
Inicia la quimioterapia con las consecuencias que eso conlleva: pérdida de cabello, inflamación, náuseas, vómitos, etc. etc. Afortunadamente el tratamiento es aportado en forma gratuita por el Seguro Social pero se lo colocaba en una clínica donde le cobraban por cada sesión de aplicación 2 mil Bs. gasto que era cubierto por el seguro HCM.
Regresa a su hogar en la isla de Margarita para continuar con la quimioterapia, pero su salud cada día se deteriora más. Una de sus quejas es la falta de atención médica. Añoraba un lugar donde tuviera todos los servicios que demanda un paciente con esta patología, donde le brindaran atención con el humanismo que requiere una persona al sentir que su vida se le escapa.
En medio del desamparo y la desesperanza decide trasladarse de nuevo a Barcelona en busca de una atención integral en la Unidad Oncológica Kleber Ramírez. Pero oh sorpresa…!no contaban con médicos oncólogos!. La razón? “lo que iban a ganar allí en un mes, lo hacen en privado en 2 horas” según comentó otro médico del Hospital Razzeti, para justificar la renuncia de los cinco galenos. Y la salud dónde queda? Será que estos médicos y médicas hicieron el juramento hipocrático?
A esta hora ella se encuentra en casa de familiares, rodeada de su cariño y atención, a la espera de que ocurra el milagro de ver que en su país suceda una verdadera transformación para que el hombre y la mujer que se dediquen al área de la salud tengan como prioridad el bienestar del paciente y se esfuercen por ofrecerle cuidados a su cuerpo, mente y espíritu para brindarles la atención integral que se merecen.
Ya olvidó el sueño de ir a Cuba. Confía en que sus nietos disfruten del beneficio de un servicio de salud humanizado, y que todos nuestros médicos y médicas del futuro cercano trabajen realmente en función del individuo, la familia y la comunidad con amor y compromiso por la Patria.
Por: Sonia Méndez
Fuente ; Aporrea.org. 20.08.11
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