Litbell Díaz, presidente del Idena

En Venezuela, los niños, niñas y adolescentes son sujetos plenos de derechos que gozan de una legislación especialmente diseñada para ellos, la cual, entre sus planteamientos más importantes, les consagra el derecho al buen trato y a una vida libre de violencia.

Familia, comunidad y escuela, principales esferas de participación de la población infantil y adolescente, son los espacios estratégicos en los que el Estado centra sus esfuerzos para procurar las condiciones ideales de crecimiento y desarrollo.

“Programas concebidos con enfoque de derecho allanan el camino para que los más pequeños ejerzan su rol protagónico dentro de la sociedad”, sostiene la presidenta del Instituto Autónomo del Consejo Nacional de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes (Idena), Litbell Díaz Aché.

Este viernes 4 de junio, el mundo conmemora el Día Internacional de los Niños y Niñas Víctimas de Agresión y, en Venezuela, la ocasión es propicia para impulsar el fortalecimiento de la familia como célula fundamental de la sociedad y espacio por excelencia para la formación temprana de las nuevas generaciones, política gubernamental número uno en materia de protección y amparo infantil.

Abordaje integral y seguimiento

Resumir la labor del Estado en atención a los más pequeños pasa por el reconocimiento de que los focos neurálgicos de vulnerabilidad fueron abordados en un primer momento por la Misión Niños y Niñas del Barrio, por medio de diversos mecanismos.

“El Plan Nacional de Inclusión en Familias ha garantizado el derecho a vivir en un hogar a más de 2 mil niños, niñas y adolescentes, bien sea por la vía del reintegro a familia de origen, por medio de la colocación familiar o a través de la adopción”, ilustra Díaz Aché.

En cuanto a los niños en situación de calle, asegura que se trata de un problema “prácticamente superado”, pero reconoce que se mantiene el fenómeno de aquellos jóvenes, entre 15 y 17 años, que pasan el día en las calles aún sin haber sido separados de su medio familiar.

Afirma que se trata mayoritariamente de jóvenes adictos a sustancias psicoactivas y, por ende, vinculados a casos de explotación sexual y laboral.

“La idea es que dejen de ser explotados laboralmente para llevar adelante una iniciativa productiva que los incluya socialmente y les garantice un proyecto de vida transformador de su realidad”, Para ellos está en pleno desarrollo el Plan Especial de Captación de Niños en Calle, el cual, con apenas un mes de ejecución, ha diseñado centros de atención inmediata para la desintoxicación, en primera instancia, y atención ambulatoria para los que egresan, quienes periódicamente son evaluados por un equipo integral.

“Cada adolescente es caracterizado según su condición específica, es desintoxicado y enviado a una comunidad terapéutica. Luego tiene garantizados cuidados ambulatorios y la inserción en programas de incorporación familiar”, detalla.

Asimismo, específicamente para aquellos jóvenes sometidos a explotación laboral, se ha establecido el Programa para la Dignificación de Adolescentes Trabajadores (Prodinat).

“Son jóvenes víctimas de agresión por parte de los patronos, las fuerzas policiales y la sociedad en general que tiende a menospreciarlos, por lo cual hay que dignificarlos integralmente y conducirlos a un proceso de fortalecimiento familiar”, explica.

La idea es que los adolescentes rescatados se agrupen en unidades de propiedad social en las cuales reciben acompañamiento técnico, formación productiva y transferencia de recursos por parte del Ejecutivo Nacional.

Este tipo de programas, de la mano con espacios como los centros comunales de protección integral y las casas de abrigo, forman parte de las estrategias gubernamentales que, en atención al andamiaje jurídico venezolano, garantizan un escenario ejemplarizante en materia de derechos.

“Contamos con toda una estructura para darle al niño, niña o adolescente violentado una respuesta estructural que erradique las razones por las cuales fue agredido”, precisa.

Protegidos de conflictos bélicos

En lo que atañe a la no participación de niños, niñas y adolescentes en conflictos bélicos, Venezuela marcha a la vanguardia, gracias a políticas macro que hoy ponen el acento sobre los pequeños en mayor riesgo de ser vulnerados.

Así lo señala Díaz Aché, e indica que actualmente el Idena trabaja en los toques finales del Protocolo de Atención parta Niños, Niñas y Adolescentes en Situación de Frontera, quienes ven incrementadas las probabilidades de ser víctimas de agresión.

“Es un mecanismo que contempla atención integral en temas sensibles como explotación sexual comercial, explotación laboral y trata de niños que ni siquiera gozan del derecho a la identidad”, precisa.

Asegura que la activación de las siete bases militares en Colombia comporta, entre otras consecuencias, el desplazamiento de niñas, niños y adolescentes que instantáneamente se convierten en blancos fáciles de agresión.

Algo similar se registró en el estado Bolívar, donde pudo detectarse la presencia de niños, niñas y adolescentes vulnerados en sus derechos.

Díaz Aché señala que, tras la iactivación del Plan Caura en el estado Bolívar, dirigido a abortar las operaciones de minería ilegal en las cuencas de los ríos Caura y Caroní, se obtuvo valiosa información acerca de irregularidades de todo tipo, aunque sólo se habló de la devastación del medio ambiente y los ecosistemas violentados.

“Del sector humano y social se dijo poco, pero allí encontramos niños, niñas y adolescentes explotados laboral y sexualmente, viviendo en condiciones infrahumanas”, relata.

Tanto para ellos como para quienes han sido objeto de desplazamiento producto de los convenios militares sucritos entre Estados Unidos y Colombia, va dirigido este protocolo, ideado para la restitución de sus derechos.

Sana distracción

Para eliminar la pobreza y sus consecuencias, entre ellas la violencia que nace en los hogares y se replica en las comunidades, es necesario consolidar el Poder Popular por la vía de la transferencia del poder al pueblo.

Así lo explica Díaz Aché, quien llama a asumir a los niños, niñas y adolescentes como ciudadanos y ciudadanas que forman parte de ese pueblo y, como tal, han adquirido derechos políticos y civiles que les permitan articularse a las diversas formas de organización social y expresar libremente sus ideas.

Especialmente para ellos ha sido diseñado el programa nacional Semilleros de la Patria, con énfasis en 500 parroquias priorizadas, en el que más de 18 mil jóvenes, organizados en brigadas, transforman desde sus comunidades su propia realidad.

El programa nacional Semilleros de la Patria ha sido diseñado con énfasis en 500 parroquias priorizadas en el que más de 18 mil jóvenes, organizados en brigadas, transforman desde sus comunidades su propia realidad.“Hemos abierto espacios para que ese futuro hombre y esa futura mujer, a través de actividades lúdicas, artísticas, culturales y deportivas, modifiquen positivamente sus esquemas de recreación”, señala.

Como parte de esas actividades, actualmente se llevan a cabo festivales de aficionados en todo el país, en los que más de 80 mil niños, niñas y adolescentes de las comunidades demuestran sus talentos en las áreas de danza, poesía, música y pintura.

También, a través de las divisiones estadales del Idena, se organizan las denominadas caimaneras deportivas, en las que desarrollan torneos de fútbol, fútbol sala, kikimbol, baloncesto y volibol, además de actividades por el rescate de los juegos y juguetes tradicionales.

La presidenta del Idena alude, asimismo, a la promoción de actividades en el área de la comunicación popular con el apoyo de los medios alternativos y comunitarios: “Tenemos experiencias de niños, niñas y adolescentes encargados de producir y dirigir programas de radio y de elaborar periódicos estudiantiles”, dice.

Sostiene que estas jornadas recreativas se están llevando a cabo de manera conjunta con 418 escuelas y liceos bolivarianos, con miras a fusionar sano entretenimiento y educación en una sola fórmula que combata efectivamente la violencia hasta erradicarla de todos los escenarios.

Díaz Aché refiere que tales acciones se dan la mano con la reciente aprobación de la Ley de Prohibición de Videojuegos Bélicos y Juguetes Bélicos, una estrategia necesaria en el camino hacia el desarrollo de una cultura de paz, sustentada en valores humanistas y contraria a la violencia.

Comunidad vigilante

Direcciones estadales en cada uno de los estados del país y defensorías educativas son algunos de los canales de denuncia que el Idena ha puesto a disposición de quien detecte un foco de violencia, independientemente del escenario en que éste ocurra y sus características.

También, en el proceso de captación de niños en calle, han sido desplegados puntos de recepción de denuncias en la Gran Caracas que, de acuerdo con Díaz Aché, han resultado efectivos, por lo que prevén replicarlos a escala nacional.

Sin embargo, la comunidad vigilante y contralora del cumplimiento de los derechos de los niños, niñas y adolescentes, constituye la vía más expedita para la resolución de casos de agresión.

Revela que, a través del proceso en curso de adecuación de consejos comunales, se está promoviendo la conformación de comités de protección de niños, niñas y adolescentes.

“La organización social no debe ser sólo para velar por las aceras, los acueductos y la iluminación en el barrio; hay que trascender la parte estructural y atender el lado social”, dice.

Díaz Aché llama a que el Poder Popular sea el principal garante de que las futuras generaciones de relevo crezcan en un ambiente pacífico, armonioso y libre de violencia.

“No tenemos la capacidad para fiscalizar cada hogar ni para ver si los niños tienen o no una pistola de plástico, pero a través de consejos comunales sí podemos fortalecer la vigilancia revolucionaria. En la medida en que transformemos la conciencia erradicaremos toda forma de agresión y promocionaremos una cultura de paz”, puntualizó.

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