Reinaldo Barboza conducía su jeep, con su hijo de 10 años y una vecina que lo acompañaba, cuando se topó con unos funcionarios en una alcabala en la avenida Washington de El Paraíso. Le pidieron que se bajara, con un golpe de por medio y le ordenaron que se montara en una patrulla que estaba cerca. No le dieron explicación y lo llevaron a una sede del Cicpc que está en la zona.
Ahí lo tuvieron detenido durante 12 horas desde las 12 meridiem del miércoles 23 de septiembre hasta la 1 de la madrugada, junto a su hijo y su acompañante. El hombre de 35 años vio a los funcionarios montarse en su vehículo, encenderlo y arrancar. “Me robaron, dije”. Lo que ocurrió lo supo después: ese grupo de policías, que no recuerda cuántos eran, subió hasta la Cota 905 no en una patrulla sino en su carro, que se llevaron secuestrado, para realizar un procedimiento en el que resultaron abatidos seis presuntos delincuentes y un funcionario.
El modus operandi fue confirmado por los funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) que se encontraban en la subida de Los Laureles, que conecta con la Cota 905 y donde los vecinos organizaron una protesta por lo ocurrido, la mañana de este jueves 24 de septiembre.
“Me jodieron. Después querían que me llevara el carro como si nada y cuando lo abrí estaban unas armas adentro que no eran mías. No me dieron un documento que dijera que me habían dejado retenido ahí y ahora estoy jodido. Los malandros del barrio no se meten con nosotros y ahora van a creer que yo fui de sapo y presté mi carro para eso donde cayó gente inocente”, decía Barboza, padre de cuatro niños.
Aproximadamente a las 2:30 pm, cuando la policía llegó al sector Las Quintas -donde el pasado 13 de julio realizaron la primera jornada de las denominadas Operaciones de Liberación del Pueblo (OLP)- se produjo un enfrentamiento en el que ultimaron a miembros de la banda de “El Alejandrito”, quien también fue asesinado. Dos de los antisociales fueron identificados como alias “El Joseph y “El Virolo”, indicaron fuentes policiales. Joves García, comisionado de la Policía Nacional Bolivariana, también murió en la balacera con un disparo en la cabeza.
Sin embargo, los vecinos que protestaron la mañana de este jueves aseguran que el número de víctimas tras el enfrentamiento es mayor. Unos hablan de 10 personas, otros dicen que son 12, pero nadie se atreve a revelar identidades. La única madre de uno de los abatidos que estuvo presente en la manifestación fue precisamente la del joven apodado “El Alejandrito”, quien sólo se identificó como Teresa, sin querer revelar su apellido.
Al principio, la mujer no quiso decir que ése era su hijo. Luego estalló en llanto, mientras hablaba con uno de los funcionarios que acudieron a disipar la protesta: “¿Cómo es posible, oficial, que ustedes suban al barrio, nos traten como a unos perros, nos rompan las puertas de las casas y se llevan a cuanto muchacho encuentren en el camino y los maten? Si buscan solo a uno, ¿por qué no se llevan sólo a ese? Si buscaban a mi hijo, ¿por qué no vinieron con una foto, con una orden de aprehensión que asegurara que hizo todo eso que dicen y por qué no pudieron llevárselo sólo a él, a hacerle su debido proceso? ¡Ah, no! Tenían que matarlo y además matar a otros que no tenían nada que ver. Son unos desgraciados”.
El diputado Freddy Bernal y excomisionado Presidencial para la Reforma Policial, se pronunció sobre lo ocurrido en su cuenta de Twitter: “Luis Alejandro Reyes “El Alejandrito” fue abatido en la Cota 905 tras un historial de robos, homicidios, secuestros y extorsiones”. En otro mensaje dijo: “El Alejandrito” fue un azote que cobraba peaje a los vecinos de la zona, sesgó (sic) la vida de Maritza Sánchez, policías y ciudadanos honrados”.
Hasta la 1:00 pm de este jueves, Barboza aún estaba en la División de Vehículos del Cicpc, en Quinta Crespo, a donde se trasladó la protesta para exigir la devolución del jeep de este hombre que trabaja desde hace seis años en la línea de transporte público de la Cota 905. Aún estaba con la ropa de ayer y sólo logro que a su hijo le bajaran algo para cambiarlo. Los vecinos comentaban entre ellos y se lamentaban por lo ocurrido, mientras una mujer aseguró: “Allá arriba todavía hay chamos de la banda, es probable que ahora quieran vengarse, aunque este hombre no tenga nada que ver”. (Efecto Cocuyo, 25.09.2015)