El gobierno es el responsable de corregir las causas de las protestas
Simpatizantes del oficialismo que antes tenían lealtad absoluta, hoy mantienen posturas críticas
La situación social del país está tomando rumbos preocupantes, las consecuencias de la crisis económica y de las medidas que comienza a tomar el gobierno ya se hacen notar en gran número y en todos los sectores, pero principalmente en los populares.
Las protestas en la calle y las asambleas y concentraciones frente a oficinas de gobierno siempre han sido un buen termómetro para medir la simpatía o descontento de la gente con las políticas públicas y desde el segundo semestre del 2013 el aumento de la protesta callejera es constante en todos los sectores del país, con un promedio de 15 diarias.
El gobierno frente a las protestas
Como ya hemos planteado anteriormente en este espacio, al gobierno le ha ido bien con el manejo que ha hecho de muchas de las protestas y conflictos logrando apaciguar algunas, aislar otras, e incluso ha sabido capitalizar el descontento en algunos casos, por ejemplo, el llamado Dakazo a finales del año pasado.
Parte de ese “éxito” lo ha logrado con el apoyo de un conjunto de leyes que limitan o cercenan el ejercicio de los derechos constitucionales, como la libertad de expresión, el derecho a huelga o a la manifestación pacífica. Sin embargo, y a pesar de estas leyes, la gente no deja de protestar.
El desabastecimiento y la escasez de alimentos, productos de higiene personal y medicinas, y la inflación son consecuencia de políticas económicas erradas y se han convertido en un punto clave para el aumento de los conflictos y tensiones.
Pareciera que las estrategias que usa el gobierno para contener las protestas dejan de ser efectivas cuando la realidad impacta al bolsillo, al alimento diario y a la salud. Lejos de disminuir las colas para comprar productos de la cesta básica, vemos con preocupación cómo se mantienen y crece el desabastecimiento de otros rubros.
No hay fronteras ideológicas para la protesta
Los compromisos y lealtades políticas dejan de ser tales cuando la crisis aprieta el cinturón. En las últimas semanas hemos observado cómo sectores que en el pasado expresaban lealtad absoluta a quienes dirigen el país, hoy en día mantienen abiertamente posturas críticas que en otro momento eran impensables. Tanto así, que muchos simpatizantes del oficialismo han comenzado a confrontar más al gobierno.
Un ejemplo de esto lo observamos la semana pasada cuando un grupo de médicos integrales comunitarios del estado Lara se plantó de manera contundente, y como un buen ejemplo de lo que debe ser la exigencia pacífica de derechos, en frente del palacio de Miraflores, en Caracas.
Vale la pena destacar que el palacio de gobierno se encuentra en una de las tantas zonas de seguridad en la que se prohíben protestas y a donde muy pocos manifestantes se atreven a llegar, porque bajo el argumento de violar una zona de seguridad han procesado judicialmente a más de tres mil venezolanos, principalmente campesinos, trabajadores y vecinos.
El mundo laboral protesta
En paralelo vemos que los conflictos laborales no han disminuido. El gobierno, que como siempre trata de ganar tiempo, sigue prometiendo y dando a entender que va a firmar contratos colectivos y pagar pasivos laborales.
Pero lo cierto es que esto no pasa y muchos sectores de trabajadores están exigiendo sus derechos. Un ejemplo claro es lo que pasa con los accionistas “B” de SIDOR. El gobierno lleva mucho tiempo poniendo fecha al pago que se les adeuda, pero incumple constantemente y la protesta estalla.
A pesar del discurso de “avanzada” que manejan desde el gobierno, son numerosas las denuncias sobre afectación a la libertad sindical y criminalización de la huelga. Denuncias que por cierto, fueron llevadas a la OIT por las organizaciones sindicales, en la pasada semana.
Responsabilidad
Lo cierto es que el gobierno tiene la enorme responsabilidad de corregir las causas de los conflictos y de sentarse, si fuera el caso, a negociar con los diferentes sectores que hoy reclaman, todo esto respetando las leyes y los derechos humanos. Con la tensión social que existe hoy por hoy, no parece inteligente postergar y acumular los problemas, mucho menos enfrentarlos de manera inadecuada. Nos preguntamos si estarían dispuestos a cargar con el costo político y social de tales decisiones.
@MarcoAPonce y @mlhccs