Día tras día se incrementa la protesta pacífica en el país. Ello simplemente significa que cada vez más la población ejerce el derecho a exigir derechos. En el primer semestre del presente año se produjeron 1.581 protestas, 14% más que las realizadas para ese mismo período en el año 2009, cuando se produjeron 1.380 protestas. De acuerdo al monitoreo realizado hasta septiembre para el segundo semestre se espera un número aún mayor.

Al analizar de manera integral las características de la protesta nos encontramos con aspectos muy interesantes. Las cifras indican que son los pobres quienes han tomando las calles. Los motivos de la protesta están relacionados principalmente a exigencias de carácter laboral y de asuntos vinculados con el derecho a la vivienda y los servicios públicos. La protesta además se ha ido radicalizando.

Ello se explica entre otras situaciones por el incremento considerable de las huelgas de hambre en el país. La huelga de hambre es una forma muy pacífica, pero a su vez muy radical de exigir derechos. Dichas huelgas se han desarrollado tanto de manera individual como colectiva.

Llama la atención de las huelgas realizadas en los dos últimos meses que en ellas hayan participado dos religiosos. El padre José Korta, de 81 años, en solidaridad con las luchas del pueblo indígena Yukpa y la del padre Oscar Freitez, de 76 años, defendiendo su derecho a un trabajo más digno.

El incremento de las huelgas de hambre nos indica que aumenta el desespero de las personas ante la indolencia de las instituciones del Estado para dar respuestas oportunas y adecuadas a los reclamos sociales.

Otra característica de la protesta actual es que se empieza a romper la autocensura que se impusieron muchos sectores laborales simpatizantes del proyecto político gubernamental. Las bases empiezan a presionar y a imponerse a la dirigencia sindical. Durante varios años organizaciones sindicales pro-gobierno han preferido «negociar» antes que protestar porque no quieren «hacerle el juego a los golpistas» y a la derecha. Pero ese discurso de la dirigencia sindical se agota y los trabajadores de base empiezan a desarrollar diversas maneras de presión. Llama la atención la exitosa movilización que realizaron un conjunto de organizaciones sindicales reclamando a la Asamblea Nacional la promulgación de la Ley Orgánica del Trabajo. Son las bases chavistas exigiéndole a los diputados del oficialismo que cumplan con la promesa que realizaron hace cinco años atrás. Pero también se movilizaron recientemente trabajadores de Pdval y de Barrio Adentro. Los 44 trabajadores despedidos del diario VEA conquistaron una resolución del Ministerio del Trabajo que ordena su reenganche.

Finalmente, la creciente criminalización de la protesta no frena la disposición de la gente a defender sus derechos. El pueblo sigue cerrando calles y movilizándose por el derecho al trabajo, a la vivienda, a la salud, a mejores servicios públicos, en fin reclamando que la Constitución se haga realidad.

Marino Alvarado

Fuente: Tal Cual 19.11.2010

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