Concentración frente a la FGR para exigir Justicia

Actualmente, en nuestro país la Comisión Presidencial para el Control de Armas, Municiones y Desarme (COPREDE) está trabajando en varios frentes con el fin de proponer una política integral para el control de armas, municiones y desarme. Este proyecto, que está en plena ejecución, tiene sus detractores y detractoras, y nos preguntamos ¿quiénes se oponen al desarme? y ¿qué motivos tienen para oponerse? Para responder a esas preguntas entrevistamos a Reinaldo Hidalgo, miembro de la COPREDE y coordinador del equipo de Medidas Especiales de dicha comisión.

¿Quiénes se oponen al desarme y por qué?

 

Yo pienso que a las políticas de desarme en Venezuela se van a oponer los mismos y las mismas que se oponen en todas partes del mundo porque implica una caída del negocio. Todas las personas que pertenecen a las cadenas de tráfico se verían afectadas. También se oponen aquellos y aquellas que dentro del negocio legal de armas pueden ver afectados sus intereses, como en el caso de las armerías privadas. Es indudable que una política de control armamentista va dirigida principalmente a las armas ilegales, pero los controles a veces arropan a las armas legales debido a que todas las armas, legales o ilegales, causan daños. Uno de los aspectos más importante que nosotros podemos observar es que todos aquellos sectores de la sociedad que están aliados con intereses foráneos productores de armas se van a resistir a una política de desame dirigida a la disminución de armas y eso ha pasado, no sólo en Venezuela, sino en casi todos los países latinoamericanos, porque la mayoría de los países latinoamericanos no son productores de armas, sino consumidores.

 

¿Qué intereses se mueven detrás de todo esto?

 

El negocio armamentista a nivel mundial es uno de los más rentables del mundo y allí están implicadas cadenas de intereses que son sumamente fuertes. Las grandes empresas productoras de armas están en Europa y Estados Unidos. Estos países siguen produciendo armas; mientras nosotros en América Latina intentamos poner regulaciones para normar el uso, circulación, adquisición y la comercialización de armas, nos encontramos con que los mecanismos o las normas internacionales para controlar la producción y la fabricación de armas realmente son muy débiles.

 

¿Cómo se ha resuelto en otros países la oposición interna al desarme?

 

Muchas veces lo que más ha hecho efecto ha sido la presencia de mediación internacional; de hecho, ha sido definitiva en los conflictos armados propiamente dichos y, aun cuando no sean conflictos armados, en la posesión de armas por parte de la población civil.

 

En el caso de Honduras y Guatemala fue decisiva la participación de la Organización de Estados Americanos (OEA). En Centroamérica, el problema de la posesión de armas por parte de la población civil es bastante grave, es un problema histórico; existe una cultura armamentista muy acentuada dentro de la población y ha hecho falta la participación de organismos internacionales que se coloquen como entes imparciales en el seno de la población civil y de los grupos armados para concienciar y para tomar acciones concretas de mano de los organismos de seguridad del Estado, que permita la intervención de estos grupos y el convencimiento para deponer las armas, entregarlas y, sobre todo, para poder hacer acompañamiento a las instituciones del Estado en el pronunciamiento de nuevas legislaciones. Por ejemplo, recientemente en Guatemala una nueva legislación disminuyó considerablemente el número de armas permitidas legalmente a la población civil. Antes era ilimitado, la gente podía tener las armas que quisiera y en Guatemala consideraron un logro haberlas podido limitar a 5 por persona. En este caso, ha sido mucha la presión que han hecho las organizaciones internacionales y las organizaciones no gubernamentales para poder hacer un llamado a las instituciones del Estado porque muchas veces es como un círculo: no puedes obligar a la población a hacer a algo, sino encuentras cierto margen de legalidad y de apoyo institucional.

 

¿Por qué la gente se arma?

 

A veces es un error pensar que el pueblo está armado porque quiere estar armado. A veces el pueblo no quiere estar armado, pero se crea una idea de que tiene la necesidad de estar armado y esta necesidad proviene de la idea de indefensión, de la idea de inseguridad que percibe desde las instituciones del Estado. Entonces, muchas veces hace falta el acompañamiento a las instituciones del Estado para reforzar su imagen y su capacidad de respuesta frente a la población civil, de manera que puedan decir a la población civil: ¡señores, desármense! Entreguen las armas, que no hace falta que estén armados, aquí está el Estado, que legítimamente tiene el monopolio del uso de la fuerza y que está en capacidad de responder como mediador o, en todo caso, a través de una intervención represiva para la resolución de conflictos.

 

¿Por qué el desarme implica una política integral?

 

Porque hay que trabajar con la población resistente a entregar las armas, hay que trabajar con la población que ha sido víctima de las armas de fuego y que, a veces, se vuelve excesivamente punitivista, represiva, vengativa y que muchas veces obstaculiza los procesos de pacificación.

 

Por ejemplo, cuando hablamos de la entrega voluntaria de armas hay sectores de la población que se niegan rotundamente a que las personas que tienen armas ilegales las entreguen y sean absueltas con el propósito de sacar esas armas de circulación y poder crear esa confianza en quienes tienen las armas para que las entreguen. Muchas veces hay grupos armados que se encuentran en esa encrucijada, no quieren estar armados, quieren entregar las armas, pero saben que una entrega de armas significa una persecución penal sobre ellos; entonces, mientras tengan las armas, las siguen usando porque por supuesto siempre tienen un enemigo que los anda buscando. Entonces es como un círculo, y la única manera de romper ese círculo es asegurándoles que no van ser perseguidos.

 

¿Qué le dirías a los que se oponen al desarme?

 

Las armas nos matan a todos y todas, a los y a las que tienen armas y a los y las que no tenemos armas. A los y las que se oponen al desarme, el mensaje que les daría es que si ellos o ellas se oponen y tienen un arma, el arma no los va defender cuando sean victimas de la violencia armada. La legalidad del arma no es tan poco una licencia para hacer uso de ellas necesariamente.

08.01.12 Diario La Voz 

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