Villca Fernández es el Secretario General de la Federación de Centros Universitarios de la Universidad de los Andes. Él, estudia Ciencias Políticas en la universidad andina. No es ésta su primera huelga de hambre. Pero dice que con el gobierno se han agotado todos los recursos, que han hecho todo lo posible para dialogar. «Nos tiene acá la lucha por un presupuesto justo y por la universidad venezolana», responde cuando le inquirimos la razón para estar allí acostado, con mascarilla, pasando hambre en nombre de una causa.
«Estamos exigiendo becas, pagos a preparadores,dotación para el personal médico y odontologico, aumento del 50 por ciento en la dotación de los comedores universitarios». Desde el 2006 afirma Fernández las universidades vienen funcionando con el mismo presupuesto. Un presupuesto reconducido año tras año que para él forma parte de una política para asfixiar a la universidad venezolana.
«La asfixia económica nos está llevando a que las universidades cierren sus puertas», como afirma ha pasado ya con las universidades experiementales: la Unellez y la Francisco de Miranda. Afirma de manera contundente que la suya y de sus compañeros es una «lucha de resistencia y de dignidad por los obreros, los estudiantes, los empleados y profesores de la universidad venezolana». Dice que las universidadades actualmente no cuentan con una estructura física, ni profesoral adecuada y que esto es así porque «el gobierno lo que quiere es crear universidades fantasmas».
Willca Fernández le pide a la sociedad venezolana que se una a la lucha de los estudiantes, poque dice que toda la sociedad es la doliente de las universidades. Y que la lucha debe ser por una: «universidad abierta, en democracia y libertad».
Criminalización de la disidencia
Para Willca Fernández el gobierno tiene una política de criminalización de la disidencia que se expresa en los, según él, más de 1 mil 500 casos de estudiantes que tienen juicios abiertos o en casos como la persecución a Nixón Moreno o la condena que hubo contra el sindicalista Rubén González. «Cuando los gobierno son comunistas o fascistas tienen que ser radicales contra el que piensa distinto», sentencia.