Los 590 niños que estudian en la escuela bolivariana Pedro Felipe Ledezma, en la Intercomunal de Antímano, están a la expectativa. También lo están las 53 familias (209 personas) que allí viven desde hace más de un mes. Diana Sánchez, coordinadora de la escuela, ha visto como varias de las personas damnificadas han bajado de peso.
«Muchos han dejado de comer, están angustiados por la seguridad de sus hijos en el nuevo refugio. La mayoría de las madres trabaja y dejan a sus niños más pequeños al cuidado de los mayores».
Les preocupa también la continuidad escolar de los pequeños. «Los 99 niños que están en este albergue estudian en Carapita y si nos mandan muy lejos van a perder el año», comenta una de las afectadas.
A esta institución no ha llegado ninguna información oficial sobre el traslado de los damnificados. La misma incertidumbre ronda las aulas del liceo Simón Bolívar en Carapita, que alberga a 183 familias. Aseguran estar alertas. «Las cosas están medio recogidas y hemos hecho algunos arreglos, entre ellos reparar estantería rota, sillas y mesas», dice el coordinador del refugio.
Para los damnificados de Antímano se barajan varias opciones de reubicación. Unos cubículos que se están habilitando en el refugio de Pastas Ronco, un galpón donde se fabricaban partes mecánicas que se expropió el lunes y que ayer unas 20 personas intentaban acondicionar en la 4° calle de Carapa, sector Discomoda (Antímano). Pero algunos también hablan de la base aérea en La Carlota o Fuerte Tiuna.
Ana Karina Álvarez, damnificada de San Agustín del Sur, abandonó ayer junto a otras cien familias, el liceo Andrés Bello, en Parque Carabobo. Dos autobuses de la Escuela Naval de Caracas hicieron el traslado en varios viajes. «Ella no se quiere ir al Sambil Candelaria, dice que ahí ya hay mucha gente y teme por la seguridad de sus cinco hijos, pero no tiene otra opción», cuenta la mamá de Ana Karina. Dixon Pompa, uno de los coordinadores del refugio, explicó que aquellos que quisieron irse a casa de algún familiar o amigo pudieron hacerlo. «No se obligó a nadie a ir al refugio del Sambil Candelaria. Aquellos que optaron por no ir, unas cuatro familias, saben que no pierden su condición de damnificados».
Las cien familias que ayer dejaron el Liceo Andrés Bello van al piso 4 del Sambil y se les prometió el apoyo de un grupo milicianos que se encargarán de custodiarlas. Esto como una manera de dar respuesta a los temores que siente la mayoría por la seguridad de sus hijos.
En el barrio Brisas del Paraíso, la unidad educativa Mario Briceño Iragorri todavía alberga a 59 familias (224 personas). Aunque sin precisiones sobre el día exacto de su traslado, han ido empacando su ropa. Su nuevo refugio será en la sede de la Fundación Hábitat, ubicada en Chacao. Los damnificados de esta escuela solicitan apoyo con agua y medicinas.
El Ministerio de Educación ha prometido realizar un sistema de reubicación para los niños a fin de trasladarlos a escuelas que estén cercanas al refugio que habitan.
06.01.11 Delia Meneses. El Universal