El diario español ABC, entrevistó al activista y defensor de Derechos Humanos Marco Antonio Ponce, Director General del Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS), sobre los ataques y episodios de hostigamiento dirigidos en su contra, por el propio presidente de la Asamblea Nacional Diosdado Cabello Rondón. Reproducimos integra la entrevista:

Marco

Marco Antonio Ponce tiene miedo, lo admite. Ser señalado en televisión por Diosdado Cabello, el hombre con más poder en Venezuela tras el presidente Nicolás Maduro, no es algo para tomarse a la ligera.

El presidente de la Asamblea Nacional ha acusado en reiteradas ocasiones a este activista de derechos humanos de conspirar para desestabilizar y derrocar al Gobierno venezolano. Tal ha sido la campaña de hostigamiento chavista hacia el coordinador general del Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OCVS) que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos solicitó formalmente el pasado marzo medidas cautelares de protección para él, aunque sin éxito.

A pesar de las presiones, Ponce está decidido a seguir en Venezuela «trabajando para que no se pierda la democracia», convencido de estar viviendo una fase oscura de transición y de que en un futuro «los venezolanos que tuvieron que irse y los que estamos aquí vamos a reconstruir nuestro país».

El coordinador de esta ONG que desde hace 5 años mide los niveles de conflicto social y protesta en Venezuela conversa vía Skype con ABC desde Caracas, a su vuelta de la Cumbre de las Américas. Sabe que sigue en el punto de mira del chavismo. Antes de partir, Diosdado Cabello aseguró en su programa «Con el mazo dando» que viajaba a Panamá a reunirse con agentes internacionales para conspirar contra Venezuela.

– ¿Ha habido algún cambio desde la petición de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para que se garantizara tu seguridad?

– El Gobierno de Venezuela, hasta el momento, no ha dado ninguna respuesta. La Comisión solicitó unas medidas cautelares de protección al Estado de Venezuela, viendo la gravedad del asunto y las consecuencias que puede tener este hostigamiento del presidente de la Asamblea Nacional. Dio un plazo de diez días para que el Estado respondiera por qué está lleva a cabo esa campaña de seguimiento hacia mi persona, por qué los servicios de inteligencia venezolana me están persiguiendo, por qué me toman una fotografía en el aeropuerto, por qué en un programa de televisión nos ponen a varios activistas de derechos humanos con una mira telescópica como la de los rifles, acusándonos de ser los representantes de la extrema derecha de Venezuela. Hasta la fecha ha hecho caso omiso de la solicitud y Diosdado Cabello continúa señalándome como parte de distintas conspiraciones que según ellos estoy articulando en Venezuela en conjunto con el Gobierno de los Estados Unidos para desestabilizar y derrocar a Nicolás Maduro.

– La CIDH determinó pedir medidas cautelares para usted apenas 24 horas después de que se presentara su caso.

– Les preocupó que cuando fui a finales de marzo a Washington, la inteligencia venezolana que Diosdado Cabello denomina «Patriotas Cooperantes» me tomara una fotografía en el aeropuerto y éste la difundiera a través de la red de medios del Estado, asegurando que viajaba a los Estados Unidos para conspirar contra el Gobierno de Maduro. Él es muy sistemático en eso de señalarnos como parte de conspiraciones aunque, como saben, todas las actividades que se realizan en el marco de la CIDH o de la Organización de los Estados Americanos (OEA) siempre están amparadas por estos organismos internacionales multilaterales, e incluso todas las reuniones son públicas.

– ¿Con qué motivo viajaste a Washington?

– Fui a los periodos de audiencia de la Comisión Interamericana, una reunión que se hace en marzo y noviembre todos los años, para discutir y debatir sobre los avances, los retrocesos y las condiciones en general de los derechos humanos en los países. Hemos ido en reiteradas ocasiones para presentar la situación de las protestas en Venezuela. Nuestros informes incomodan a quienes dirigen el Gobierno venezolano, porque tienen una visión errada de lo que es la defensa de los derechos humanos. Ellos creen que porque nosotros denunciemos o realicemos un planteamiento en cualquier instancia queremos tumbar el Gobierno y es absolutamente falso. Ninguno de nosotros tiene esa intencionalidad. Nuestras actividades pretenden fortalecer la democracia, buscando que el Estado pueda subsanar esa falla y corregir esos errores. Cuando planteamos que en Venezuela hay muchísima conflictividad social y laboral también hacemos propuestas.

El Gobierno de Venezuela -lo era con Hugo Chávez y continúa con Nicolás Maduro con mucha más fuerza- siempre ha visto a las organizaciones sociales como enemigos. Nos califican como enemigos internos, siempre vinculándonos con supuestos planes de conspiración y desestabilización aunque la historia ha demostrado que sus acusaciones se han quedado en discursos. En Venezuela no ha ocurrido ningún golpe de Estado tras los señalamientos que han hecho.

Con su campaña de hostigamiento, buscan poner en riesgo nuestra situación, que tengamos temor para que no ejerzamos nuestra labor como activistas de derechos humanos. Pero nosotros nos mantenemos firmes. Afortunadamente tenemos el apoyo de la comunidad internacional, de la OEA y de la CIDH.

En estos momentos yo estoy en la punta del iceberg por la arremetida que han tenido en mi contra, sin embargo hay un gran número de defensores y organizaciones que están siendo víctimas de esta política de criminalización del Gobierno de Venezuela. Lo más grave de esta campaña es que está impulsada desde las más altas esferas del poder en Venezuela. Diosdado Cabello es uno de los personajes con más poder en este país.

– La persecución contra el Observatorio Venezolano de Conflictividad comenzó en noviembre pasado. ¿Cuál fue el detonante?

– Llevamos mucho tiempo trabajando en el tema de la protesta y la conflictividad social, haciendo reportes mensuales y semestrales que presentamos a nivel nacional e internacional. El 2014 fue el año en el que más protestas se registraron en Venezuela, más de 9.000, y la respuesta del Gobierno venezolano fue una represión salvaje que tuvo como resultado más de 40 personas asesinadas y un altísimo número de heridos. Incluso grupos paramilitares que trabajan vinculados a las fuerzas del estado atacaron a los manifestantes. El Gobierno de Venezuela aseguró que los manifestantes protestaron violentamente y que las fuerzas del orden tuvieron que responder para mantener el orden interno del país, pero nosotros llevamos a cabo una investigación que determinó que de las 9.000 protestas sólo 400, menos del 8%, fueron violentas. Y las protestas que fueron violentas se tornaron violentas cuando la guardia nacional, la policía nacional y los paramilitares atacaron a los manifestantes. Ese discurso oficial quedó sin ningún tipo de asidero. A partir de ahí comenzó esta campaña de persecución por parte de Cabello y de todos los que replican su discurso. Revelamos que era absolutamente falso el argumento del Gobierno.

Como en Venezuela cada vez hay menos medios de comunicación, dimos a conocer esto en espacios internacionales, y por eso el Gobierno busca callarnos y que dejemos de ir a medios internacionales a presentar lo que hacemos. (Mónica Arrizabalaga, Diario ABC de España)

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