados también indica que han logrado sobrevivir y, en cierto modo, tener éxito. Este dato se correlaciona con el hecho que 84% se ha mantenido en el mismo sector de actividad, pues es el que conoce y tiene experiencia. Los datos indican que una vez que un grupo de trabajadores se incorpora a la informalidad es difícil que se movilice, que retorne al sector formal. Más de dos tercios de los encuestados expresa su indisposición a desplazarse al sector formal en caso de contar con una oportunidad.

Relación entre PIB, desempleo e informalidad

El primer lapso, decreciente, transcurre entre 1999 y 2003. Se quiebra la tendencia de acuerdo a la cual el empleo formal superaba el informal. La informalidad aumenta de 49% en el año 1999 a 51,7% y el desempleo se coloca en 15,3%, mientras la economía cae 6%. La posterior caída en el PIB en los años 2002 y 2003 genera notables aumentos en la tasa de desempleo e informalidad. Durante esta década, 7 de cada 10 venezolanos se situaban entre el desempleo y la informalidad, mientras que en la década previa la proporción había sido de cinco de cada 10 venezolanos.

Por el contrario el período 2004-2008 registra un crecimiento sostenido del PIB. En el año 2004 la informalidad comienza a ceder, pasando de 50,9% en este año a 47,8% en el año 2005. Algo similar ocurre con la tasa de desempleo, que presenta una trayectoria descendente en todo el período 2004-2008. Durante esta fase de crecimiento la informalidad se reduce, en cuatro años, en 8 puntos porcentuales y el desempleo en casi 12 puntos porcentuales. El empleo público crece en 4 puntos porcentuales (pasa de 15 a 19%), absorbiendo así parte de los desempleados y los ocupados en el sector informal.

Perfil de los trabajadores informales

En Venezuela actualmente, la tasa de informalidad femenina es casi 5 puntos más baja que la tasa de informalidad masculina. Este fenómeno es relativamente reciente, ya que desde el año 2000 hasta el año 2006 la tasa de informalidad femenina era superior a la masculina. La mayor parte de los trabajadores informales tienen entre 26 y 45 años y más del 85% de los encuestados supera los 26 años. Más de 30% de los encuestados tiene más de 45 años. Con edades de 25 años o menos el porcentaje disminuye a 13%.

Los datos recabados en relación a la cantidad de horas trabajadas indican que más del 53% manifiesta que trabaja más de ocho horas al día y 35% expresa que su jornada de trabajo oscila entre 5 y 8 horas al día. El restante afirma trabajar más de cuarenta horas a la semana. El 64% dice trabajar en horario normal y el 13% en horarios que se distribuyen en turnos, mañana, tarde o en horario nocturno.

Un porcentaje cercano al 7% de los ocupados en la informalidad lo hacen en calidad de empleadores de pequeñas microempresas, generando empleos. En ellos, el 33% manifiesta que tiene dos o más trabajadores y 52% afirma que cuenta con al menos un trabajador. El 70% manifiesta que cuenta con socios, provenientes de las redes familiares y amistades. Sólo un 13% afirma que la iniciativa es de carácter individual.

Educación e informalidad

Resultados de investigaciones realizadas a principios de la década indican que quienes laboran en la informalidad, en promedio, tienen una brecha que se calcula en cuatro años de escolaridad con respecto a los trabajadores formales. En el primer semestre del año 2008, el promedio de años de escolaridad de los ocupados en el sector formal alcanzó los 10 años, mientras que en el sector informal se situó en 7,5 años. Una quinta parte posee formación universitaria, técnica superior o licenciatura. El 30% posee secundaria completa y 32% secundaria incompleta.

Con respecto a la relación con las nuevas tecnologías, más del 44% afirma tener computadora, 18% manifiesta que utiliza internet y correo electrónico para la gestión de su negocio, para manejar el mercado y para relacionarse con los proveedores.

Motivos para incursionar en la informalidad

Una encuesta realizada entre los años 2008 y 2009 reflejó que un tercio respondió que incursionó en la informalidad porque “deseaba ser su propio jefe”. Los otros motivos que sobresalen son “por necesidad” y “porque no conseguía trabajo”, sin embargo esta última respuesta abarca menos del 20%. Al preguntar cuáles eran las ventajas de estar en la informalidad cerca de dos tercios asoció su negocio a libertad, mayores ingresos y un mejor manejo del tiempo.

Sector de actividad de los informales

Más de un millón y medio de personas, el 30%, se encuentran ocupadas en el área de comercio y servicios, restaurantes y hoteles. La segunda posición la ocupa el sector servicios comunales, sociales y personales, que emplea aproximadamente un millón cien mil personas, que representa el 25%. La actividad del sector agrícola absorbe cerca de seiscientos mil trabajadores, el sector manufactura emplea a aproximadamente medio millón de personas y el sector transporte ocupa cerca de seiscientos mil trabajadores. Las actividades mencionadas representan valores de aproximadamente 10%. Los demás sectores, como hidrocarburos, minas y canteras; seguros y bienes inmuebles; electricidad, agua y gas, crean poca ocupación en porcentajes que oscilan entre 1% y 3%.

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