Entre los meses de junio 2008 y agosto de 2010 han sido asesinados 122 sindicalistas cuyos nombres, apellidos, fecha de muerte violenta y lugares de los sucesos aparecen en un listado confeccionado por el Programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos (PROVEA) y publicado en su página web (www.derechos.org.ve).
Alude PROVEA a que los asesinatos responden, entre sus principales causas, al clima general de violencia e impunidad existente en el país; a la existencia de la cláusula 53 de la Convención Colectiva de la Industria de la Construcción que otorga a los sindicatos el 75 % del enganche del personal requerido para la ejecución de cualquier obra; al enfrentamiento entre facciones sindicales resultantes de la proliferación de sindicatos paralelos; y de manera esencial, a la inexistencia de un movimiento sindical organizado que se movilice para exigir políticas públicas para contrarrestar esta ola de violencia que se cierne sobre los centros de trabajo y las familias de los trabajadores y trabajadoras.
Con absoluta responsabilidad quiero agregar varios comentarios a este cuadro que nos llena de preocupación vinculado como he estado por más de tres décadas a las luchas de los trabajadores y sus organizaciones sindicales.
Los ingresos de personal no filtran la presencia en los centros de trabajo de personas influidas por el círculo de violencia existente en los barrios populares. Así como hay trabajadores esforzados, honestos y pacíficos en los centros de trabajo, también hay delincuentes, consumidores de droga y sicarios que amenazan a sindicalistas, trabajadores e incluso a jefes de personal o supervisores. Se viene creando un clima de violencia y miedo en diversas empresas y/o ramas de la producción y los servicios.
En la construcción, los sindicalistas se baten a tiros por controlar las obras o pedazos de ella tal como ocurre con los diversos tramos del ferrocarril central. Son como cotos reservados para comerciantes del sindicalismo que se enriquecen con las nóminas y las mordidas al salario y beneficios de los trabajadores a los que dan ingreso. El sicariato en la construcción se mueve como una maquinaria nacional.
Tenemos que poner el dedo sobre la llaga. Existe una responsabilidad política en este clima por lo demás indeseable.
Hay que emplazar al Frente Bolivariano de Trabajadores en el Sector de la Construcción, al Ministerio del Trabajo que obra como mediador en las negociaciones colectivas de esta Industria, ligada íntimamente al Sector Publico; y a la Unión Nacional de Trabajadores cuyos dirigentes nacionales conocen esta realidad que nos fustiga en nuestras caras y nos pone en el camino de vivir la misma tragedia de Colombia. La inacción del Ministerio Público y del Poder Judicial debe cesar y detener a esta maquinaria de la muerte. (Atilio Hernández R, [email protected], http://laclase.info/teoria/balance-de-sindicalistas-asesinados-provea)