Tras las largas noches de temor vividas por los vecinos de residencias Los Girasoles, atacada sin piedad por efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana en diferentes arremetidas y una última que los dejó desprotegidos cuando una tanqueta tumbó los dos portones de seguridad de los edificios, sus habitantes decidieron emprender acciones legales.
El conjunto de apartamentos ubicados en la calle Capanaparo entre avenida Lara y carrera dos de la urbanización Fundalara, donde habitan más de 600 personas que conforman 167 familias, se encuentra, actualmente, «a la buena de Dios”.
Esto luego de que el lunes 12 de mayo se viviera la más grande de las batallas campales que se sintieron en el sector desde que iniciaron las protestas estudiantiles el pasado 12 de febrero.
Así lo denunciaron sus propietarios al diario EL IMPULSO. En la voz de Luis Eduardo Pepper, dijeron que los efectivos se han dedicado a «la siembra del terror y la cosecha del odio”.
Y es que los habitantes de Los Girasoles se cansaron de las noches afectados por los efectos de las bombas lacrimógenas y las madrugadas sin conciliar el sueño.
De esta forma, decidieron formalizar una denuncia ante la Fiscalía vigésimo primera de la Circunscripción Judicial del estado Lara. El documento fue aceptado el jueves 15 de mayo y ese mismo día se solicitó a los demandantes presentar una primera denuncia hecha hace más de un mes y que no había sido admitida por la fiscalía.
Luis Eduardo Pepper, habitante de Los Girasoles, resumió las disposiciones legales violentadas en la acción de la Guardia Nacional Bolivariana, no sin antes calificar el ataque del 12 de mayo como «un atentado contra la individualidad de las personas, donde además hubo destrucción de vehículos y el riesgo de que ocurriera un homicidio culposo sin razón alguna”.
Esa noche, cerca de las 11:45, una tanqueta de la Guardia Nacional Bolivariana derribó el portón del ala sur de Los Girasoles, y de inmediato los efectivos ingresaron a disparar metras, cohetes, bombas lacrimógenas y perdigones. Luego de la medianoche, derribaron el portón del ala norte, afectando incluso una de las paredes del edificio.
Así está descrito en la denuncia introducida ante Fiscalía, donde además declaran que el ataque con bombas lacrimógenas duró hasta las tres de la madrugada.
De esta forma se vieron violentados los derechos humanos consagrados en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y en la Convención Interamericana de Derechos Humanos, textos que establecen el derecho a la reunión y a la integridad personal como fundamentales en la vida del hombre y queda claro además el derecho a que se respete la integridad física, psíquica y moral de cada individuo.
La demanda interpuesta habla además de la responsabilidad penal que, en este caso, debe asumir la Guardia Nacional Bolivariana.
La misma se encuentra establecida en el artículo 139 de la Constitución, que reza: «El ejercicio del poder público acarrea responsabilidad individual por abuso o desviación de poder”. Además, el Código Penal Venezolano establece responsabilidades en todo funcionario público que abusando de sus funciones, ordene o ejecute daños en actos arbitrarios.
El uso desproporcionado de la fuerza pública figura también en el documento que no deja por fuera la inviolabilidad del domicilio, fundamentada en la Constitución venezolana que establece el hogar doméstico y todo recinto privado como imposibles de perpretrar sin orden judicial.
«Que la demanda proceda es difícil, pero no imposible. Es uno de los pasos valientes que estamos dando contra quienes buscan sembrar pánico en niños, jóvenes y adultos”, denunció Pepper, quien dijo que el Estado ha declarado una guerra en contra de los venezolanos que decidieron salir a las calles a mostrar su descontento con el proceso.
«Como sociedad civil nos oponemos al imperio de la barbarie, el terror y el pánico en manos de quienes buscan reprimir a los estudiantes que se encuentran ejerciendo su derecho a la protesta pacífica y constitucional”, dijo el residente de Los Girasoles.
Los habitantes de este edificio afectado y de otros cercanos como Cantarrana, Claudia, Tau y Parque Central, no sólo han sido víctimas de los ataques de la Guardia Nacional Bolivariana.
Ellos tomaron la decisión de organizarse para brindarle asistencia médica a las decenas de heridos que han resultado de los enfrentamientos entre GNB y sociedad civil, conformada en su mayoría por jóvenes de edad universitaria.
Los episodios de sangre se han vuelto comunes en este sector del este de Barquisimeto, donde sus habitantes esperan retomar la tranquilidad.
Un ataque a la psiquis humana
Las consecuencias de los ataques de la GNB a Los Girasoles van más allá de las lesiones físicas o alergias producto del gas lacrimógeno. Sus habitantes se muestran visiblemente preocupados por la situación que enfrentan los niños que allí habitan.
«Los más pequeños sufren ataques de nervios. Hay una niña de tres años de edad, que se altera varias veces al día y le pide a su mamá que la bañe por que viene el ‘plo, plo, plo’ (los disparos) y se enconde bajo la cama”, dijo un habitante de Los Girasoles que decidió resguardar su identidad y aseguró que hay niños recibiendo asistencia psicológica. (Alba Arráez, Diario El Impulso, 25.05.2014)