Según datos difundidos por Haiman El Troudi, en su libro “La Política Económica Bolivariana (PEB) y los dilemas de la transición socialista en Venezuela”, publicado recientemente por Monte Avila Editores, en el año 2009 la economía nacional entró en recesión por segunda vez durante el gobierno bolivariano –la primera fue a mediados del año 2003, después de la paralización de la industria petrolera-.
Según la investigación el déficit neto de oferta se ha compensado con el crecimiento de importaciones, hasta el punto que estas han crecido cerca de doscientos por ciento entre los años 2004 y 2008. Por ello los excesos de demanda que no pueden ser satisfechas con importaciones tienden a propiciar aumento de precios. El sector privado incide en un 67% en el crecimiento, mientras que el sector público lo hace en un 33%. Según El Troudi “El peso del sector de la economía popular-comunal es casi imperceptible”. En el 2007 se destinó el 23,8% de las divisas liquidadas a la importación de bienes de capital; en el 2008, un 19,3%. Ello evidenciaría la menor importancia que presenta la adquisición o reposición de maquinarias o equipos para empujar la producción nacional.
Al realizar un diagnóstico de la capacidad adquisitiva de los trabajadores se compara el índice de remuneraciones al cierre de 2003 con el cierre del 2007, reflejando una mejoría del salario promedio real de 18,83 por ciento. Sin embargo, la persistente espiral inflacionaria pondría en peligro el avance en la mejora de la distribución del ingreso y el salario real de la clase trabajadora.
En el análisis del sector agrícola refleja una disminución de la producción por habitante, comparando el año 2008 con 1998 en los siguientes rubros: cacao, tomate, naranja, quinchoncho, cambur, patilla, mango, sisal, plátano, maní, tabaco y algodón en rama. Aunque en términos absolutos la producción de cabeza de bovinos creció en el período 1998-2008, al considerar el crecimiento poblacional de 1,8 por ciento en promedio, permite observar que la producción por habitante se redujo en 0,4 por ciento en dicho período; de la misma manera, la producción por habitante de caprino en 5,2 por ciento. Por su parte, la producción por habitante de huevos de consumo se redujo en 0,4 por ciento y la de huevos fértiles en 3,4 por ciento.
Por su parte la industria manufacturera y de distribución también refleja señales de desaceleración. La capacidad utilizada de la actividad industrial es de 92,5 por ciento, en muchas actividades no existen señales de planes de inversión orientados a incrementar dicha capacidad. El investigador señala que se observar una tendencia de acentuación del predominio de las importaciones, a contracorriente de la política de sustitución de importaciones que primó en los años sesenta. Desde el punto de vista de la producción nacional, se registra una marcada dependencia, expresada en: a) el aparato productivo estatal se concentra fundamentalmente en la extracción de materias primas, b) existe una muy baja capacidad de producción nacional, c) existe concentración oligopólica de la producción, por cuanto más del 80% del total de la producción nacional la realizan 571 grandes empresas (12%), mientras que 4.254 pequeñas y medianas industrias sólo realizan el 20%. Adicionalmente predomina el empleo de baja calificación: el 81% de la fuerza ocupada está constituido por personas con bajo nivel educativo, en contraste con un alto desempleo profesional en áreas como ingeniería y ciencias básicas donde el 63% realiza actividades distintas a su profesión.
El Troudi sustenta que los 21 trimestres consecutivos de crecimiento económico son consecuencia del empuje del sector terciario –servicios bancarios y de aseguramiento, telecomunicaciones y comercio-, los cuales explican el 42% del crecimiento del PIB durante el año 2008. Según su opinión de continuar con la “huelga de inversiones” del sector privado nacional y el no aumento de la inversión de las empresas públicas y gran-nacionales, se corre el riesgo de que no se amplíe la capacidad productiva del país de bienes transables, con lo cual se pone en riesgo el crecimiento de la economía en el mediano plazo. La inversión pública es insuficiente, por ahora, para sostener la expansión de la economía y con ello la producción de bienes y servicios para la satisfacción de las necesidades de la población. Al no expandirse la economía, agrega, aumentan las posibilidades de deterioro en la Balanza Comercial, y con ello, se cierra el círculo de posibilidades de estimular actividades productivas no petroleras que generen excedentes suficientes para la exportación de bienes no tradicionales. (Resumen Prensa Provea)