Hoy debatimos sobre la promoción y protección de los derechos humanos en el mundo. Es un momento oportuno para reivindicar los valores del humanismo que hemos heredado del continum civilizatorio. En los albores de un nuevo siglo estamos convocados por un nuevo humanismo, que permita al hombre vivir reconciliado con el hombre y con la madre tierra.
Sin embargo, actualmente observamos con preocupación como – incluso en países desarrollados – se reducen los derechos humanos y las libertades fundamentales. Desaparecen las garantías sociales, la protección social y el estado del bienestar. Se esfuman los derechos conquistados en las luchas históricas por los pueblos.
Se mundializan la pobreza y la desigualdad en el mundo. Cada cinco segundos un niño de menos de diez años muere de hambre. Cincuenta y siete mil personas mueren de hambre cada día, y al menos mil millones de personas son gravemente inválidas o sufren secuelas graves por la desnutrición.
Se reducen, en nombre de una obsesiva búsqueda de la seguridad, los derechos políticos y civiles. La lucha contra el terrorismo se utiliza para fomentar el miedo, y para abolir los derechos políticos y civiles. Drones asesinos traspasan el espacio aéreo de países soberanos y masacran inocentes impunemente; 8 de cada 10 asesinados por estos aviones no tripulados son civiles. Se practican crímenes de guerra y el terrorismo de Estado en países en desarrollo. Se realizan ejecuciones extrajudiciales, violando el derecho al debido proceso. Se justifica la tortura. Se asesina, y más aún se celebra, el asesinato de prisioneros de guerra.
Practicas todas que vulneran masivamente los derechos humanos. No es muy alentador, por lo tanto, el panorama de los derechos humanos en el mundo.
Es por esto que, en las condiciones históricas de hoy, cuando el capitalismo en su fase neoliberal socava los derechos de los pueblos, en particular, de los pueblos del Sur, el derecho al desarrollo se convierte en una prioridad para el disfrute y ejercicio de los derechos humanos. Y el derecho a la independencia y a la soberanía son derechos fundamentales de los pueblos.
Señor Presidente, desde la promulgación de nuestra Carta Magna, en el año 1999, en Venezuela se consagran, de la manera más amplia, los derechos humanos y las libertades y garantías fundamentales. Nuestro ordenamiento jurídico está a la vanguardia de los sistemas garantistas en el mundo. Además de los derechos humanos reconocidos internacionalmente, se reconocen los derechos de las comunidades indígenas y los derechos ambientales.
En Venezuela asumimos de manera práctica y concreta la concepción indivisible y universal de los derechos humanos. Partiendo del empoderamiento constitucional del Poder Popular, las instituciones del Estado garantizan el goce y disfrute de los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales. Se han creado instituciones para su verdadero ejercicio.
Los tratados, pactos y convenios que ha suscrito y ratificado Venezuela, en materia de derechos humanos, tienen jerarquía constitucional y prevalecen en el orden interno.
Señor Presidente, durante la última década, la pobreza y la desigualdad en Venezuela se han reducido a una velocidad sorprendente, al tiempo que las libertades públicas y la participación democrática se amplían y profundizan.
En Venezuela disfrutamos de una democracia de calidad, centrada en los intereses, necesidades y esperanzas de nuestro pueblo. Es una democracia participativa y protagónica donde se ejercen realmente las libertades políticas y se disfrutan los beneficios del desarrollo.
Derechos humanos para todos, y no solo para unos pocos y privilegiados, es la máxima que aplica el Estado venezolano en estos tiempos de la Revolución Bolivariana.
Venezuela es el país donde se han realizado más elecciones democráticas y pluralistas en el mundo, en los últimos catorce años. El pasado 07 de octubre se celebraron Elecciones Presidenciales en nuestro país, y fue reelecto el Presidente Hugo Chávez Frías con el 55% de los votos. La jornada electoral contó con un record de participación; el 81% de los electores inscritos.
El carácter democrático demostrado por el pueblo venezolano, y la transparencia de sus instituciones, quedó nuevamente demostrado ante el mundo. Y es que los derechos humanos y su ejercicio constituyen el fundamento de la democracia participativa que existe en nuestro país.
Señor Presidente, al tratar el tema de los Derechos Humanos se deben tener presentes los principios de objetividad, imparcialidad y no-selectividad. Hay que tomar en cuenta, así mismo, la diversidad de culturas y de sistemas políticos, económicos y sociales existentes en el mundo.
En Venezuela repudiamos cualquier acción que cercene los derechos humanos y las libertades fundamentales. En materia de derechos civiles, el Estado venezolano garantiza la inviolabilidad del derecho a la vida, fundamento para el disfrute y ejercicio de los demás derechos. Hoy no existe la pena de muerte, ni se practica la tortura. No hay presos, ni perseguidos políticos. No hay cárceles secretas donde se tortura y se realizan ejecuciones extrajudiciales. No se detiene ni reprime a quienes realizan protestas públicas. La oposición política ejerce planamente sus derechos. La disidencia y el pluralismo han adquirido carta de ciudadanía. Impera en Venezuela, por lo tanto, el más estricto respeto a los derechos humanos y a las libertades democráticas.
La Constitución venezolana garantiza la libertad de expresión sin que sea posible censura alguna; no se cierran medios de comunicación. Y quien ejerce esta libertad debe asumir la plena responsabilidad por lo expresado. Se reconoce en Venezuela el derecho a una información veraz, oportuna, imparcial y sin censura.
Señor Presidente, Venezuela tiene autoridad moral y política para discutir sobre los derechos humanos.
El Mecanismo de Examen Periódico Universal, que se realiza en el marco del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, es una herramienta valiosa para hacer un escrutinio imparcial, objetivo y sin selectividad, de la situación de los derechos humanos en cualquier país del mundo. Venezuela presentó el año pasado – por cierto con mucho éxito – esa prueba.
Rechazamos firmemente la indeseable práctica de condenar individual y selectivamente a países en desarrollo, recurriendo al pretexto de la defensa de los derechos humanos. Esta es una práctica ilegitima utilizada para promover intereses políticos, y para avanzar intereses en el juego estratégico por el dominio neocolonial del mundo.
En nombre de la ayuda humanitaria, de la defensa de los derechos humanos, y de la “Responsabilidad de Proteger”, potencias imperiales buscan derrocar gobiernos legítimos, generando el caos, más violencia y más violaciones de los derechos humanos.
Señor Presidente ¿Cómo pueden alegar algunas potencias imperiales que defienden los derechos humanos cuando apoyan violaciones de estos derechos en países sometidos a la ocupación extranjera y cuando violan masivamente estos derechos en los países del Sur?
La paz debe estar asentada en el más celoso respeto a los derechos humanos y al derecho internacional. No pocas veces la ONU – unas veces por acción y otras por omisión – avala violaciones a los derechos humanos en el mundo. Una cooperación internacional transparente, desinteresada y no condicionada, que observe estrictamente los principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas, coadyuva a la promoción y protección de los derechos humanos.
Señor Presidente, Venezuela está comprometida en profundizar la cooperación con el Consejo de Derechos Humanos, y con los Comités que examinan los Informes de las distintas Convenciones ratificadas por Venezuela. Aspira que este Sistema se consolide como un ámbito apropiado para impulsar una verdadera promoción y protección de los derechos humanos, sin tutelajes injerencistas, y con pleno respeto a la soberanía, las instituciones democráticas y los sistemas jurídicos de los Estados.
Muchas gracias