En América Latina, la Educación en los Derechos Humanos (EDH) comenzó con y desde los movimientos sociales o de «educación popular»: por la paz, de feministas, trabajadores, ambientalistas, movimientos de derechos de las minorías, entre otros, trabajando con el enfoque de Paulo Freire, el cual promueve que a través del diálogo las personas aprenden y toman conciencia de que son sujetos de derecho y se forman en cómo trabajar por su propia «liberación». Desde esta perspectiva, la Educación en Derechos Humanos se vuelve una educación política. El enfoque de Freire apunta no solamente a proporcionar conocimiento a los oprimidos, sino también a ligar el proceso de aprendizaje con el uso social real del conocimiento como herramienta (empoderamiento) para emprender sus propias luchas reivindicativas. Freire hace de la acción educativa un ámbito de trabajo comunitario, cultural, estratégico para la transformación global de la sociedad.¿Quiénes son y qué hacen?
Generalmente, los promotores y promotoras son personas de la misma comunidad, de distintas edades, ocupaciones; pero con gran espíritu de servicio, respeto hacia la dignidad de las otras personas y deseosas de compartir sus saberes y experiencias. Son personas comprometidas con la eliminación de las injusticias, la discriminación, la violencia y la exclusión. Ahora bien, ser un buen promotor o buena promotora no es fácil. No bastan los conocimientos; se necesita tiempo, dedicación, paciencia y disposición para trabajar con y para el colectivo. Los promotores y promotoras reflexionan con la gente de la comunidad sobre sus problemas, cómo viven, cuáles derechos tienen, cuáles derechos se les respetan y cuáles no, qué deben mejorar. Sólo conociendo colectivamente nuestros problemas podremos encontrarles solución como comunidad. Características de las y los promotores en Derechos Humanos Tras varias reuniones realizadas en Centroamérica con promotores y promotoras comunitarias de derechos humanos, se logró definir su perfil: • Escogieron trabajar, de manera individual u organizada, en la defensa y educación activa de los derechos humanos. • Están preocupadas y comprometidas con la realidad de su localidad, su organización y país. • Son comprensivas y respetuosas de las opiniones de las demás personas. Saben escuchar y aceptar la crítica para mejorar. • Poseen voluntad y compromiso fuerte con su trabajo, ya que son muchos los obstáculos personales e institucionales que enfrentan para realizarlo. • Tienen una gran disposición para aprender y enseñar, para facilitar a otras personas el capacitarse. • Son activas, dinámicas y entusiastas. • Buscan compartir el conocimiento y juntar a otras personas para que, unidas, exijan el respeto a sus derechos y trabajen en la solución de sus problemas. • Tienen habilidad para promover acuerdos y concertaciones ante las diferencias y desacuerdos. • Tienen capacidad para reconocer errores, así como cualidades propias y las de otras personas. • Cumplen con una función multiplicadora, porque crean redes humanas dirigidas a motivar a otras personas para que asuman nuevos hábitos, desarrollen nuevos valores y cambien poco a poco sus actitudes y prácticas. ¿Por qué es importante su trabajo? Porque permite a las y los habitantes de un barrio, municipio o pueblo, conocer sus derechos, saber cómo hacerlos respetar, cómo resolver conflictos pacíficamente y cómo participar democráticamente en las organizaciones y grupos de la comunidad, respetándose mutuamente. “…en la medida en que la persona-colectivo se asume sujeto de derecho tiene elementos y convicciones, no sólo para exigir el respeto de la dignidad humana, sino que también está en condiciones de aportar propuestas y de participar en aras de avanzar hacia una sociedad más justa, equitativa y democrática donde se fortalece una cultura respeto de derechos humanos”. Los promotores y las promotoras educan para lograr que en la comunidad todas las personas, sin importar su sexo, edad, estado civil, etnia, orientación sexual, nacionalidad u opinión política sean tratadas como iguales para que haya libertad, justicia, solidaridad, desarrollo y paz. Pero esta educación tiene que ser participativa, buscando que todas las personas opinen, compartan, analicen y se sientan parte del grupo. Testimonio de una promotora de Derechos humanos Gloria Chaparro es una luchadora social y promotora de derechos humanos en la parroquia Sucre. Considera que una de las cosas más importantes que ha aprendido en su trabajo comunitario es como, a través de los derechos humanos, se puede alcanzar la justicia y como al echarle una mano a la gente le podemos dar las herramientas para que ellos de manera individual o colectiva puedan reclamar sus derechos. Acerca del dilema de si un promotor o promotora nace o se hace, Gloria señala que la parte humana, esas ganas de querer trabajar por los demás, de buscar la justicia, es muy importante en un promotor o promotora de derechos humanos, y con eso se nace; no obstante, hay que formarse y se complementa con la práctica. ¿Cómo podemos ayudar? En tu barrio o urbanización debe haber promotoras y/o promotores y para ayudarlos todos los demás vecinos y vecinas debemos mostrar nuestra mejor disposición y colaboración, de manera de multiplicar sus esfuerzos en pro de la comunidad. Curso de Formación en Derechos Humanos para Comunidades. Red de Apoyo por la Justicia y la Paz. Primera edición, Caracas, marzo de 2006. MODULO I: Educación en Derechos Humanos una exigencia para la exigibilidad y Justiciabilidad de los DESC. PROVEA. Primera edición, Caracas, 2009. ¿Dónde te puedes formar? Si te gusta trabajar por tu comunidad y quieres convertirte en promotor o promotora de derechos humanos, puedes acercarte a la Red de Apoyo por la Justicia y la Paz o llamar a través de nuestros teléfonos para que te informes dónde y cuándo será el próximo curso. |