Más allá de la coyuntura política que ha sido motor de protestas -aunque ahora en franco descenso- en los últimos meses, los ciudadanos siguen protestando por causas sociales, y mucho. Al igual que en los últimos años, observamos que dichas protestas son numerosas y siguen sin tener una conexión entre ellas y mucho menos una conducción política que las aglutine.
Si ese era el objetivo de los recientes llamados a calle que se han hecho desde algunos sectores políticos, debemos decir que no se ha cumplido.
La gente -vecinos, trabajadores públicos y privados, pacientes de hospitales, etc- están continuamente en la calle haciendo exigencias o pidiendo explicaciones y respuestas a las autoridades que, inmersos como están en tratar de capear el temporal de las crisis económica y política, no parecen estar poniendo demasiada atención en las demandas ciudadanas.
Círculo vicioso 1
Por ejemplo, el pasado viernes 27 de junio presenciamos una protesta de pacientes del Hospital de Coche, en Caracas, que cerraron la calle quejándose por la escasez de medicinas, insumos médicos y retardos en los turnos quirúrgicos. En el Servicio de Traumatología hay 150 pacientes esperando intervención.
Debemos recordar que en febrero del año pasado, tras una protesta de pacientes y personal del hospital, el gobierno ordenó la intervención de dicho hospital. Hoy se repiten las protestas por las mismas causas.
También en Caracas, a raíz del asesinato de un comerciante en el sector de La Candelaria, los vecinos salieron a protestar durante dos días seguidos. El 1 de julio, día del asesinato, los vecinos pidieron más seguridad. Al siguiente día, volvieron a protestar porque las autoridades no cumplieron su promesa de reforzar la vigilancia en la zona, hecha el día anterior.
En estos dos casos presenciamos, una vez más, un círculo vicioso que hemos visto repetirse en los últimos años: el Estado tiene la obligación, entre otras cosas, de garantizar los derechos a la vida y a la salud. Ante la protesta ciudadana, el gobierno interviene y hace promesas pero las incumple. Los ciudadanos vuelven a salir a la calle a exigir derechos. ¿No puede o no quiere el gobierno romper el ciclo?
Al borde del colapso
En nuestro artículo anterior analizamos la crisis que atraviesan los servicios públicos en nuestro país y a los pocos días fuimos testigos de un apagón que dejó sin electricidad a gran parte del territorio nacional. Incluso hubo localidades enteras con tres días continuos sin luz, y todavía hoy reciben el servicio con intermitencia.
El monitoreo diario realizado por ConflictoVe y los estudios del Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS) destacan que la situación de los servicios públicos están al borde del colapso, generan muchas quejas de la gente y revelan el mal manejo e indolencia de quienes dirigen al país. Este déficit en la gestión púbica afecta a todos los sectores y clases sociales, pero principalmente a los menos favorecidos.
El gas ausente
Otro de los servicios que viene atravesando una crisis desde hace tiempo es el del gas doméstico en bombonas. Son recurrentes las protestas de vecinos denunciando las fallas que muchas veces los obliga a hacer largas colas desde tempranas horas de la madrugada, perseguir a los camiones distribuidores y soportar a los especuladores que hacen de las suyas cuando cobran hasta 10 veces más el valor de una bombona, y que la gente paga para poder tener comida caliente en sus casas.
Vemos con mayor frecuencia cierres de calle con las bombonas vacías, realizados principalmente por mujeres, adultos mayores y niños, sobre todo en las regiones, donde los camiones pasan aproximadamente cada 15 o 20 días.
Círculo vicioso 2
A esta preocupante situación en los servicios públicos se le suman los conflictos laborales que mantienen los trabajadores de Pdvsa Gas Comunal y Corpoelec, que están realizando protestas para exigir la discusión de contratos colectivos y piden además, como en el caso de Corpoelec, mejores condiciones de seguridad laboral.
Es muy probable que la conflictividad en estos sectores afecte, aún más, la distribución de bombonas de gas y el servicio eléctrico. Y como una cosa lleva a la otra, es también probable que las protestas ciudadanas originadas por la deficiencia en los servicios púbicos sigan en aumento.
El gobierno volverá a culpar a los trabajadores por las deficiencias del servicio y volveremos al principio. Estamos en presencia -de nuevo- de un círculo vicioso que solo el gobierno puede cortar. Si quiere o puede.
@MarcoAPonce y @mlhccs