Entre el 14 y el 27 de noviembre de 2011 se recolectaron episodios de uso de armas de fuego en las parroquias La Vega y La Pastora del Distrito Capital. El objetivo fue determinar frecuencia, modalidades, consecuencias y apreciaciones frente a la utilización de armas de fuego entre residentes de dichas áreas a través de una encuesta de victimización. La iniciativa es parte del diagnóstico que la Comisión Presidencial para el control de Armas, Municiones y Desarme viene adelantando para proponer una política pública fundada en datos y evidencias confiables sobre este problema social.
En general, las tendencias en ambas parroquias es similar aunque en La Vega el grupo más joven, (hasta 21 años) resulta más implicado en el uso de armas de fuego que en La Pastora, y las diferencias entre los hombres y las mujeres, en cuanto a la victimización, son más marcadas para La Vega que para La Pastora, si bien en ambas más del 80% de las víctimas son varones. La denuncia a la policía se encuentra por debajo de la estimación nacional de la Encuesta Nacional de Victimización de 2009, lo cual puede deberse, al menos en parte, a que en las encuestas parroquiales se contemplaron hechos como disparos al aire y en celebraciones, que probablemente no generan disposición de denuncia como otros eventos de victimización directa. Los hechos donde se utilizan armas de fuego tienden a ser calificados como graves por más del 80% de los encuestados y una proporción equivalente estima como frecuentes los disparos en su área de residencia. La venta, préstamos, cesión o intercambio de armas parecieran ser eventos más bien infrecuentes, aunque esto podría deberse a respuestas inducidas por la falta de información o falsa percepción sobre los mercados ilegales de armas. La percepción del riesgo de heridas o muerte por armas en caso de balas perdidas llega a la cuarta parte de los residentes en ambas parroquias.
Casi 90% de los encuestados consideran riesgoso poseer armas de fuego en el hogar, y la mención de ese riesgo aumenta cuando las armas se portan en sitios públicos. No se observaron diferencias significativas entre hombres y mujeres en cuanto a la disposición a obtener armas de fuego y a desestimar el riesgo que ellas implican, lo cual permite dudar del lugar común de que la cuestión de las armas es fundamentalmente masculina como problema y como solución.
Algunas implicaciones de los datos para la política pública son relevantes. Si bien se atribuye a bandas y conflictos entre ellas el origen fundamental del problema, habría que investigar más qué se entiende por una banda y qué factores específicos asociados al grupo, en cuanto perfil, estabilidad o tamaño, guardan relación con el uso de armas. En cuanto a la prevención, es pertinente la fortaleza que representa la elevada percepción de riesgo por detentación de armas para una política sustentable de desarme, más allá de la desconfianza en la policía. Otra encuesta se adelanta ahora en Catia. Esperamos sus resultados.
21.05.2012 El Universal Luis Gerardo Gabaldón